Buscando fórmulas para alinear los chakras

¿Usted se siente bien? Así, en general, ¿está satisfecho con el minuto y resultado de su vida? Salvo que conteste con un sí clamoroso, algo poco probable en esta sociedad nuestra de locos, sea bienvenido a la quinta edición del Ibiza Wellness Weekend, con 500 participantes y lista de espera. Y si no tiene clara su respuesta a una pregunta tan trascendental, la coach Yolanda Torres le propone una fórmula para diseccionar el baremo de su felicidad: divida su vida en diez quesitos (dinero, trabajo, amor, familia, salud, amigos, ocio, realización personal, naturaleza y espiritualidad). Luego puntúe de 1 a 10 su satisfacción personal en cada uno de esos apartados. Sume el resultado y divídalo entre 10. Si la nota final es inferior a 7,5, sepa usted que tiene un problema. «La principal herramienta para solucionarlo es preguntarte cómo está tu niño interior. Todos crecemos con traumas que tenemos que ir transitando en la vida adulta», dice Torres. ¿Todos? ¿Nadie se salva de la quema? «Todos, todos tenemos traumitas», apostilla. Su charla, que ha titulado ‘Fluir con potencia’, forma parte de la docena de actividades del evento y acaba con moraleja: «La felicidad es la serenidad. Si surfeas con elegancia las cosas que te pasan en la vida, es un éxito total».

Si todavía siente un desasosiego interior, no sufra, vayamos en busca de nuevas herramientas. Igual lo que necesita para sentirse bien es una buena sacudida física. No se en qué estará pensando, yo me refiero a una clase de crossfit con Mariana Port, del gimnasio Isla Blanca de Vila. Aunque quizá le suene demasiado exigente esto del crossfit... «El primer mes sí es difícil, pero es algo psicológico. Cuando pasas ese tiempo se produce un cambio tan satisfactorio que te empuja a seguir», garantiza la monitora. Si no le convence este argumento, sepa que en su centro imparte un crossfit útil para la vida diaria. No se trata de levantar enormes ruedas de camión al tuntún, sino de emular los mismos gestos que luego realizará al coger a su bebé o al cargar con las bolsas de la compra. Tort tiene entre sus pupilos a una señora de 80 años, a niños de apenas cinco, a una embarazada de siete meses, a una persona sin una pierna y a otra sin un brazo. Así que no me venga con excusas, que los demás no las están poniendo, oiga...

Por descartar todas las posibilidades, a ver si lo que pasa es que usted tiene hambre. No hay problema. Llamamos a Elka Mocker, especialista en alimentación natural, y a Rosina Walter, chef del restaurante Aubergine, para que elaboren una tartaleta de quesos con productos ibicencos o un coulis de caquis y fresas, entre otros manjares. «La gente cada vez es más consciente de que tiene que cuidarse, pero eso sigue siendo el talón de Aquiles de esta sociedad de tanto mal consumo», lamenta Molcker, satisfecha de que Ibiza, «conocida por el exceso», aproveche este evento para «mostrar su otra cara». Su compañera de fogones por un día apuesta por una cocina de «volver a las raíces, sin cosas raras». En su caso, se traduce en un rissotto de cebada con calabazas y setas que elabora ante un público muy atento y probablemente famélico tras haberse exprimido en el crossfit.

Pero sepa que aquí el principal alimento lo recibe el espíritu. Francesca Marchioro, profesora de yoga, dirige un ritual de danza junto con Neliah Kandisha. «Yo practico un yoga chamánico que sirve para recuperar la conexión con uno mismo y despertar la energía sexual activa», explica Marchioro. No me diga que eso no le suena bien... Pero lo que tocaba ayer era una ‘Ecstatic dance’, un ritual con música en la que está prohibido hablar y consumir alcohol o drogas, pero sí se puede mirar, bailar y tocar al prójimo. «Es una meditación a través del baile», resume la profesora.

Y si ninguna de estas propuestas le ha convencido, sepa que también hubo meditación con baño de sonido, expresión somática, actividades de deporte al aire libre o una clase maestra en el Puerto de Ibiza de Xuan Luan, una de las maestras de yoga más reconocidas del mundo. Dentro de un año repita la operación matemática de los quesitos. Y si vuelve a sacar nota por debajo del notable, alístese en el Ibiza Wellness Weekend. Vera qué bienestar le produce saber que tiene plaza.

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