Cooperación

Un centro sanitario ibicenco para Nepal

La ONG Via Oberta Nepal impulsa un ambulatorio y la compra de una ambulancia para unas aldeas donde mueren parturientas a diario

Votación en la asamblea ciudadana de Machhapuchehhre para solicitar el ambulatorio y la ambulancia.

Votación en la asamblea ciudadana de Machhapuchehhre para solicitar el ambulatorio y la ambulancia. / D.I.

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

La ayuda humanitaria puede ir acompañada de un componente egoísta. Parece una paradoja, pero así lo confiesa Joan Roig, uno de los responsables de Via Oberta a Nepal. Su dedicación voluntaria le reporta algún que otro quebradero de cabeza, sobre todo en los viajes para supervisar el buen funcionamiento de los proyectos impulsados desde Eivissa a los pies del Himalaya. Las diferencias culturales, en un país anclado en un sistema de castas, pueden echar por tierra en algún momento «la imagen bucólica con la que llegas». No falta algún encontronazo con la picaresca que nace de la extrema necesidad, que «no es más que supervivencia pura». Pero todos estos momentos de decaimiento quedan superados al ver los resultados y la respuesta agradecida de los beneficiados.

«Ver que el trabajo en la ONG sirve para que haya personas con mejores oportunidades en la vida es todo un premio y una felicidad tremenda. Por eso digo que mi implicación es egoísta», sentencia Roig. Magí Ferrer asiente cómplice. «La ONG te pone», bromea.

Ferrer habla con conocimiento de causa. Este ingeniero abandonó su trabajo como directivo de Eroski para dedicarse por entero a la labor humanitaria. Cursó un máster en Administración de ONG y otro de Cooperación Internacional.

Ahora, como director técnico y gerente de Via Oberta a Nepal, Ferrer coordina las actuaciones dedicadas a la creación de infraestructuras básicas con subvenciones públicas. Para ello, cada año se presentan a las convocatorias del Fons Pitiús de Cooperació o de ayuda al desarrollo humano del Govern balear. Él mismo se encarga de diseñar estos proyectos.

SAntosh Subedi y Magí Ferrer, junto a un depósito de agua potable instalado por la ONG ibicenca.

SAntosh Subedi y Magí Ferrer, junto a un depósito de agua potable instalado por la ONG ibicenca. / D.I.

Hasta el momento, la labor de Ferrer se ha centrado en las obras en recursos hídricos para llevar agua potable a las aldeas. En pleno siglo XXI, estas iniciativas han sido vitales en unas regiones de montaña donde un 23% de la población sufría problemas de salmonelosis por la contaminación de los caudales.

Labor asistencial

La otra vertiente humanitaria de Via Oberta a Nepal, coordinada por Joan Roig, se enfoca en los recursos asistenciales, que mantienen con las colectas en sus campañas de colaboración. Con estos fondos privados, fundaron un orfanato, que se ha reconvertido en un proyecto de acogida familiar a través de diversas casas.

También destaca un centro de formación profesional para mujeres y programas para facilitar la escolarización de los niños con menos recursos. Allí es necesario comprarse uniforme para asistir al colegio y no todos pueden permitírselo, especialmente las familias shudra, la casta más baja y discriminada socialmente del país.

Joan Roig con dos paramédicos que participan en el proyecto de Via Oberta a Nepal.

Joan Roig con dos paramédicos que participan en el proyecto de Via Oberta a Nepal. / D.I.

A todas estas iniciativas se suma ahora una campaña para dotar a un área de 15.000 habitantes de un recurso tan básico como una ambulancia y un centro sanitario, en condiciones, de primeros auxilios, con una inversión prevista de 90.000 euros. En este nuevo proyecto confluyen Roig y Ferrer, ya que el vehículo (16.000 euros) se comprará con una colecta, para la que se ha abierto la cuenta ES30 2100 3791 7422 0028 8333. La creación del ambulatorio se presenta el mes que viene a la convocatoria de ayudas a la cooperación del Govern.

Hay un dato que estremece a Ferrer y a Roig cuando explican la realidad a la que se enfrentan los habitantes de la región de Pokhara, cuya capital homónima es la segunda ciudad del país. En esas aldeas, donde se está expandiendo la red asistencial y de infraestructuras de agua potable de su ONG, mueren parturientas a diario por las dificultades de acceso a un centro sanitario.

De ahí su empeño en sacar adelante su nueva aventura en el municipio rural de Machhapuchehhre. Allí viven 15.000 habitantes, pero de manera diseminada en 55 aldeas. El hospital más cercano, en la ciudad de Pokhara, se encuentra a unos 28 kilómetros. La distancia parece corta, pero hablamos de poblados de montaña con pendientes de vértigo.

Imagen de una de las casas de acogida familiar de Via Oberta a Nepal.

Imagen de una de las casas de acogida familiar de Via Oberta a Nepal. / D.I.

«La mayoría de mujeres que van a dar a luz, deben bajar hasta la parada de bus más cercana y tardan una hora de media», detalla Ferrer. Después les toca esperar a que llegue el transporte y el traslado al hospital por una carretera precaria. «Las que tienen más suerte, invierten tres horas, pero lo normal es tardar entre cinco y siete horas», precisan.

Así se explica que en una zona de tan solo 15.000 habitantes muera una media de una mujer al día. Cualquier accidente que requiera una mínima intervención supone el mismo riesgo que el de las parturientas. Dada la orografía de la zona, se necesita una furgoneta 4x4 para convertirla en ambulancia de soporte vital básico.

Formación

La ambulancia se complementará con la rehabilitación del precario centro sanitario de Machhapuchehhre, para el que adquirirán equipamiento necesario. Por último, se formará a un grupo de seis paramédicos en la asistencia especializada en partos. «Se trata de que la gente pueda llegar al ambulatorio o al hospital antes de morir. Es así de simple», sentencia Roig.

Todo el proyecto sanitario, al igual que las infraestructuras hídricas, se lleva a cabo con las administraciones regionales nepalís. También se implica a la sociedad civil con representantes en un comité que después velará para que los equipos se mantengan de manera óptima y, además, autosuficiente. Estos mismos organismos participativos se van creando para hacerse cargo de las canalizaciones y depósitos de agua. Para que sea posible desde el punto legal, todo el trabajo se coordina in situ con una ONG, local que ejerce de delegación de Via Oberta a Nepal, y que está formada por jóvenes que han podido formarse gracias a la labor de la entidad ibicenca.

Entre aquellos niños que estaban condenados a la miseria, ahora se encuentran desde médicos a maestros. Destaca especialmente uno de ellos que pudo cursar Administración de Empresas y estudios de cocina. Se llama Santosh Subedi y gracias a él se formó Via Oberta a Nepal.

El niño que inspiró la ONG

Hace más de 20 años, dos viajeros ibicencos, Pepe Moreno y Jesús Bonet, viajaban por Nepal y recalaron en la pequeña aldea de Lauruk, en la región de Pokhara. Allí se toparon con Subedi, que aprovechaba para practicar inglés y les invitó a tomar té a casa de su familia. Ambos quedaron prendados por la simpatía de aquel niño, pero a la vez se estremecieron al observar las precarias condiciones de vida del poblado. Hasta el punto de que pasaron a la acción con el germen de Via Oberta a Nepal.

Con el tiempo, Subedi pudo formarse en España tras ser acogido por la familia de Roig. Ahora compagina el restaurante Namaste Ibiza con los viajes a su país, donde ejerce de mediador entre la Administración y la ONG. También debe supervisar iniciativas como el nuevo depósito y canalización de agua que diseña Magí Ferrer, el séptimo que presentan al Fons Pitiús. Gracias a estas infraestructuras y al impulso que les llega de Eivissa, cerca de 6.000 habitantes de aldeas de montaña ahora reciben un recurso tan básico como agua sin riesgos sanitarios.

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