La recuperación ‘in extremis’ del ‘Coral’, un ‘llaüt’ histórico de Ibiza
José Luis Torres, uno de los últimos ‘mestres d’aixa', está a punto de finalizar uno de los trabajos que más le han motivado en su vida

La recuperación ‘in extremis’ del ‘Coral’, un ‘llaüt’ histórico de Ibiza / Vicent Marí

¿Se puede tener síndrome de abstinencia de la mar? Toni Torres añora tanto navegar que parece confirmar la hipótesis. No es que haya dejado de lado los barcos, ya que se dedica a la pesca profesional y faena 146 días al año como patrón del ‘Cap Vermell’, una de las dos únicas barques de bou que quedan en activo en Ibiza. Así y todo, no ve el momento de volver a embarcarse en el ‘Coral’, el llaüt que forma parte inseparable de su vida desde su adolescencia y que lleva un año y medio en reparación.
No ha sido tarea fácil para él, dada la complejidad que supone una restauración integral de un barco de madera de 91 años que, además, se encontraba en un estado más crítico del que imaginaban. «Cuando empecé a desmontarlo y a quitar maderas podridas de arriba, vi que las de abajo estaban aún peor. Así que le comenté a Toni que, quizás, prefería llevarlo al desguace. Se negó en rotundo. Me dijo que era su llaüt y que lo quería arreglar», recuerda el mestre d’aixa (carpintero de ribera) José Luis Torres, de la náutica Seni.

Detalle del 'llaüt', al incio del proceso de restauración. / D.I.
«Ese vínculo emocional de una persona joven con su barco hizo que me implicara más que nunca», añade. Así fue cómo el ‘Coral’ acabó uniendo a dos generaciones de enamorados de la mar. Ambos representan dos oficios tradicionales, e inherentes a la idiosincrasia de la isla, que se encuentran en horas bajas.
Los orígenes
«El ‘Coral’ es como una droga para mí», confiesa sin tapujos Toni. «Si tengo una hora libre, me embarco con él a pescar, aunque acabe de llegar de trabajar con el ‘Cap Vermell’», incide. Cabe tener en cuenta que sus jornadas de trabajo son de 13 o 14 horas y que él, como patrón, no puede echarse ninguna cabezadita.
«Y ahora, cuando esté restaurado, seguro que saldrá aún más con el llaüt », bromea su novia, Marga, que lo ha acompañado para comprobar los detalles finales que le quedan. Si no surgen imprevistos, en una o dos semanas el ‘Coral’ volverá a navegar.

José Luis Torres, a la izquierda, y Toni Torres, junto al 'Coral'. / Vicent Marí
Toni, de 40 años, empezó como pescador profesional a los 16 años, nada más llegar a la edad legal. Su vinculación con la mar le viene de nacimiento. Aunque su padre trabajaba de carnicero, tiene un varadero en es Codolar, donde pasaban buena parte del tiempo libre en su infancia. «Siempre salía a pescar en el bote con mi abuelo o, por las tardes, con mi padre a fer es calamars. De hecho, mi madre contaba el otro día que, de pequeño, me ataba un barco de juguete, le colgaba cuatro cuerdas y me imaginaba que era un pescador», detalla.
Con 17 años, se rompió el motor del bote de su familia, el ‘Fita’, y se animó a buscar alguna embarcación para comprar, ayudado por su padre. Buscaban por el Club Náutico de Ibiza cuando Toni se quedó prendado de un llaüt. «No se veían los números del letrero que anunciaba que estaba a la venta, de tan gastado que estaba por el sol», evoca.
Su padre trató de convencerlo para optar por alguna opción más económica, pero no hubo manera. Por suerte, el ‘Coral’ era de otro carnicero conocido, Joan Cardona Clapés, que ya no podía darle uso, así que llegaron a un acuerdo satisfactorio.
Este llaüt se botó en Mallorca en 1934 y se usaba como remolcador en Porto Colom, hasta que Cardona se hizo con él y lo trajo a Ibiza para disfrutar de su afición por la navegación.
El ‘mestre d’aixa’
El ‘Coral’ tiene una eslora de 8,20 metros y una manga de 2,60. Para José Luis es toda una joya por su valor patrimonial y le ha permitido poner a prueba toda su creatividad. «Trabajar de mestre d’aixa me llena por completo. Vengo aquí, me pongo música y a trabajar con el barco. Desconecto completamente, hasta que me llama mi mujer y me recuerda que tengo que regresar a casa», bromea.
Al contrario que Toni, su vocación por el mar no le acompaña desde su infancia. Él estudiaba Formación Profesional, en la especialidad de Electrónica, cuando participó en una excursión con el ‘Rafael Verdera’, una goleta de 1841. Se enamoró tanto del barco que se ofreció a trabajar en él.
Llevaba poco tiempo como marinero cuando el armador se dio cuenta de que el ‘Rafael Verdera’ necesitaba una reparación. No encontraba mestre d’aixa y José Luis se acordó de uno: Joan d’en Lluc, que había sido su maestro de instrumentos tradicionales en Jesús. Le hizo de ayudante y, poco a poco, fue aprendiendo el oficio, tanto de la mano de Joan como, sobre todo, de su hermano Vicent d’en Lluc. Hasta que a los 23 años ya empezó a trabajar por su cuenta como carpintero de ribera.
Ahora, combina esta labor con su empleo como patrón del remolcador del puerto de Ibiza. Por ello, y como también iba haciendo faenas para otros clientes, ha invertido un año y medio en poner a punto el ‘Coral’. Ha renovado el barco por completo, reponiendo un sinfín de maderas.

Restauración de la barca. / D.I.
Hay un detalle que ejemplifica la meticulosidad de su trabajo: «Todos los metales del barco se han restaurado. Se podrían haber comprado unos ojos de buey nuevos o el resto de elementos, pero se han pulido todos y se les ha dado un tratamiento protector». También ha conseguido ganar una cabina más amplia y cómoda, ya que estos llaüts antiguos «solían tener unas literas muy estrechas y unos armarios muy desaprovechados». Ahora, se puede colocar un sofá ancho entre las dos literas, de manera que hay espacio para que duerman cuatro personas.
El empeño
«Ahora ya no lo usaré solo para pescar, sino también para navegar y viajar por placer con la familia», asegura Toni. Al menos, así se lo promete a Marga. Hasta el momento, solo había dado una vez la vuelta a Ibiza con el ‘Coral’, porque «tampoco estaba en condiciones de hacer salidas largas», precisa.
Aunque arda en deseos de que su llaüt vuelva al mar, no se atreve a ver cómo se traslada desde la Náutica Seni. «Lo paso muy mal. Cuando se lo llevó José Luis para repararlo, le dije que no me avisara, que lo sacara cuando quisiera», confiesa.

'El Coral', durante su traslado para repararse hace un año y medio. / D.I.
«Ha estado un año y medio sin dormir, enviándome Whatsapps cada día», apostilla el mestre d’aixa. José Luis valora aún más el empeño de su cliente por el hecho de que ha afrontado la restauración de este bien patrimonial sin recibir ayuda ninguna institucional. Pese a que el Consell ha dado subvenciones para recuperar embarcaciones tradicionales, «solo se conceden a las que tienen vela latina». «Es una tontería, porque muchas barcas de toda la vila tienen otro tipo de vela. El ‘Coral’ tampoco se ha incluido en el inventario de barcas tradicionales», se resignan.
Suscríbete para seguir leyendo
- Desalojo en Ibiza: «Paquita me debe 12.000 euros y no me voy hasta que pague»
- Paquita 'Marsan' desokupa con una empresa a extrabajadores que le reclaman deudas
- Desalojan a una treintena de personas de un complejo turístico abandonado en Ibiza
- Inquietud vecinal en ses Figueretes «Después de 40 años viviendo en el barrio me planteo irme»
- Las reservas hídricas subterráneas de Ibiza están en cifras similares a las de la sequía de 2016
- Los tribunales rechazan indemnizar a Matutes con casi 36 millones por Platja d’en Bossa
- Los mejores planes para el fin de semana de Ibiza y Formentera
- La borrasca Martinho pone en alerta a Ibiza