Los dos principales pozos de Ibiza siguen sin suministrar agua a camiones

Tras casi 20 días, la caótica situación para extraer caudal de los pozos sigue con colas de hasta siete horas, precios más elevados y la misma demanda

Varios camiones de transporte de agua potable, en el pozo de Can Guasch.

Varios camiones de transporte de agua potable, en el pozo de Can Guasch. / Toni Escobar.

Bea Roselló

Bea Roselló

Ibiza

Las colas de camiones para extraer agua de pozos continúan igual de largas que hace casi un mes, sin atisbo de mejoría. A principios de agosto, el sector alertaba del cierre de dos de los principales pozos que suministran agua a las empresas de transporte en Ibiza. Veinte días después, la situación sigue siendo la misma, aunque con más horas de espera para llenar las cubas, precios más elevados, más tiempo para servir al cliente y la misma demanda.

Así lo resume Enrique Tortosa, propietario de la empresa Aguasric Ibiza y uno de los muchos perjudicados por el cierre del pozo de suministro de Sant Miquel, por un lado, y del Pou d’en Fariseu, en Sant Rafel, por otro.

«Estamos exactamente igual que hace 20 días y no hacen absolutamente nada», critica Tortosa, que explica que en el caso del pozo de Sant Miquel sigue cerrado al, supuestamente, haber superado el límite permitido de agua, mientras que en el Pou d’en Fariseu, tras la rotura de una bomba de extracción, «nadie ha tocado nada».

El dispensador de la desaladora de Vila, sin funcionar.  | MARCELO SASTRE

El dispensador de la desaladora de Vila, sin funcionar. | MARCELO SASTRE

El responsable de Aguasric Ibiza señala que la situación ha provocado rebajar a más de la mitad el número de viajes de los camiones a los pozos de extracción. Si antes del parón de los dos principales pozos se realizaban 45 viajes, es decir 45 camiones cuba llenos, ahora se hace menos de una veintena. Y el motivo no es otro que las largas colas y las esperas. Y es que, según explica, los camiones pueden estar hasta siete horas aguardando su turno para llenar las cubas, cuando antes, en los pozos ahora cerrados, se cargaban en minutos. «Si hay cinco o seis camiones por delante, y cada uno se lleva una hora por carga, haz cuentas. Ahora mismo tengo dos camiones parados por este motivo», indica. La solución, cargar la cubas por la noche, «que hay un pelín menos de cola», apunta.

En cuanto al tiempo de espera de los clientes, actualmente está fijado en una semana: «Nosotros damos de seis a siete días para servir agua a los clientes», a pesar de las ofertas económicas que les hacen para atender la demanda de forma inmediata.

Ante eta situación, Tortosa se ha visto obligado a subir precios para compensar pérdidas y aún así las cuentas salen «de aquella manera». «O subimos los precios para amortiguar los gastos o hay que cerrar», añade. Aguasric Ibiza ofrece la cuba de agua de 220 euros, 100 euros más que hace un mes, y eso que «soy uno de los más baratos», insiste.

Con estos precios, Tortosa reconoce que es «una locura» cuando se lo tiene que transmitir a clientes de toda la vida, «gente trabajadora, ibicenca». «No se trata de turistas, ni de mansiones, es gente ibicenca que vive en la periferia, que no está en la ciudad ni en entornos urbanos», precisa. Hace referencia a las viviendas ubicadas en rústico, que se sirven de agua de pozo para poder contar con este suministro.

Para Tortosa, la situación que vive la isla de Ibiza es una «puñalada por cada costado» y critica la gestión de este recurso y la imposibilidad de poder abastecerse del agua de las desaladoras porque los dispensadores siguen sin funcionar a pesar de que fueron instalados hace nueve años: «Llevan nueve años tirando agua al mar durante diez meses y no nos han vendido ni una tonelada de agua a los que nos dedicamos a esto», critica.

Respecto al anuncio del Govern balear de poner en marcha estos dispensadores a finales de agosto o principios de septiembre, y siempre y cuando haya un excedente de agua, Tortosa cree que ya servirá de poco porque la demanda ya no lo requerirá.

Para Tortosa, el problema no es que no llueva ni que no haya agua, sino «quien dirige todo esto». En este sentido, apunta que tanto el pozo de Sant Miquel como el d’en Fariseu son «ricos en agua» ya que se llenan, según asegura, de caudales subterráneos de la Península.

El presidente de la Asociación de Concesionarios de Captaciones de Agua de la Pimeef, Joan Bufí, por su parte, señaló ayer que la situación, aunque «no es perfecta», es mejor que hace unas semanas. Esta mejoría, según Bufí, se debe a las lluvias de la semana pasada y a que pasado el 15 de agosto, la demanda empieza a reducirse. «La lluvia, aunque poca, ha ayudado bastante y ha aliviado un poco la situación», indica.

Reconoce que hay empresas que han tenido «problemas» y que la situación ha sido «un poco caótica», pero se congratula de que no se cerraran los dos pozos principales a principios de temporada porque la situación se hubiera agravado. Bufí, que tiene pozos en propiedad, reconoce que su empresa no ha sufrido la falta de agua en ningún momento este verano.

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