Una enferma de cáncer de Ibiza denuncia que recibió una atención "de chiste" en Urgencias

Una paciente de Oncología presenta una queja por la atención que ha recibido en el servicio de Urgencias de Can Misses. Se presentó con un déficit grave de calcio y magnesio y asegura que tardaron ocho horas en suministrarle lo que necesitaba, pese a llevar el informe de su oncólogo.

Ambulancia frente a la entrada del servicio de Urgencias del Hospital Can Misses.

Ambulancia frente a la entrada del servicio de Urgencias del Hospital Can Misses. / Vicent Marí

David Ventura

David Ventura

Ir de urgencia al hospital nunca es una experiencia agradable, pero hay ocasiones en que resulta especialmente penoso. El pasado día 7 de enero la paciente de Oncología con iniciales M.N.R. tuvo que dirigirse al Hospital de Can Misses después de que los resultados de una analítica indicaran que tenía unos niveles muy bajos de calcio y magnesio. «Llegamos a las 15.30 horas, aportando el informe [de Oncología]», señala en la reclamación que ha interpuesto en el Servicio de Atención al Usuario del Área de Salud. Sin embargo, asegura que no le suministraron la primera bolsa de calcio hasta ocho horas más tarde, a las 23.30.

«Veníamos derivados de Oncología con un papel en el que se pedía que a esta paciente la tienen que ingresar», explica Ángel Cano, compañero de M.N.R.: «Nos encontramos con que no habían camas libres. De acuerdo, esto lo puedo entender. Pero esta paciente viene con unos papeles que dejan muy claro que le tienen que inyectar calcio y magnesio con urgencia. Los sanitarios tenían esos papeles. No entiendo que la tuvieran allá ocho horas sin darle nada».

M.N.R. es una mujer que desde hace diez años convive con un cáncer de tiroides que se encuentra en el estadio IV. En el informe de alta de hospitalización, se confirma que la analítica presentava una falta de calcio y magnesio «severo», además de una «leve astenia y aumento de parestesias habituales» (la parestesia es una desagradable sensación de hormigueos y malestar).

Ocho horas de espera

«Si no hay cama, mira, nos conformamos», se queja Ángel Cano, «si con una silla es suficiente. Que la sienten, le pongan su calcio con un gotero, que vayan controlando la bolsa y ya está. Pero la tuvieron ocho horas sin darle nada».

Cano muestra su estupefacción por el hecho de que los sanitarios de Urgencias tardaran tanto en atenderla, «cuando veníamos con el informe de Oncología», y denuncia la falta de empatía de quienes les atendieron: «Los sanitarios podían haber puesto algo más de su parte, ser un poco más humildes. Venimos de Oncología, es un caso delicado, qué te cuesta darle el tratamiento nada más llegar».

La noche en Urgencias de Can Misses fue larga. Según la queja presentada al Servicio de Atención al Usuario, entre las 23.30 horas y las 5.30 horas de la madrugada, a M.N.R. le suministraron cuatro bolsas de 250 miligramos de calcio y magnesio, pero asegura que nadie le dio ni de comer ni beber, ni tampoco fue visitada por un médico. «No le preguntaron si quería agua, algo de comer, nada. Ni comió, ni le dieron nada. Yo salí un momento y le traje un Cacaolat», comenta Ángel Cano, «la verdad es que la sensación de abandono era total».

Un aspecto que le solivianta especialmente, es que mientras esperaban que les atendieran, asegura que podían escuchar la algarabía procedente de la sala de descanso de los sanitarios. «Había cinco tíos hablando ahí, en la habitación contigua, charlando en voz alta y haciendo bromas. Era agobiante. No te atienden y encima tener que escucharles dando voces».

Finalmente, a las 6.30 horas de la mañana siguiente, a la paciente le realizaron una analítica y fue dada de alta a las 13.30 horas, citándola al Hospital de Día dos días más tarde para un análisis urgente.

«En total, estuvo 22 horas sin tomar su medicación, la pastilla de tiroides, la pastilla de la tensión, ni los parches de morfina, una medicación que es esencial para ella y que toma diariamente y nadie se preocupó por ello. Lo peor es que estuvo todo este tiempo sin que nadie pasara a preguntarle cómo se encontraba. 22 horas sin que nadie nos diera ni una sola explicación», asegura Cano, quien señala que tuvieron una atención «de chiste». «Estamos muy indignados», resume.

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