Educación | Congreso
Javier Urra: «Los niños que no tienen amigos los buscan tras las pantallas»
Embajador de la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica y patrono de la Fundación Pequeño Deseo, participa en el congreso ‘Explorando el bienestar mental en la era digital, construyendo mentes saludables’.

Javier Urra, ofreciendo su conferencia ‘Aspectos esenciales de la educación’. | TONI ESCOBAR

Actualmente es psicólogo en excedencia voluntaria de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y de los Juzgados de Menores de Madrid, y aun así su agenda no tiene un hueco. Javier Urra cuenta con una alegría envidiable. Se levanta todos los días entre las cuatro y media y las cinco de la mañana, como ha hecho este sábado, antes de impartir la conferencia ‘Aspectos esenciales de la educación’ durante el congreso educativo ‘Explorando el bienestar mental en la era digital, construyendo mentes saludables’.
Urra responde antes del inicio de su charla que educar en la era digital es como cuando se enseña a un niño que no debe meter los dedos en un enchufe o que se debe cruzar un semáforo mirando a derecha e izquierda: «La educación, en lo esencial, no cambia. La era digital es una evolución como lo fueron el coche o el tren. El mundo siempre está en cambio», afirma.
Horas delante de la pantalla
Urra ha trabajado con jóvenes conflictivos en el Centro Piloto Nacional de Reforma de Cuenca. Fue Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid durante cinco años y, entre muchas otras distinciones, ha sido llamado como experto por el Congreso de los Diputados y el Senado en España. Ha llevado casos de menores delincuentes como el de ‘El Rafita’, implicado en el asesinato de Sandra Palo en 2003, y ‘El Pera’, un niño que empezó a delinquir a edad temprana y a quien se considera actualmente un gran ejemplo de superación.
Con esta trayectoria, la preocupación de Urra en la era digital se centra en los posibles casos de un aspecto muy concreto: «Un chico que busca un tipo de relación sexual, que se mete en páginas de pornografía infantil o que no se siente querido por la sociedad y empieza a generar un recelo. Por esto se mete en una secta donde encuentra un grupo de ‘hermanos’ o en una banda yihadista, porque no tiene una razón para vivir, pero sí una para morir». En estos casos, el psicólogo considera fundamental que los adultos se anticipen a los hechos, que vigilen: «Se debe educar para que un niño o una niña no entren en determinadas páginas», o «preguntarles qué sucede si llegan a casa con una prenda que no es la suya».
«Si yo me pongo el cinturón de seguridad en el coche no es porque quiera tener un accidente, sino para que se minimicen los daños si lo tengo», insiste. Además de prevenir, Urra destaca la importancia de educar bien: «No se puede educar yendo de putas, consumiendo cocaína, no pagando a Hacienda o saltándose un stop». En ese caso, apunta que diría: «Su hija tiene la desgracia de tenerle a usted como padre». Por esta razón insiste: «Hay que hacer las cosas bien y tener auctoritas [capacidad moral para emitir una opinión cualificada sobre una decisión]».
En esta línea, educar bien va de la mano con que se eduque en la naturaleza: «Si metes a tu hijo en deporte, el chico verá pantallas, pero menos. Si le metes en un campamento o a ayudar a personas que tienen dificultades, se estará haciendo social». Es importante «que salgan, que vivan... Porque los niños que no tienen amigos se conectan y buscan amigos o entretenimiento en el espacio de las pantallas».
El efecto de hablar y sonreír
Para Urra, educar también «es hablar de sentirse concernido». Menciona, por ejemplo, el término que hace referencia a los niños y adolescentes migrantes, Menores Extranjeros No Acompañados (MENA): «No les pongamos esas etiquetas. Que los jóvenes se pregunten qué derechos tienen, cómo se procede con ellos...», indica. Del mismo modo, da importancia al hablar e invitar a los niños y niñas a hacerse pregunta: «Hay que escuchar a los jóvenes. Si dicen que algo es una tontería hay que decírselo, y cuando dicen cosas muy sensatas, hay que aprovechar y aprender de ellos», apunta el ponente.
Urra ha tenido y tiene un compromiso constante con la protección y rehabilitación de menores en situación de riesgo y afirma que él y su equipo han conseguido «sacar adelante un 80% de los casos más terribles de este país». Esto lo ha conseguido cambiándoles cognitivamente: «Puede ser un chaval que ha hecho algo terrible pero que mañana puede estar en Cruz Roja, salvando a personas en el mar, y eso ocurre porque le hemos dado una razón de ser», afirma.
Igual que en estas circunstancias, Urra considera que, en general, la sociedad tiene que cambiar su parecer sobre los jóvenes: «Hay poca ilusión, poca esperanza. Les decimos a los jóvenes que van a salir peor que sus padres. Que se olviden de comprar un piso, que ya veremos lo de alquilarlo... Si tienen pareja, que se romperá...». El ponente también critica que tras el paso de la dana por Valencia, hubiera personas que se sorprendiesen de que los jóvenes ayudasen: «Yo me quedo perplejo de que la gente se quede perpleja», apunta, porque sabe que «los jóvenes ayudan».
Al final no se trata sólo de la ayuda, sino también de aquellas cuestiones que distinguen a los humanos de lo digital: «La creatividad, la culpabilidad, la conciencia [...] La nostalgia, la capacidad de anticipar... Todo esto es genial y esto es educar en la era digital», concluye.
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