Litoral
Porroig y Cala d’Hort tendrán más amarres que los que fijó Medio Ambiente
El Govern quiere tener listos los campos de boyas en estas zonas para el próximo verano y busca el equilibrio entre su impacto medioambiental y el coste

Embarcaciones fondedas en Porroig en verano. | VICENT MARI

La conselleria balear del Mar y el Ciclo del Agua quiere tener listos los campos de boyas ecológicas para el amarre de embarcaciones en Porroig y Cala d’Hort el próximo verano. El objetivo era tenerlos operativos esta temporada, pero la dirección general de Costas y Litoral tuvo que retirarlos porque se sacaron a exposición pública sin tener en cuenta el informe de la Comisión de Medio Ambiente de las Illes Balear (Cmaib), que obligaba a reducir considerablemente el número de puntos de fondeo.
Sin embargo, desde la conselleria informan que buscan un término medio entre el volumen original del proyecto, redactado por la empresa estatal Tragsa, y el máximo que consideró en su informe la extinta Cmaib. Para el caso de Cala d’Hort, proyectaron 46 puntos de fondeo y la Cmaib exigía 25, mientras en Porroig el proyecto original era de 30 boyas y el órgano medioambiental redujo esa cantidad a 24.

Plano del proyecto descartado de 46 amarres en Cala d’Hort. | TRAGSA
«El problema de los campos de boyas no es su creación, sino el mantenimiento posterior y su vigilancia. Si no generan [económicos] como para contar con vigilancia continua o no están cerca de una zona que permita esa vigilancia generamos un problema porque no hay control», advierte el conseller del Mar y el Ciclo del Agua, Manuel Lafuente. El estudio económico del proyecto original ya señalaba que los dos campos suponían pérdidas a cuatro años.
Es por ello que señala que se quiere buscar un equilibrio entre la eliminación total de impacto para el medioambiente y la necesidad de que el proyecto genere ingresos suficientes como para financiar su instalación y mantenimiento.
Proteger la posidonia
El objetivo principal de estos campos de boyas es la protección eficaz de las praderas de posidonia que existen en estas zonas de la isla, muy frecuentadas por embarcaciones durante los meses de verano. De hecho, Lafuente señala que la conselleria no pretende la generalización de estos campos, sino su instalación en las zonas en las que las praderas requieren de mayor protección.
Actualmente se realizan controles rutinarios de agentes de Medio Ambiente donde existen praderas de posidonia, conforme al decreto que las protege, pero no se hacen todos los días. La instalación de un campo de boyas permitiría el control permanente, además de limitar el amarre a las boyas fijadas en el lecho marino, por lo que no sería necesario que las embarcaciones fondearan. A partir de la instalación del campo, ninguna otra embarcación podrá fondear en la zona.
Los proyectos que salieron a información pública en febrero, redactados por Tragsa para Ports IB, señalaban que había prevalecido el criterio medioambiental sobre el económico. Sin embargo, en ninguno de los dos casos se seleccionó la opción con menor impacto.
De las cinco alternativas que recogía el proyecto de Porroig, una de ellas cumplía con los criterios que posteriormente fijó la Cmaib. El informe de Tragsa lo descartó dado que, «aunque desde el punto de vista medioambiental supone un menor impacto en el entorno, no cubre la alta demanda actual de la zona en lo que respecta a fondeos disponibles. Por otro lado, el beneficio económico es también más reducido».
En el caso de Cala d’Hort, ninguna de las opciones planteadas bajaba de los 40 amarres. El informe de la Cmaib estuvo motivado principalmente por un informe del Consell de Ibiza que señalaba que en temporada alta en esta cala se habían contado un máximo de 41 embarcaciones, por lo que se consideraba que el proyecto, que planteaba 46 amarres, no supondría una reducción del impacto medioambiental.
Para el nuevo proyecto, el conseller balear del Mar y Ciclo del Agua aseguró a Diario de Ibiza: «Se harán los informes medioambientales pertinentes pero no podemos poner un número de boyas tan limitado que haga inviable mantener la vigilancia contínua de la zona».
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