Tercer premio en Ibiza: La emoción de una administradora de lotería "entregada en cuerpo y alma"

La propietaria de la administración de lotería Eivisort, Mercedes Mayans, no oculta su emoción al llegar a su céntrico establecimiento, en el número 25 de la avenida de Isidor Macabich de la capital. Ya ha dado varios premios considerables con anterioridad, incluso de mucha mayor cuantía, pero, para ella, no hay nada comparable al tradicional Sorteo Extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional.

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"Dar un premio siempre emociona, pero el sorteo estrella y el que más nos une es el de Navidad", confiesa ante el numeroso grupo de cámaras y periodistas que aguarda frente al local a las 10.45 de la mañana. Poco antes de las diez, Mayans había recibido la llamada del delegado de Lotería Nacional. Los niños de San Ildefonso acaban de cantar el tercer premio, el 11.840, del que se habían vendido diez décimos en su administración.

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El premio madrugador

Aunque ella siempre confía en repartir suerte, "no esperaba que pudiera salir tan a primera hora". Por ello, justifica su demora porque ha estado arreglándose en casa antes de acudir a su negocio. Allí ya esperaba para levantar las puertas el coordinador, José Antonio Arias, colocando los carteles que les acreditan como repartidores de un tercer premio.

"Creo que los diez décimos se habrán vendido todos a gente de Ibiza", destaca Arias. Hay un dato que le invita a pensar en esta hipótesis. Todos ellos se despacharon en ventanilla, no por internet, y acaba de confirmar en los archivos que se compraron íntegramente en el mes de noviembre.

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"Los turistas se llevan los décimos en verano y suelen pedir algún número que tengamos abonado en la administración", detalla Arias. En cambio, el 11.840 es "un número salpicado", como se denomina en el argot lotero.

En total, Eivisort ha repartido en esta ocasión medio millón de euros, 50.000 por cada uno de los décimos afortunados. En ediciones anteriores del Sorteo Extraordinario de Navidad, habían conseguido vender algún cuarto y quinto premio, pero nunca un tercero. Además, el año pasado obsequiaron a los clientes con más de un millón de euros en pedreas.

Arias descorcha una botella de cava cuando llega Pepita Marí, otra trabajadora de Eivisort. Cuentan con cinco empleados en total, pero los otros dos están fuera. Todos se preguntan si llegará alguno de los afortunados, pero no aparece ninguno durante la mañana. Al ver el establecimiento abierto, varios curiosos entran a preguntar si pueden comprar lotería, pero se les aclara que es día festivo y el negocio no puede atender al público.

La historia

Eivisort abrió sus puertas en octubre de 1986. Ese año, Mercedes Mayans, se presentó a la convocatoria para conceder dos administraciones de Lotería Nacional en Vila, donde solamente existían dos establecimientos con anterioridad.

Se da la circunstancia de que la administración más antigua, en la calle Antonio Palau (carrer de ses Farmàcies), la abrió el abuelo de Mayans en 1940 y ahora es propiedad de su hermano, Joan. "Yo he sido lotera desde bien de pequeña", apunta. También ha compaginado esta actividad con la docencia, ya que fue dio clases de Lengua en el Seminario y después en el colegio Sa Real.

"Me jubilé como profesora en 2020 y, desde entonces, estoy entregada en cuerpo y alma a la lotería".