Ejército de tierra
Patrullas militares para ayudar a vigilar Ibiza
Treinta efectivos del batallón Filipinas, perteneciente al Regimiento de Infantería Palma 47, han recorrido la isla para establecer puntos de reconocimiento y precisar su planteamiento por si se produjera una amenaza a la seguridad en la isla.

Galería: Mira aquí todas las imágenes del ejercicio 'Exalid' del batallón Filipinas, perteneciente al Regimiento de Infantería Palma, en Ibiza / Marcelo Sastre

Un soldado yace en el suelo del antiguo acuartelamiento de sa Coma. No se puede mover porque «se está desmayando, no se ve con fuerzas para seguir o está enganchado a algo y no puede autorrescatarse», explica el sargento Christian Sevilla. Se trata de una situación ficticia que forma parte de una prueba en la que, en ese momento, interviente otro soldado: «Estoy provocando que el rescatador acuda al sitio más peligroso en este momento, que es donde se ha producido el disparo y debe hacerse el rescate con total seguridad», detalla Sevilla. El sargento y sus soldados forman parte del batallón Filipinas, perteneciente al Regimiento de Infantería Palma 47, que suele visitar la isla cada año.
En esta ocasión, la sección está formada por una treintena de efectivos, que llegaron este lunes en transporte marítimo con los diez vehículos ligeros y dos camiones que les acompañan de costumbre. Han pasado cinco días en la isla (se van este viernes) y han patrullado con los coches o a pie muchos lugares de Ibiza. Es posible que turistas y residentes les hayan visto, y esta es una parte de su misión: «Hacer presencia y vigilar. Además de establecer puntos de observación, cooperar con las fuerzas locales...», apunta el teniente Gallego, que está a cargo de la sección que recorre la isla. El teniente tiene tres pelotones y cada pelotón lo controla un sargento. Todos desarrollan el ejercicio Exalid, enfocado a que «el teniente lidere su sección», indica Gallego.
Cerca de las once de la mañana de este jueves, la parte de la sección que no ha salido a patrullar realiza una «formación prehospitalaria», que integra todas aquellas maniobras que salvan la vida de los militares: «Por la peculiaridad de las zonas aisladas en las que trabajamos, esperamos entre veinte minutos y dos horas a que un facultativo militar o civil llegue a la zona del accidente y pueda aplicar los servicios avanzados sanitarios», aclara Sevilla sobre las técnicas que aprenden para mantener a las víctimas con vida el mayor tiempo posible.
En cuanto a la formación de rescate, Sevilla recuerda que, en primer lugar, los militares se dirigen al herido para comprobar si éste está consciente: «Se dicen dos o tres cosas, no se puede hablar mucho más porque en el combate no tienes tiempo», indica el sargento.
Heridos en combate
Cuando el soldado que realiza el rescate comprueba que la víctima no responde, «tiene que acudir a la zona más peligrosa del mundo, que la llamamos ‘x’ o ‘zona caliente’», explica Sevilla. Cuando el soldado llega al herido: «Se coloca y prepara la baja [como se refieren al compañero herido]». En esta maniobra, la fuerza con la que el soldado coge el cuello del herido llama la atención: «Los militares en combate no damos importancia al control cervical», bromea Sevilla. Mientras el rescatista está pendiente del «enemigo», coge al compañero haciendo una sentadilla profunda antes de llevarla a «lugar seguro».
Para atender las heridas en zonas remotas, cada uno de los militares cuenta con una mochila equipada con lel material necesario para atender a todos los miembros de su pelotón: «Está hecha para nuestro trabajo. Podemos esconder las anillas para adherirlas a otra mochila mayor, tenemos un tipo de agujeros [en la parte delantera de la mochila] que se llaman ‘mole’ y son para adherir torniquetes, que es lo que más utilizamos», señala el sargento, y añade: «Los torniquetes son el primer dispositivo que utilizamos para el tratamiento de hemorragias masivas [...]. Es un material tosco porque perdemos las funciones finas y así podemos utilizarlo incluso con nervios».
Dentro de la mochila, el material se distribuye en diferentes estuches transparentes, según el tipo de herida que pueden curar. Entre ellos están los que incluyen curas de hemorragias masivas, como el vendaje común o el vendaje israelí (más acolchado, para succionar la sangre, y con dos clavijas para redireccionar la venda) o agentes hemostáticos (pequeñas vendas que se introducen en los orificios en los que se produce la hemorragia para acelerar la coagulación de la sangre).
Parar una hemorragia
Otra bolsa contiene curas para heridas en vías aéreas, superiores e inferiores, y también hay material para el tratamiento y la prevención de la hipotermia o las quemaduras moderadas. Para estas últimas, la sección dispone del «sistema waterjel, una novedad que tiene propiedad analgésica, hidratante y protectora», expone el soldado Gómez, sobre otro de los elementos que hay en las mochilas.
Además de la mochila y el arma que portan, los soldados realizan la práctica en Sa Coma con un cinturón que incluye todo el equipamiento necesario para atenderse a sí mismos: «Esto es lo que tratamos en Ibiza, donde tenemos poco material, si no iríamos con casco, chaleco, etc...», señala Sevilla. Los militares realizan semanalmente actividades como la formación de hoy, enfocadas a desarrollar habilidades para todo su abanico de combate. Practican «tiro, escalada, combate en agua, topografía...», señala el sargento Sevilla. En definitiva, como apunta el teniente Gallego, el cometido de su sección es «la instrucción en cualquier ámbito», además de dar apoyo en misiones internacionales: «El año pasado estuvimos desplegados en Senegal, donde todavía seguimos, y ahora tenemos una compañía en Irak», anuncia Gallego.
Evacuación en Cabrera
Dos soldados y el sargento Christian Sevilla, del despliegue que ha visitado Ibiza estos días, se encontraban en Cabrera la semana pasada, durante el paso de la DANA. Ahí rescataron a 61 civiles en tierra y a una familia en el mar en Cabrera: «Se vieron en una vorágine de objetos volando a gran velocidad y sin saber dónde refugiarse, porque no hay una zona de evacuación señalada», detalló Sevilla.
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