Entrevista | Antón Costas Presidente del CES
Antón Costas: «Balears comienza a desestacionalizar, es una señal positiva»
Han elaborado un informe sobre el impacto del cambio climático en la economía y la sociedad.
Es la primera aproximación que hacemos al impacto que puede tener el cambio climático en la economía, en el mundo del trabajo y en la sociedad. El informe quizás sorprende un poco porque señala que los impactos económicos, es decir, impactos en la actividad productiva, en el PIB, en el consumo o en la inflación, no son exagerados. Los impactos a corto y medio plazo son gestionables. Las crisis tardan en aparecer más de lo que nosotros estimamos, pero cuando aparecen van mucho más rápido de lo que habíamos previsto. De momento no los vemos, pero sin embargo es posible que a medida que avancemos un poco más en el tiempo su intensidad sea mayor.
Tendrá efectos directos en Balears, una región eminentemente turística.
Nosotros no entramos en el análisis regional de los impactos, pero cuando pasamos de analizar los impactos macroeconómicos a sectoriales nos aparecen de forma inmediata tres tipos de sectores más vulnerables al cambio climático. En primer lugar, el sector primario, con la agricultura, la agroindustria y la ganadería. En segundo lugar, el turismo. Y dentro del turismo, naturalmente, aquellas Comunidades Autónomas en las que el turismo representa una porción mayor sobre el PIB y sobre el empleo. Pero vuelvo a insistir esos impactos al corto y medio no nos aparecen como apocalípticos. Al contrario, pueden estar dando señales de oportunidades que las comunidades o regiones más turísticas deberían saber aprovechar.
¿Cuáles son esas oportunidades?
Aparecen señales de una cierta desestacionalización del gasto turístico, es decir, que en vez de que el mayor volumen de turismo se concentre únicamente en unos meses, lo que estamos viendo es que comunidades como Balears comienzan a desestacionalizar en el tiempo la demanda turística. Esta es una señal positiva porque tendrá también consecuencias de todo tipo, en el empleo por ejemplo, porque a medida que eso ocurra puedes pasar de empleos que son de muy corta duración a empleos fijos discontinuos que te lleven hasta los nueve o diez meses. Este es un aspecto a tener en cuenta en regiones en las que el cambio climático impacta sobre el turismo. Hay que estar atentos al impacto que pueden tener los eventos de tipo climático en lo que es el capital natural sobre el que se apoya la actividad turística, como son las playas o los paisajes, ya sean de mar o de montaña, o las infraestructuras básicas. Hay que estar muy atento y hacer una planificación a medio y largo plazo para ser resilientes, con el objetivo de que la actividad económica, la turística, sea resistente a estos impactos.
Algunos expertos y partidos defienden que Balears tiene que decrecer, pero usted afirma que para que haya progreso se tiene que crecer.
Al final todo depende de la definición de crecimiento que hagamos, pero la idea principal es que nos enfrentamos, y cada vez más, a una tensión, también le podemos llamar conflicto, entre objetivos que son deseables en sí mismos, como el crecimiento o la sostenibilidad, pero que tienen elementos de conflicto, al menos en el corto y medio plazo. ¿Cómo lo vamos a gestionar? Tenemos que introducir un elemento nuevo de gestión y de planificación de este conflicto, para saber cómo tenemos que seguir creciendo y que no tenga el impacto sobre la resiliencia, la sostenibilidad del medio físico que te permite crecer. Si queremos crecer en las próximas décadas, como hemos hecho hasta ahora, sin tener en cuenta nada ni tomar en consideración el impacto en las infraestructuras, eso sería insostenible. Pero creo que es más cómo gestionar esta tensión entre crecimiento y sostenibilidad que la idea más simple de decrecer a secas, porque el decrecimiento te plantea un problema muy importante de redistribución. Y a ver cómo gestionas tú en una sociedad democrática situaciones de decrecimiento que pueden llevar a aumentos de desigualdades muy importantes.
Asegura que la victoria de Trump puede traer cambios en la forma de tomar decisiones en cuestiones fundamentales como el cambio climático.
El retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es probablemente un elemento nuevo en esta tensión. ¿En qué sentido? Pues probablemente una administración como la de Trump, y creo que habrá cierto fenómeno de contagio hacia otras administraciones, va a poner más acento en el crecimiento que en la sostenibilidad. ¿Cómo va a gestionar la sociedad norteamericana esta tensión? A priori existe la impresión de que las decisiones van a ser más autocráticas, más autoritarias, pero la sociedad norteamericana tiene muchos mecanismos que se llaman de equilibrio, con instituciones y movimientos de la sociedad civil que son muy poderosos que entrarán en ese juego en esa batalla para adoptar decisiones sociales. El dilema es el equilibrio que cada sociedad a nivel federal en Estados Unidos o a nivel local quiere entre crecimiento y sostenibilidad. Pero sin duda Trump introduce un elemento disruptivo que va a cambiar alguna de las estrategias europeas de avance hacia la sostenibilidad.
Existe una pulsión en la sociedad hacia una mayor centralización de las decisiones. ¿Vamos hacia ese escenario?
Esa pulsión creo que ya está apareciendo, solo hay que mirar la nueva Comisión Europea. En esta segunda etapa la presidenta, Úrsula von der Leyen, ha anticipado una cierta centralización del conjunto de los fondos europeos y, además, una centralización en los organismos nacionales en lugar de autonómicos. Pero en el caso de España, el estado autonómico está muy consolidado y es muy poderoso. Tendremos que ir buscando algunos equilibrios, pero la capacidad autonómica también para diseñar políticas de adaptación de los sectores productivos, y también del empleo, permanecerá.
Usted defiende con insistencia la necesidad de dialogar en un contexto como el actual, sobre todo con retos como el cambio climático. No sé si la situación que vivimos le hace ser optimista o pesimista respecto a la posibilidad de que haya un diálogo.
Más que optimista, me gusta ser esperanzador, porque el optimismo tiende a pensar que las cosas irán bien sin que yo tenga que hacer nada. Soy esperanzador en el sentido de que creo que hay que luchar por cosas que valen la pena aunque los resultados no sean los que espero. Y en este sentido creo que nuestro país tiene un patrimonio intangible, que es la capacidad de diálogo y negociación colectiva. Es difícil encontrar cualquier otro país europeo que tenga la capacidad de diálogo social y de acuerdo en la negociación colectiva que tiene España. Estoy hablando de todos los acuerdos que en los últimos años se han llevado a cabo tanto entre sindicatos y patronal como entre sindicatos. Es extraordinario, con resultados también muy importantes que explican por qué la economía española va mejor que el resto de economías europeas. Estoy hablando de la reforma laboral, que es el resultado de un acuerdo entre sindicatos y patronales. No se había conseguido antes. Por otro lado, también hablo del quinto acuerdo para el empleo y la negociación colectiva que ha determinado los crecimientos salariales para los últimos tres años. Esto es una capacidad de acuerdo extraordinaria. Nuestra sociedad tiene capacidades mayores de las que normalmente creemos, porque a veces el ruido político lo trasladamos también a la sociedad, y en la sociedad no hay ese ruido que vemos en la política.
¿Este éxito también se puede trasladar al negociación, por ejemplo, de la reducción de la jornada laboral?
Sí, es un ámbito donde al menos se está intentando llegar a ese acuerdo. Lo ideal sería que fuese así, que a través de la negociación colectiva se puedan llegar a los acuerdos. Existen una gran cantidad de convenios que ya incorporan la reducción de la jornada. En una economía donde hay un incremento de productividad, normalmente la historia te dice que se reparte de dos formas, una a través de mayores salarios y otra a través de reducciones de la jornada. Y eso es lo que creo que están reflejando los convenios que se han firmado hasta ahora. Me resulta difícil pensar que en el corto o quizá medio plazo no haya un avance en el conjunto de la economía española hacia eso que ya manifiestan otros convenios sectoriales.
También se tendrá que reformar el sistema de financiación.
Es lo lógico. El diálogo y la negociación comienzan en el desacuerdo, porque de lo contrario ya no sería necesario. Pero el acuerdo es el resultado final de esa negociación. Lo que sí sé es que, si hay algún tipo de acuerdo, significará mayor cantidad de recursos para todas y cada una de las comunidades autónomas. Quizás unas un poco más que otras, en el sentido de que aquellas en que hay un problema de financiación, como Murcia o Valencia, quienes probablemente recibirán un poco más. Pero el acuerdo creo que será una mayor capacidad financiera de las comunidades autónomas y quizá un poquito menor de capacidad financiera de la administración central, que ese es el juego.
¿La tragedia de Valencia ha cambiado nuestra forma de afrontar el futuro?
Me gustaría que así sea. La dana de Valencia es una señal muy poderosa de que tenemos que hacer algunas cosas de otra manera y participar de lo que llamamos resistencia de nuestro sistema productivo, de nuestras ciudades. Resistencia a eventos climáticos que, aunque sean esporádicos, volverán a ocurrir.
¿La Inteligencia Artificial nos hará más ricos o más pobres?
Tenemos que aprovecharla para capacitar a la población, a los trabajadores de tal forma que permitan crear más y mejores empleos de clase media. Una democracia no se sostiene si no tiene una amplia barriga en el centro de buenos empleos de clase media. Tampoco se sustentaría el capitalismo democrático porque no hay que olvidar que el núcleo moral del capitalismo es la promesa de que es el sistema económico que tiene más capacidad para ofrecerle a todo el mundo oportunidades de mejora. Si no es capaz de responder a esta promesa, la legitimidad social del propio sistema económico se viene abajo. Por lo tanto, el reto es aprovechar la transición ecológica y la inteligencia artificial para crear mejores trabajos de clase media y a la vez fortalecer la capacidad competitiva de innovación y de creatividad de la economía.
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