Mascotas

Adopciones en Sa Coma: "Más que animales de compañía, son como hijos"

El centro de protección animal registró 133 adopciones en 2024. Yume es la última afortunada: este lunes una familia adoptó a esta husky de cuatro años

Sus nuevos dueños destacan que tomar esta decisión no es cualquier cosa: hay que estar seguro y poder pasar tiempo con estos peludos

Los nuevos padres de Yume la recogen en Sa Coma.

Toni Escandell Tur

Toni Escandell Tur

Toni Escandell Tur

Ibiza

Adoptar un animal no es cualquier cosa y eso es lo que tratan de transmitir cada día los trabajadores del centro de protección de Sa Coma a quienes se acercan en busca de una nueva mascota. Antes de tomar la decisión, hay que preguntarse varias cosas: «¿Tengo el espacio adecuado para el tipo de perro que estoy adoptando?, ¿puedo dedicarle horas?, ¿si estará en un piso, tendré tiempo para sacar a pasear al perro o perra y pasar tiempo juntos? ¿y si vive en una finca? Porque igualmente tienen que andar y socializar». Así lo resumen Marina Torres y Jakub Honetschläger, que este lunes por la mañana han venido a recoger a Yume, una husky de cuatro años, a Sa Coma.

Yume contará en su nueva casa con la compañía felina de Momo y también con dos hermanos de su misma especie: Leia, un border collie de año y medio; y Baloo, mezcla de bretón y spaniel, que también salió de este centro de protección animal. El 1 de febrero este exinquilino de Sa Coma cumplirá 13 años. Para Félix (11 años) y Adriana (8), los pequeños de la casa, todos estos animales son como sus hermanos, cuenta Marina.

«Mi hija tiene una conexión muy especial con los perros y siempre dice que de mayor quiere ser veterinaria o educadora canina. Nosotros no tuvimos animales cuando éramos pequeños, pero creo que es fundamental y lo noto mucho en cómo se han criado mis hijos, porque tienen que asumir responsabilidades y también participan en los cuidados y los paseos», en palabras de la nueva madre de Yume. Ella y su pareja tuvieron al primer gato en un piso, pero la cosa fue a más cuando se mudaron a la casa en la que viven actualmente, cerca del bosque y de la playa, donde han creado su propia arca de Noé, bromean.

Cuidados en común

Ahora, con la finca en la que están pueden desarrollar ese cariño que sintieron siempre por los animales y así tratan de transmitírselo a sus hijos, añade Marina minutos después de abrazar, ella y su pareja, a Yume, que busca los mimos de sus nuevos dueños mientras mueve la cola y también parece pedir jugar o pasear, visiblemente contenta. Este paseo no tiene billete de vuelta y tal vez lo intuye. Sara Segovia, operario municipal, le ha entregado varios papeles a la pareja: el cambio de titularidad del chip, un compromiso de adopción que deben firmar y la cartilla sanitaria.

No es la primera vez que conocen a Yume. Y es que una de las claves del proceso de adopción es precisamente que hay que conocer antes al animal e incluso pasar un buen rato con él para ver cómo se desarrolla esa relación perro-humano o gato-humano. Para estas primeras citas la concejalía de Protección Animal habilitó durante esta legislatura una especie de patio-jardín al aire libre pero cerrado, un espacio que estaba «lleno de suciedad» y en el que ahora los perros pueden conocer a sus potenciales dueños o simplemente disfrutar del momento. Y es que en el interior de Sa Coma están en un espacio más pequeño y durante los paseos con voluntarios o trabajadores van con correa, pero en este patio pueden jugar y andar libremente, explica el edil responsable, Manuel Jiménez. «Yume ha podido pasar ya tiempo con nuestros otros perros», explica Marina, a modo de tanteo y de proceso de adaptación. Yume ha estado poco tiempo en Sa Coma, donde llegó el día 9 de este mismo mes, después de que su anterior dueño lo entregase. Por circunstancias personales, esta persona no podía continuar haciéndose cargo de la perra en su casa, señala Jiménez.

El edil destaca que «lo bonito y lo triste» de la rapidísima adopción de Yume («lo que buscamos es que los animales no se tiren años en Sa Coma») es que no suele ser tan fácil con los perros potencialmente peligrosos (PPP). Una etiqueta que, subraya Jiménez, no quiere decir que efectivamente estos animales sean peligrosos: «Los PPP son perros que, por su raza, fuerza y demás, están definidos así, pero no quiere decir que sean peligrosos ni malos». En cuanto a los voluntarios, no todos tienen el permiso necesario para pasear a uno del grupo PPP, que, sin embargo, constituye la clara mayoría de los perros que viven en Sa Coma. «Como el 90% son PPP, durante la inscripción como voluntarios en la web del Ayuntamiento animamos a las personas a que se saquen la licencia para pasear a los PPP». Hace falta sacarse un seguro, pasar un psicotécnico y pagar la tasa municipal.

Julia Carmona Martín, auxiliar de veterinaria, explica que en total hay 1.400 voluntarios dados de alta, pero que los activos son alrededor de 20 «y no todos vienen a Sa Coma el mismo día».

Por otro lado, el edil recuerda que se eliminó la tasa de adopción y que se duplicó la de rechazo, pasando de los 40 a los 80 euros. También comenta que hay personas que viven de alquiler que, al mudarse, entregan a su animal. Hay hogares donde no se permite la entrada de mascotas. La vivienda, por tanto, es también una cuestión importante para el bienestar animal. Por otro lado, todos los que entrega Sa Coma lo hacen ya castrados y con las vacunas al día. Muchos tienen pasados difíciles, a veces de situaciones de maltrato, con traumas de por medio, y en Sa Coma preparan a estas mascotas para que puedan volver a vivir en un hogar. «Con el tiempo se van curando. Estos animales necesitan amor, y si se lo das, te lo devuelven», en palabras del concejal.

133 adopciones en 2024

Actualmente en Sa Coma hay 52 perros y 36 gatos, aproximadamente, ya que la cifra va variando. El año pasado en este centro de protección animal se adoptaron un total de 133 animales, detalla Jiménez. Con el paso de los años el número de entradas ha ido disminuyendo drásticamente, confirma Miguel Quiñones, veterinario del centro. Seguramente «por una mayor concienciación en cuanto al bienestar animal»: «Hay mucho menos abandonado y menos animales vagabundos (...) Por otro lado, casi todos los que tenemos aquí son adultos de razas grandes que requieren de licencia. Es muy raro que entren cachorros y perros de raza pequeña. Los gatos se adoptan con mucha más facilidad. En primavera y verano hay mucha llegada de cachorros y la gente se los lleva más. Tenemos perros que son residentes de larga estancia».

Firu y Enrico

Enrico Lugheri juega en el patio con Firu, que tiene unos ocho meses y un pelo negro precioso. Este lunes ha enamorado a más de un visitante a Sa Coma. Enrico quiere adoptarla, pero primero tiene que hablarlo con su pareja y que ella también pase por Sa Coma para conocerla.

Por si acaso, pocos minutos después, él ya formaliza una reserva de la perra. Enrico ya ha tenido varios perros y gatos. Su último perro falleció el año pasado: «He esperado un año para pensármelo bien, porque te dan mucho durante su vida, pero cuando se van se pasa muy mal». Poco después llegan Cristina Vila Muro y David Ruiz Castro, que son pareja, en busca de un nuevo perro en su hogar: «Tenemos un perro de 12 años y una conejita. Los dos siempre hemos vivido con animales, han sido importantes en casa. Creo que nosotros hemos dado pie a que, más que animales de compañía, sean como hijos de la familia».

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