Cuando Rappel predijo el Gordo para Ibiza

El primer premio del sorteo de Navidad es esquivo históricamente con las Pitiusas

El vidente Rappel.

El vidente Rappel. / Telecinco

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

Que al Gordo no le gustan mucho Ibiza y Formentera queda más que claro revisando la hemeroteca. En 1993 la ilusión entre los aficionados a la Lotería de Navidad de la isla llegó cuando el vidente Rappel, que estaba en su pico de popularidad, luciendo sus llamativas y brillantosas túnicas, auguró que el Gordo, el primer premio del Sorteo de Navidad, caería en Ibiza. No fue así. A los ibicencos no les quedó otra que conformarse con alguna pedrea. Y con leer en la portada de este mismo diario un titular en el mismo sentido que los que llevaban años leyendo: ‘La suerte pasa de largo’, ‘El Gordo se volvió a quedar flaco’, ‘Las Pitiusas, olvidadas por el Gordo de Navidad’, ‘Poca suerte en las Pitiusas’, ‘Las Pitiusas se conforman con la pedrea’, ‘Ibiza, una vez más sin suerte’, ‘Los gordos no llaman a nuestra puerta’...

Aunque cada año cae alguna cosita, aunque sea de refilón (unos décimos de alguno de los premios), la suerte de las Pitiusas es la misma, ahora en euros que antiguamente en pesetas. Aquel 1993 de Rappel sólo tocaron pedreas en Ibiza, pero al año siguiente tres empleados de una sucursal del Banco de Ibiza en Jesús ganaron 60 millones de pesetas por dos décimos del Gordo, comprado en Barcelona, en el barrio de Gracia, que compartían. Lo mismo le pasó a una trabajadora del servicio de limpieza de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario en 1999, que había comprado en Madrid ocho décimos del 17913, en el que recayó el segundo premio (la friolera de 14,4 millones de pesetas, más de 86.000 euros). Los había compartido con sus compañeras, de manera que la mañana del 22 de diciembre de 1999 la clínica se convirtió en una fiesta. La limpiadora hacía realidad un sueño: dar la entrada para un piso.

Ya en euros, en 2003, un empleado de Dielectro Balear compró, durante un viaje a los Pirineos, toda una serie en la popular La Bruixa d’Or. El 42473, agraciado con el Gordo: «Ha sido un alegrón», afirmaba. Una alegría similar a la que invadió a Silvia Limones en 2015 en pleno debate de los presupuestos del Govern balear en el Parlament: al número de una peña sevillista distribuido en un bar de Sant Antoni que había comprado le había caído el segundo premio, 125.000 euros al décimo.

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