Mercadillos de Navidad
Los artesanos dan un voto de confianza a Vara de Rey
Le costó arrancar pero ya funciona. Los comerciantes del mercadillo navideño de Vila, en Vara de Rey, están satisfechos pero admiten que las ventas se han hecho esperar. La mayoría reclama mas animación, más actividades y más puestos de artesanía para incentivar las visitas.
Son las doce del mediodía y los puestos del mercadillo de Navidad de Vila, situados en Vara de Rey, se activan ante la llegada de los primeros compradores. Las mañanas suelen ser tranquilas y la animación importante se produce por la tarde, así que ahora es el momento perfecto para preguntar a los vendedores qué tal van las ventas este año. Hay una coincidencia entre prácticamente todos, y es que al mercadillo le ha costado arrancar. A partir de aquí, ya cada uno cuenta su historia.
«Empezó poco a poco, al tran tran, pero al final está funcionando. Va más lento que otros años, pero al final los números cuadran, y eso es lo importante», comenta María José Marí Bufí, artesana ceramista y propietaria del puesto Frigolades.
Marí Bufí es la segunda generación de paradistas de la feria navideña de Vila. Su padre fue el artesano que en los años setenta creó unas figuritas de cerámica inspiradas en la casa tradicional ibicenca que tuvieron un gran éxito entre los turistas de entonces y que hoy, al verlas, generan un efecto parecido al de una madalena de Proust: «Mucha gente me comenta que en casa de sus abuelos estaban las figuritas que hacía mi padre. Yo las vuelvo a hacer y es muy satisfactorio establecer esta continuidad con el trabajo de la generación anterior». Para ella, el secreto para sobrevivir en este mercadillo es ofrecer un producto local y diferenciado: «Es lo que la gente busca».
¿Mejoraría algo del actual mercadillo?: «Falta animación. Algún concierto estaría bien. Hay que hacer más cosas en Vara de Rey».
Es de la misma opinión su vecina de mercadillo, Carol Tur, una artesana que trabaja la plata y que es el tercer año que está en esta feria: «Cada vez que en la carpa hay actividades se nota un aumento de movimiento. Deberían hacer más cosas». Otra sugerencia es que se deberían agrupar los puestos de artesanía y de productos navideños con los de comida: «Los dos que hay [uno de Companatge y otro de gofres] están en la otra punta del paseo, bajo el reloj. Estaría bien que estuvieran aquí con nosotros y que hubiera más food trucks, porque cuantos más seamos, más ambiente generamos y va mejor».
Al margen de estas sugerencias, se muestra satisfecha con el desarrollo del mercadillo navideño: «Empezó flojito, pero poco a poco ha ido a más. Va lento pero ahora estamos bien. Los números salen. La gente este año se lo piensa mucho antes de gastar, todo cuesta más pero estamos contentos».
Inicio flojo
Que el arranque ha sido lento es algo unánime. El calado de la recuperación posterior es lo que genera debate. Yolanda Juan García, propietaria del puesto de joyería Yabisa, y Sonia Rodríguez, propietaria del puesto Raíz de Agua, de «belenes, brujas y duendes», debaten animadamente mientras esperan los clientes.
«Las dos primeras semanas ha ido mal pero luego ha remontado. Yo estoy contenta», dice Yolanda Juan. «A mí, las ventas me han ido por debajo de las del año pasado», explica Rodríguez: «En mi puesto vendo muchos belenes. Las ventas las hago, principalmente, en las primeras semanas. Ahora, que otros recuperan, a mí me llega tarde», se lamenta.
«Las primeras semanas fueron mal porque todavía había curso escolar, por las mañanas los niños están en clase, fueron días muy flojos. Pero desde que terminaron los colegios, esto ha mejorado», comenta Yolanda Juan.
El yin y el yang
De todas las opiniones recabadas, el más pesimista es un artesano que pide mantenerse en el anonimato. «Por la mañanas nos pasamos los días así, con los brazos cruzados y mirándonos a la cara, porque no hay nada que hacer», y asegura que las ventas que se hacen por la tarde no compensan las horas que se dedican al negocio.
Este paradista tiene también algunas ideas sobre cómo se podría dinamizar el mercadillo: «Deberían haber más plazas de aparcamiento, porque si los clientes no tienen cómo llegar, al final solo pueden venir los vecinos y solo con vecinos no haces una caja suficiente. También deberían alargar los horarios. Nosotros abrimos de 11 a 14 y de 17 a 21 horas. Si alguien tiene turno partido, lo tiene difícil para venir».
También hace otras sugerencias: «La caseta de Papá Noel tiene la puerta orientada hacia el reloj. Deberían haberla girado hacia las casetas, para tenerlo todo más junto. La zona de los hinchables de los niños está mal iluminada. Faltan sitios de comida y bebida. Aquí no hay nada que hacer, debería haber más actividades de animación».
En las antípodas se sitúa Daniel Galiana, propietario de Los Valencianos, que este año se estrena en el mercadillo de Navidad con un puesto de dulces y turrones: «Para nosotros la experiencia está siendo muy positiva. La gente está contenta. El mercadillo está muy animado. Trabajamos muy bien, la organización también es muy buena. Esperamos que este sea el primer año de muchos, porque esperamos volver».
Hablan los veteranos
La mejor receta para evitar sorpresas desagradables es mantener una base sólida de clientela fiel. Esto lo tiene claro Marina Barbieri, artesana y belenista, que responde mientras atiende un encargo y pinta de blanco la figura de un belén. «A mí me ha ido bien porque más o menos han venido los clientes de siempre. A mí me conocen de siempre porque somos veteranos. Mi padre fue de los que empezó esto, él estuvo en el primer mercadillo de Navidad en Vara de Rey, en 1989. Ahora estoy yo, y desde pequeña me conozco esto», explica.
Cree que el mercadillo mejoraría con más puestos: «Este año doce artesanos han quedado fuera y es una pena. No creo que más puestos sean más competencia, sino que cuantos más seamos, más ambiente y más animación se genera y eso es positivo». También tiene otras sugerencias: «La casa de Papá Noel no abrió hasta el 20 de diciembre. La carpa también empezó tarde. Siempre que se han organizado actividades, han funcionado bien. Creo que deberían empezar antes».
Otro de los veteranos es Miquel Àngel Guillem, artesano belenista y joyero, con muchas navidades en Vara de Rey a sus espaldas. Él está encantado con la ubicación y asegura que este mercadillo todavía tiene mucho potencial: «La gente valora el producto local y de calidad. Por eso, daría un salto adelante con más puestos de artesanos. Además, los que tenemos un puesto aquí debemos asumir la responsabilidad de esforzarnos y mejorar nuestra oferta cada año».
Está contento con el apoyo del Ayuntamiento y cree que el mercadillo no debe moverse de Vara de Rey. «La gente nos conoce y estamos bien aquí», aunque advierte que no hay que dormirse: «No hay milagros. Hay días buenos y otros que no lo son tanto. Pero si intentamos que esto sea un lugar atractivo, podremos estar aquí durante muchos años más».
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