Sandra Ferrer, presidenta de la Comisión de Deontología médica del Colegio de Médicos de la Islas Baleares: «Aunque los pacientes oncológicos opten por pseudoterapias, el médico debe recomendar tratamientos demostrados eficaces por la comunidad científica»
Sandra Ferrer, presidenta de la Comisión de Deontología médica del Colegio de Médicos de la Islas Baleares (COMIB), aborda con APAAC el peligro de las pseudoterapias en pacientes

Sandra Ferrer. / APAAC
APAAC
¿Cuáles son las principales diferencias entre la medicina convencional y las pseudoterapias?
La medicina convencional es aquella que está basada en datos obtenidos mediante estudios desarrollados mediante el método científico. Los tratamientos médicos convencionales se someten a ensayos clínicos y a un control riguroso antes de ser aprobados. Los profesionales que la ejercen deben ser médicos formados y acreditados. El objetivo principal es curar enfermedades, aliviar síntomas y prevenir problemas de salud. Además, existe una regulación y un control de los tratamientos y procedimientos médicos por agencias gubernamentales debiendo cumplir unos estándares de seguridad y eficacia. A diferencia de lo anterior, las pseudoterapias son propuestas de tratamiento que no se sustentan en la medicina con base científica. La gran diferencia entre pseudoterapias y medicina con base científica es que los hallazgos derivados de esta son reproducibles en poblaciones similares. Por el contrario, las pseudoterapias no contrastan sus resultados ni estos pueden ser reproducibles.
Muchos pacientes se aferran a las pseudoterapias a la hora de afrontar su enfermedad, ¿a qué riesgos se exponen?
Existen dos importantes riesgos para el paciente con el empleo de las pseudoterapias. El primero es el denominado “efecto de pérdida de oportunidad”; el segundo es el riesgo de efectos secundarios por el empleo de agentes terapéuticos sin validación. Querría destacar también la diferencia entre alternativo y complementario. Lo complementario es aquello donde el paciente busca un complemento para su bienestar dentro de su enfermedad. En este caso, deontológicamente es necesario informarle sobre el objetivo complementario y sobre los riesgos de posibles interferencias con tratamientos específicos y sobre la falta de base científica de estas prácticas. Algunas de las pseudociencias utilizadas como terapias complementarias al tratamiento convencional no comportarían tanto perjuicio al paciente como supone la elección de las mismas como sustitución de la totalidad de evidencia que exista en la medicina convencional.
-¿Cuáles son las pseudoterapias más extendidas?
La Organización Médica Colegial (OMC) cuenta con un observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias (https://www.cgcom.es/observatorios/oppiss). En su página analiza cada una de las pseudoterapias a fecha de hoy. Se dividen en diferentes áreas: sistemas integrales o completos (homeopatía, iridología, homeopatía, …), prácticas biológicas (terapia quelante, ozonoterapia..), prácticas de manipulación y basadas en el cuerpo (hidroterapia del colon, reflexología, quiropraxia..), técnicas de la mente y el cuerpo (bioneuroemoción, constelaciones familiares…), técnicas sobre la energía de biocampo y terapias bioelectromagnéticas (reiki/toque terapéutico...). Las terapias/técnicas no convencionales que gozan de mayor popularidad siguiendo el esquema del Observatorio son: la acupuntura (donde se ha visto evidencia solo en algunas indicaciones), dieta alcalina, fitoterapia, feng shui, gestalt, homeopatía, medicina integrativa, medicina cuántica, MMS/CDS/DMSO, ozonoterapia, nueva medicina germánica,tai-chi, terapia floral de bach.
¿Hay mucho negacionismo en torno a la ciencia?
El método científico se aplica no solamente en medicina, sino en todas las ciencias modernas. Es cierto que todo aquel que no acepta el método científico como herramienta para probar determinados fenómenos ya sean orgánicos, biológicos, físicos, químicos, etc. debería proponer un método probatorio. Sin embargo, existen negacionistas de las ciencias, entre ellas la medicina, por ello, el negacionismo en medicina realiza predicciones que posteriormente no se cumplen, y las consecuencias pueden ser fatales para pacientes o incluso para una población general. Existe una influencia de personajes populares o figuras públicas que, si promueven creencias negacionistas, sus seguidores pueden adoptarlas sin cuestionarlas. A su vez existe el llamado efecto de la comunidad en línea donde las redes sociales y plataformas sociales pueden reforzar creencias negacionistas al proporcionar un entorno donde se comparten y se ven validadas de forma sesgada sus creencias. En enfermedades con alta mortalidad, como es el cáncer, cabe tener en cuenta que aunque exista una demanda por parte del paciente o su familia de utilizar tratamientos sin base científica, un médico debe recomendar claramente el seguimiento y la continuidad de los tratamientos demostrados eficaces por la comunidad científica.
- Si este tipo de terapias no tienen ningún tipo de base científica, ¿por qué hay pacientes que confían su salud en ellas? ¿Y profesionales?
Cabe tener en cuenta que, en ocasiones, las personas recurren a pseudoterapias debido a frustraciones con la medicina convencional, por lo que hay que saber hacer un análisis a nivel individual y colectivo de por qué suceden dichas solicitudes. La relación médico-paciente es el gold estándar de todo acto médico y debe cuidarse mucho para ser fuente constante de confianza. No obstante, ningún tratamiento debería aplicarse sin el conocimiento del equipo médico responsable y de ninguna manera puede comportar el riesgo de abandonar el tratamiento establecido; este es el caso de los tratamientos oncológicos. Y, por supuesto, nunca deben presentarse como un tratamiento alternativo que pueda inducir al paciente a pensar que es una posible opción curativa de su enfermedad. Como dice el Observatorio de la Organización Médica colegial contra las Pseudociencias, pseudoterapias, sectas sanitarias e intrusismo profesional, hay una parte de propuestas con base orientada a la mejora del bienestar del paciente que, con buenas prácticas por parte del profesional cualificado y siempre que se informe al paciente y al profesional de la salud referente del tratamiento principal para evitar o reconocer efectos secundarios indeseados, son admisibles.
- ¿Cuál es el riesgo de que un profesional médico ‘recete’ y apueste por pseudoterapias para sus pacientes?
El riesgo para el profesional es que no actúe adecuadamente. No es buena práctica prescribir algo que no tiene base científica. En el Código de ética y deontología médica encontramos varios capítulos con artículos que hacen referencia a las pseudoterapias.
- ¿Las redes sociales juegan a favor de las pseudoterapias?
Las redes sociales tienen un aspecto positivo de educación sobre la salud que nunca debemos olvidar. Muchas de las informaciones médicas que encontramos en redes sociales son certeras, y se atienen a la medicina científica. No obstante, el marketing de pseudoterapias en redes sociales y otros medios puede influir, sin duda, en la percepción pública. Pero la publicidad de las pseudoterapias tiene un impacto en ambos sentidos. Por un lado, puede ser una plataforma de difusión de información pseudocientífica, lo que puede aumentar la visibilidad de estas prácticas sin el rigor científico exigido. Pero, por otro lado, también permite a los profesionales de la salud confrontar estas afirmaciones con lo que la ciencia actual conoce. En España, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, junto con el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, ha estado trabajando en un Plan para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias, que busca proteger a la sociedad de las pseudoterapias, considerando pseudoterapia a cualquier sustancia, producto, actividad o servicio con pretendida finalidad sanitaria que carezca de soporte en el conocimiento científico. Además, el Gobierno de España ha lanzado la campaña #CoNprueba, que tiene como objetivo sensibilizar e informar sobre la evidencia científica y combatir las pseudociencias y las pseudoterapias. En resumen, aunque las redes sociales pueden contribuir a la difusión de pseudoterapias, también existen esfuerzos gubernamentales y científicos para contrarrestar esta tendencia y proporcionar información veraz a la sociedad.
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