Fitur | Presentación en Madrid del mural de la calle Santa Agnès
100 colores y 20 días para transformar el West con los colores de Okuda
En el luminoso y colorido corazón creativo de este artista, se presentó ayer ante numerosos medios nacionales su proyecto para revitalizar el casco histórico Sant Antoni

Presentación en Fitur del mural de Okuda en Sant Antoni / José Miguel L. Romero
A orillas de la ribera del Manzanares, en la esquina con un paso peatonal próximo a la calle Eugeio Caxes que va a parar a la larga calle Antonio López, Okuda plasmó hace un lustro una de sus mayores obras, ‘El beso multicolor’. Mayores por lo gigante que era. Ocupaba las seis plantas, de arriba abajo, de la fachada de un edificio. En principio era una pintura efímera, pues algún día, pegado a ella y sobre un solar acotado con vallas metálicas, se construiría otro inmueble. Pero mientras tanto, este colorido mural hacía su función: mejorar la imagen de un muro feo en un barrio feo.
Como en todas sus obras, no faltaban los colores ni las figuras geométricas, cuya composición, en este caso, recreaba las figuras de dos mujeres enlazadas en un beso y las de un gato a sus pies y un pájaro posado en la pierna de una de ellas. El autor plantó su firma a la izquierda de la base del mural. Viéndolo, uno se podía hacer una idea (pero en vertical) de cómo será el acabado de lo que pintará en la calle Santa Agnès del West de Sant Antoni. Pero ese mural ya no existe. Un buen día fue tapado con pintura blanca, para desconsuelo de Okuda: "Se cubrió sin permiso; era un valor para la ciudad", comentaba apesadumbrado a este redactor.
A siete minutos andando (500 metros) de esa efímera obra enorme, en la calle Carmen Bruguera (en pleno barrio de Usera), se encuentra su estudio, Factory of Dreams, un oasis creativo en una barriada de urbanismo extremadamente rudo y brutalista cuya identidad poco tiene ya que ver con la de hace medio siglo: en esa calle ya ha desaparecido la fuente pública de agua potable en la que se refrescaban los chavales tras sus juegos; la antigua churrería es ahora una diminuta hamburguesería y donde antes había una higuera (de ricos frutos) ahora se alza un edificio moderno.

El artista saluda al presidente del Consell, al concejal Miguel Tur y al edil de Turismo de Vila Rubén Sousa. / J.M.L.R.
En el luminoso y colorido corazón creativo de este artista, se presentó ayer ante numerosos medios nacionales su proyecto para revitalizar el casco histórico Sant Antoni, un mural de un millar de metros cuadrados pintado en el pavimento con el que se intenta convertir la calle Santa Agnès en un gran activo turístico.
Horas antes, en el aeropuerto,el edil de Turismo de Sant Antoni, Miguel Tur contaba (a este redactor y a todo el que se le aproximara) maravillas de cómo esta obra logrará el milagro de convertir el West en un lugar visitable los 365 días del año. Eso y el ‘tirachinas’ y el ‘velero’, otras dos obras que el alcalde, Marcos Serra, está empeñado en plantar en el municipio. Tur deja por sentado que son conscientes de que será una obra efímerea, es decir, que desaparecerá o se deteriorará transcurrido un determinado lapso de tiempo. Aun así cree que merece la pena la inversión en este "parto largo" (porque llevan tres años gestándolo), pues servirá de reclamo turístico. Ese deterioro, pese a las capas de resina (que en este caso más densa de lo habitual), es inevitable, tanto por el tránsito de personas como por el tipo de turista que suele visitar la zona de noche. Pero lo que más teme Tur son "los chicles", más que nada por cómo se eliminan y el peligro de que, al rascarlos, el operario de turno se lleve consigo parte del mural, que aunque sea pequeña, por acumulación puede tener un resultado devastador.

Dos obras (una usando un Porsche) delante de su estudio. / J.M.L.R.
Tres semanas
Okuda calcula que tardará unos 20 días en completar esa magna obra. Dependerá de muchos factores. Por ejemplo, "si llueve", y del "comportamiento de la pintura" que emplee en los 160 metros de calle. En el patio de su estudio ya han hecho pruebas para ver cuánto tarda en secarse a diferentes temperaturas.
Utilizará, contó ayer, un centenar de colores: ya ha calculado cuánta cantidad necesitará de cada uno. En eso, asegura, es muy meticuloso. Y eso parece fastidiarle, pues para hacer frente a semejante "reto técnico" tendrá que seguir un proceso muy estricto a la hora de pintar, tanto que parece que le agobia. Lo hará de 10 en 10 metros, por fases, "para no paralizar toda la calle", y tendrá que controlar bien el secado. "Es un reto". Formidable, si se tiene en cuenta la longitud de la vía y que es la primera vez que acomete una obra a ras de tierra. Hizo algunas antes en el suelo, sí, pero dice que eran infinitamente más pequeñas, dos formas "circulares de unos 10 metros", una en Colombia, la otra en Estados Unidos. También será fatigoso, primero porque el secado "será más largo" de lo habitual, y segundo porque cada color necesita ser mezclado con tres componentes, precisos para que aguante el desgaste al que va a ser sometido en cuanto la calle, tras ser pintada, sea abierta al público. Eso, precisamente, que sea pisada, hasta le ilusiona: "Tengo ganas de que la gente se meta en mis cuadros al caminar". Ha tenido en cuenta, asegura, el tipo de turista que suele ir a esa zona.

Okuda posa frente a una de sus calaveras. | J.M.L.R.
"Ensayo general"
Comenzará, anunció, el 18 de febrero, si bien la próxima semana irá ya a Eivissa con su equipo para hacer "un ensayo general", según desveló su mánager, Óscar Sanz, que recordó cuando el alcalde le propuso esa obra: "¿No tienen más opciones esta gente que el suelo?", dice que pensó ante semejante reto, mucho más difícilque una pared.
El pintor cántabro dice estar muy motivado: "Me apetece muchísimo". Cree que los colores "son una herramienta muy potente de cambio", justo lo que necesita el West. "Sobre ese escenario", además, "pasarán cosas" una vez Okuda acabe la obra: "Este es el inicio de un largo camino", soltó Sanz. Y aunque es una obra efímera por el desgaste, Okuda San Miguel recordó que en el caso de la que hizo en el Faro de Ajo (Cantabria, su tierra), espectacular, han pasado cinco años sin tener que hacer allí retoques, pese al salitre y al sol. Y si hay que hacerlos, se hacen.

Público asistente a la presen tación celebrada en Factory of Dreams. | J.M.L.R.
"El mural sintetiza mi trabajo, como mis totems [y señala uno que hay en su estudio]. Habrá estrellas del caos, esferas con ojos... Serán elementos simples porque están en el suelo. Un cuerpo gigante no se vería en esas dimensiones desde el suelo, no funcionaría", explica sobre la elección de motivos.
El alcalde aprovechó para contar que en la confluencia de la calle Vara de Rey, que está previsto convertir próximamente en bulevar, con Santa Agnès, el Consistorio ha adquirido un edificio que convertirá en una galería de arte.
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