Documental ‘Carlos Cardona, un ibicenco en Hollywood’

Las aventuras de un genio de Ibiza que se abrió paso en la meca del cine

José Luis Mir estrenará el próximo enero en Sant Antoni un largometraje sobre la vida de Carlos José Cardona Tur, que entre los años 20 y los 60 del siglo XX trabajó haciendo decorados y efectos especiales para Hollywood y como inventor

Maite Alvite

Maite Alvite

Que Carlos José Cardona Tur (Sant Rafel, 1901-1979) fue «un genio y un visionario» lo tiene claro José Luis Mir y así lo refleja en el largometraje que le ha dedicado, que está a punto de ver la luz. Todavía no hay fecha ni lugar cerrado para el estreno, pero el cineasta confirma que el documental, titulado ‘Carlos Cardona, un ibicenco en Hollywood’, se proyectará el próximo enero en la Villa de Portmany. El evento se hará en Sant Antoni, «coincidiendo con las fiestas patronales», porque ha sido su ayuntamiento quien le ha ayudado a sacar adelante el proyecto y porque fue en este municipio donde nació este rafaler ingenioso y emprendedor.

Son unas cuantas las vicisitudes a las que se ha enfrentado Mir para hacer realidad este trabajo, que inició en torno a 2018 y que dio por terminado el pasado mes de septiembre. En palabras del director, «ha sido un parto muy difícil», porque ha compaginado este documental con otros, porque le pilló la pandemia por medio y porque tuvo problemas con el programa de edición, que, afortunadamente, le ayudó a solucionar el cineasta Fernando Monge. «Se me borró media película y me desmoralicé tanto que estuve varios meses pensando si volvía a montar el largo o tiraba todo el trabajo a la basura, pero pensé en toda la gente que había colaborado y al final me animé a terminarlo», confiesa. Sin duda, un ibicenco tan extraordinario como Cardona, que en los años 20 del siglo XX soñó con hacer películas en Hollywood y lo consiguió, merecía el esfuerzo.

Cuando Mir se propuso hacer este documental ya había periodistas como Carlos Tur y Xicu Lluy que habían hablado de Cardona. De hecho el cineasta ibicenco descubrió su historia a través de la prensa local. Lo curioso, cuenta, es que hasta que salieron algunas informaciones en los medios de comunicación y él inició su pesquisas y empezó a hablar de su proyecto, poca gente en Ibiza sabía algo de la vida y milagros de este ibicenco que con 19 años decidió perseguir el sueño americano y consiguió abrirse paso en Hollywood como creador de decorados y efectos especiales y como inventor. Sin embargo, «si uno consulta el archivo de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, aparecen sus inventos uno detrás de otro», como resalta Mir. Lo comprobó él mismo cuando empezó a documentarse para este largometraje de casi una hora de duración.

Fuentes de información

Recurrió a otras fuentes, como los Archivos Nacionales y Administración de Documentos(NARA) de Estados Unidos, donde halló información sobre la llegada de Cardona a América, los lugares en los que vivió y las empresas que montó allí. Le fue muy útil, además, poder disponer del manuscrito del libro sobre Cardona que había empezado a escribir Carlos Tur y hablar con amigos y familiares suyos. Entre los que cita Mir, está Carmen Prats, una sobrina nieta del rafaler que llegó a visitarle en su casa de Beverly Hills, desde la cual se podía contemplar el gigantesco letrero de ‘Hollywood’, situado en la colina Monte Lee de Los Ángeles.

Carlos Cardona nació en Sant Rafel en 1901 y con 19 años dejó Eivissa para establecerse en Estados Unidos.

Carlos Cardona nació en Sant Rafel en 1901 y con 19 años dejó Eivissa para establecerse en Estados Unidos. / Archivo José Luis Mir

En el documental, el cineasta hace un recorrido por la vida de Cardona, que tuvo su primer contacto con el cine muy joven, cuando estando empleado en la fábrica de electricidad de Ibiza, propiedad de los Matutes, le encargaron hacer la instalación eléctrica de dos proyectores en el Teatro Pereyra. Le atrajeron tanto aquellos artefactos que se ofreció como proyeccionista de la sala y fue ahí cuando empezó a soñar con irse a Hollywood a hacer películas. Gracias a su padre, que trabajaba de salinero, consiguió embarcarse con 19 años en el ‘Challamba’, que estaba cargando sal en Ibiza para una empresa de salazón de Estados Unidos. Se pagó el pasaje trabajando como marinero.

En Norteamérica vivió primero en Massachusetts y unos meses después, gracias a unos primos de Sant Rafel que residían en Boston, consiguió empleo en una fábrica de relojes que se llamaba Scovill. Allí conoció a Mariano Goméz, un vasco que trabajaba en una naviera y que le informó de que se buscaban marineros para una embarcación que iba a Los Ángeles. No lo dudó ni un segundo, repitió la maniobra que había hecho con el ‘Challamba’ para poder viajar en aquella nave al lugar de sus sueños.

De figurante a hacer decorados

Además de ser muy emprendedor y un manitas con mucha inventiva, se puede decir que Cardona también tuvo a su favor a la diosa Fortuna. Queda demostrado en varios episodios biográficos en los que la suerte quiso que estuviera en el lugar y en el momento adecuados. Fruto de una de aquellas afortunadas casualidades consiguió su primer trabajo como figurante en el cine. «Cuando llegó a Los Ángeles se alojó en la casa de una familia americana, los Horosty, y una sobrina de la propietaria le contó que ella y su novio iban a hacer de extras a los estudios de Hollywood para sacarse un sobre sueldo y él decidió hacer lo mismo», relata Mir. Su primera aparición en una película como figurante fue en ‘El rey de la pradera’. Fue haciendo de bailarín en ‘La viuda alegre’ cuando le echó el ojo el jefe de decorados del filme. El ibicenco había esculpido un Quijote «con una madera y una navajita» y al ver lo mañoso que era decidió ficharlo para hacer decorados y miniaturas.

Con la película ‘Ben-Hur’, de Fred Niblo, estrenada en diciembre de 1925, empezó a dedicarse a hacer efectos especiales y maquetas. Las hizo, por ejemplo, para ‘King Kong’, dirigida por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, en 1933. Allí, entre otras cosas, creó el esqueleto en aluminio y acero del famoso gorila y de un brontosaurio. Además, intervino en ‘La fiera de mi niña’, de Howard Hawks, haciendo una reproducción a escala real del tigre.

Imagen de archivo de José Luis Mir en las instalaciones de Diario de Ibiza.

Imagen de archivo de José Luis Mir en las instalaciones de Diario de Ibiza. / César Navarro

Llegó a fundar su propia empresa de maquetas y efectos especiales, Cardona Studios, muy cerca de los estudios RKO, donde había trabajado, y continuó en el sector hasta bien entrada la década de los 40. Después fundó otro negocio con dos socios en el que hacían inventos, que primero se llamó Cardona Design Company y luego, al convertirse en el único propietario, Cardona One Design Company. Mir enumera, entre los muchos artefactos que ideó, «desde persianas que funcionaban a motor hasta proyectores, trípodes, lentes para cámara y objetivos que hizo para el cine». También trabajó creando inventos para el sector militar, aunque se conocen pocos porque «la mayoría están clasificados» e incluso diseñó «un depósito de fibra para almacenar oxígeno para una expedición de la NASA, que luego se aplicó a aviones de guerra americanos».

La madrícula del Cadillac de Carlos Cardona, ahora en poder del ibicenco Juan Costa Costa, amigo del inventor.

La madrícula del Cadillac de Carlos Cardona, ahora en poder del ibicenco Juan Costa Costa, amigo del inventor. / Imagen cedida por Juan Costa Costa

Regreso a Ibiza

En 1969, después de casi medio siglo sin pisar Ibiza, decidió hacer un viaje a la isla y allí descubrió que todavía le quedaba familia. Cuenta el autor del documental que tanta ilusión le hizo a Cardona el reencuentro con su tierra que al regresar a Hollywood le cambió la matrícula a su Cadillac y le puso ‘Ibiza’ y después lo vendió todo para instalarse con su mujer en las Pitiusas. Se hizo una casa en Sant Rafel, Villa Carol, el nombre de su mujer, y allí residieron hasta su fallecimiento, en 1979.

Mir recuerda en esta entrevista y en el largometraje que estrenará en enero el homenaje que el 30 de junio de 1975 le hizo el Cine Club Ibiza con la proyección de ‘King Kong’ en el cine Cartago, en Vila. A aquella cita Cardona se llevó parte del esqueleto metálico del brontosaurio que había hecho para la película, una pieza que, tras su muerte, se subastó en Christie’s.

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