Familias
Programa 'Escola de famílies' de Ibiza: «No existe educación parental que no sea sacrificada»
El programa ‘Escola de famílies’ que organiza la concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Ibiza celebra desde este lunes una nueva edición. Hasta este miércoles se impartirá el taller ‘Parentalidad positiva’, de 16 a 18 horas, en el Casal d’ Igualtat, que está dirigido a familias con hijos de entre tres y nueve años.

Primera sesión del programa ‘Escola de famílies’en el Casal d’Igualtat, que se repetirá este martes y miércoles de 16 a 18 horas. / Marcelo Sastre
«¿Antes de ser padres o madres pensábais que la parentalidad era lo que veis ahora?», pregunta Iván Castro, educador social que trabaja en el área de Servicios Sociales y Familia del Ayuntamiento de Ibiza. Sus oyentes, cuatro madres y un padre, con hijos de entre tres y nueve años, esperan unos minutos en silencio antes de que sus respuestas coincidan en que la parentalidad es «más dura» o «más complicada» de lo que pensaban. Todos ellos participan en el curso ‘Parentalidad positiva’ que arranca este lunes y que continuará hoy y mañana en el Casal d’Igualtat, de 16 a 18 horas. Estos talleres cuentan con servicio de acogida y se enmarcan en el programa ‘Escola de famílies’ de la concejalía de Bienestar Social de Vila. Su objetivo es «acompañar a las familias en los procesos educativos de los hijos», detalla Castro.
Por este motivo, «el formato de este año tiene dos partes. Una [la que empieza este lunes] para familias con hijos de tres a nueve años, que es más inicial, y otra enfocada a padres de adolescentes, de nueve a catorce años», explica Castro, sobre la sesión que se llevará a cabo entre el 17 y el 19 de febrero.
Educar en positivo
Durante éstas, el educador tiene previsto tratar cuestiones como la dificultad de gestionar a un adolescente que está buscando su identidad o la adicción a las pantallas, mientras que en este primer curso se centra en cuestiones como poner normas y límites a los pequeños, la relación emocional dentro de la familia o los beneficios de la parentalidad positiva, una estrategia educativa que fomenta las capacidades y habilidades de las madres y los padres, y en la que se centra este lunes.
Para ello, Castro se dirige a los padres tras esa primera pregunta que ha planteado: «Cuando llega el bebé todo es positivo, pero hay momentos de frustración porque el bebé llora, no duerme, no mama... Y es todo una incertidumbre [...] Asumamos que la parentalidad conlleva emociones positivas y negativas. Tiene varias facetas. Por lo que atendamos primero a nuestras emociones y luego a las suyas», invita.
El propósito de Castro es dar a entender a sus espectadores que nadie nace sabiendo ser padre o madre y que reconocer las propias emociones es el primer paso de la parentalidad positiva.
«Quienes no tenemos pareja, además, tenemos una carga permanente porque no podemos delegar en otro para tener un respiro», lamenta Castro, para destacar la importancia de buscar momentos de desconexión. «Un padre o madre que va sobrecargado a veces descarga delante de los pequeños o con ellos, por lo que hay que buscar otros espacios, porque la carga de trabajo existe», señala.
De esto son conscientes al menos tres de los presentes, que viven solos con sus pequeños y que consideran este preciso momento, el de la realización del curso, el único que tienen de «respiro» durante este día.
Esto da paso a otro punto importante de la parentalidad positiva: Dotar a los hijos de autonomía. Para hablar de ella, Castro dibuja en una pizarra lo que llama: «la Teoría X».
La autonomía de los hijos
Ésta explica que cuando los hijos lleguen a los 12 años debería disminuir la carga física que conlleva ser padres, porque si no la carga mental irá aumentando. Para conseguirlo, recomienda: «En el momento en el que vuestros hijos empiecen a aprender, hay que hacer que sean lo más autónomos posibles, porque eso reducirá esfuerzos y evitará que se tenga que luchar mentalmente cuando sean adolescentes [...] Empezad a cultivar la autonomía de vuestros hijos porque éste es un concepto de salud para vosotros», indica el educador, que también entiende que aparezcan miedos al respecto, como a la hora de dejar a un niño de diez años ir sólo al fútbol, pero insiste: «Hay estudios que además señalan que la hiperprotección apunta incapacidad».
En esta línea, Castro habla también de que se debe premiar el buen comportamiento «porque parece que se da más atención al malo, como pasa en el proceso de las rabietas de los niños», indica. Precisamente, por éste pasan ahora los hijos de algunos de los presentes, que lamentan que cuando las rabietas se dan en lugares públicos «parece que todo el mundo» les mira. Esto lleva a Castro a presentar el último mantra de la parentalidad positiva: «La conducta de mis hijos no sólo depende de mí», comenta, y anima: «Una rabieta es símbolo de control educativo». «No existe educación que no sea sacrificada».
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