Medio Ambiente

La legalización del aparcamiento de Cala Bassa se tramita desde hace casi 15 años

El proyecto prevé la regularización del ‘parking’, que ocupa una zona de alto valor ecológico, con la obtención de la declaración de interés general

El aparcamiento tiene capacidad para 200 vehículos, seis para personas con movilidad reducida, y 34 motocicletas

Diversos vehículos acceden al aparcamiento de Cala Bassa, en una imagen de archivo. | TONI ESCOBAR

Diversos vehículos acceden al aparcamiento de Cala Bassa, en una imagen de archivo. | TONI ESCOBAR

Eugenio Rodríguez Martos

Eugenio Rodríguez Martos

Ibiza

Los promotores del beach club de Cala Bassa tramitan desde el año 2010 la declaración de interés general del terreno que se utiliza como aparcamiento con la finalidad de regularizar su situación. El proyecto, que es de 2016, y la documentación ambiental se han sometido a exposición pública en la sede del Consell Insular para seguir con su ya larga tramitación.

A la derecha, la parcela del ‘parking’ de Cala Bassa, en una imagen aérea de 2021. | IDEIB

A la derecha, la parcela del ‘parking’ de Cala Bassa, en una imagen aérea de 2021. | IDEIB

En la justificación del proyecto, los promotores señalan que este aparcamiento sigue sin estar regulado mientras el incremento de la actividad turística provoca situaciones de riesgo en una zona de alto valor ecológico. En concreto, la parcela que se destina a aparcamiento se ubica, parcialmente, en un Área Natural de Especial Interés de Alto Nivel de Protección (AANP) y en una Área Natural de Especial Interés (ANEI).

El proyecto contempla regularizar este espacio con capacidad para 200 vehículos, entre ellos seis para personas con movilidad reducida, y 34 motocicletas. La parcela tiene algo más de un millón de metros cuadrados de superficie, pero la parte destinada a aparcamiento ocupa 5.750 metros cuadrados (5.627 en ANEI y 336, aproximadamente en AANP). La zona de mayor valor ambiental se corresponde con la superficie de acceso rodado y peatonal.

El PTI, en su norma 9, prohíbe el uso de aparcamiento en las zonas AANP «excepto los existentes y su mejora con arreglo a las limitaciones que se impongan en su autorización». El proyecto señala que, tal como ya se ha apuntado, la zona de mayor valor ecológico afecta al acceso rodado y, con la legalización del parking, se impide que se puedan aparcar vehículos en este espacio protegido, lo cual supone «una mejora con respecto a la situación preexistente».

En el caso de las zonas ANEI, que afecta a la parcela que se utiliza como aparcamiento, el PTI indica que dicha actividad está «condicionada por las limitaciones que se impongan en relación con su impacto sobre el territorio».

Según recoge el proyecto con base en fotografías aéreas, en los años 2002 y 2004 los usuarios de la playa aparcaban sus vehículos en primera línea, dentro de la zona de protección de dominio público terrestre. Posteriormente, tal como se aprecia en la imagen de 2010, tras la colocación de una barrera que impedía el paso al frente marítimo, la zona de aparcamiento se trasladaba a la carretera y a la parcela que desde entonces se pretende regularizar con la obtención de la declaración de interés general.

Desbroce de maleza

El proyecto contempla una mínima intervención en este espacio. Sólo la nivelación del terreno con aportes de áridos si fuera necesario hasta un espesor de cinco centímetros. También contempla el desbroce de las zonas de maleza, pero en ningún caso la tala de los árboles que hay en la parcela. Otra actuación proyectada es la instalación de un vallado con cilindros de madera anclados en tierra y unidos por cuerda de fibra. Además, se prevé un acceso peatonal paralelo al murete perimetral que permita acceder a personas con movilidad reducida a la playa. El presupuesto asciende a casi 58.000 euros.

Para justificar la declaración de interés general, el proyecto destaca que la regularización del parking evitará que se aparquen los vehículos de forma incontrolada en otros espacios, lo cual es «compatible con el grado de protección de la zona». Con la regularización de la actividad, añade, se minimizarán las situaciones de incendio en una zona con una gran cantidad de masa arbórea. Por ello, los promotores consideran que esta actividad, que ya se hace sin la correspondiente autorización, «trasciende el mero interés particular», porque facilita la ordenación del tráfico de la zona y reduce la presión sobre la zona de dominio público marítimo terrestre.

Evaluación ambiental favorable

La evaluación de impacto ambiental encargada por los promotores concluye que el proyecto es viable sin impactos potencialmente significativos o críticos para el medio ambiente.

Este documento estima que la capacidad de carga de la playa se sitúa en 1.295 personas (sobre cerca de 6.500 metros cuadrados). Se basa en la distribución de cinco metros cuadrados por usuario, la misma que se utiliza para calcular el número de hamacas. En todo caso, se recomienda ampliar este espacio a 12 metros cuadrados bajo criterios ambientales y también de confort de los bañistas.

También se estima que un 25% de los usuarios, un porcentaje «razonable», se desplaza a Cala Bassa en transporte público, lo que supondría que 972 personas llegarían a la playa en vehículo privado, ya sea en coche o motocicleta. Sin embargo, la capacidad del aparcamiento es para 588 usuarios (si se calcula a partir de una media de tres personas por coche y una y media por motocicleta), por lo que, según la memoria ambiental, se reduce la carga a 912 bañistas, con una ocupación de 7,1 personas por metro cuadrado. Esto representa un incremento de 2,1 metros cuadrados de playa por usuario debido a la reducción de plazas de aparcamiento «teóricamente necesarias bajo criterios de sostenibilidad ambiental». n

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