Editorial: Serpientes, un desastre debido a la negligencia

El pasotismo del Govern balear durante dos décadas posibilitó la expansión de los ofidios por toda Ibiza

Guerra contra las serpientes: Sant Antoni reparte unas cien trampas

Guerra contra las serpientes: Sant Antoni reparte unas cien trampas / toni escandell tur

Diario de Ibiza

La colonización de la isla de Ibiza por parte de las serpientes es la consecuencia de la negligencia y la pasividad del Govern balear, pues no adoptó medidas para evitar el desastre medioambiental que supone la introducción de los ofidios para las Pitiusas. La primera culebra se encontró en Ibiza en 2003 y ya entonces los ecologistas advirtieron de que había que tomar precauciones para impedir que llegaran a las islas hibernadas en los troncos de los olivos. La principal víctima de la expansión de las serpientes es la lagartija endémica de las Pitiusas, Podarcis pityusensis, que tiene 22 subespecies catalogadas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.

A lo largo de estos más de veinte años que han pasado desde que se descubrió la primera serpiente, han estado al frente del Govern —y la conselleria de Medio Ambiente— partidos de distinto signo político, pero la ineptitud a la hora de evitar una catástrofe ecológica como la que ahora sufrimos ha sido común a todos. Es posible que la visión mallorquinista y alejada de los problemas de las islas menores que tradicionalmente caracteriza al Govern explique el pasotismo que los políticos y altos funcionarios han mostrado por lo que respecta al grave problema de la expansión de las serpientes por Ibiza, Formentera y sus islotes. No pueden alegar que no lo sabían: a lo largo de estos años hemos tenido información precisa y permanente sobre cómo las culebras iban extendiéndose por lugares donde antes no había, e incluso llegaban nadando a los islotes, cuyo equilibrio ecológico es sumamente frágil, y donde un depredador como este es un peligro para las lagartijas pero también para las aves que anidan en ellos.

Hace años que se ha tirado la toalla: en la isla de Ibiza ya es imposible erradicar a los ofidios y sólo se aspira a contenerlos con el reparto de trampas. En Formentera la plaga está más localizada en la zona de la Mola, pero es cuestión de tiempo que se extiendan por toda la isla. Los últimos datos son muy alarmantes, aunque no han sorprendido a nadie: en sólo cuatro meses se han capturado en Ibiza casi tantas serpientes como en todo el año pasado, una cifra que da la medida de la progresión de esta especie invasora imparable que está diezmando la población de lagartijas hasta ponerlas en serio peligro y que, como no tiene ningún depredador natural, ha desarrollado el gigantismo (son más grandes que los ejemplares de la península). El notable incremento en el número de capturas no se explica únicamente por la mayor cantidad de trampas distribuidas por la isla: se debe a que la población de serpientes está creciendo de forma exponencial, y cada vez será mayor, como admite el gerente del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de les Illes Balears (Cofib), Miquel Puig.

El propio responsable del Cofib sostiene que es posible que en algunos de los islotes haya desaparecido ya la subespecie endémica de lagartija debido a la llegada de las serpientes. Ahora, sólo queda intentar contener con trampas a una especie invasora convertida en plaga que amenaza la supervivencia de una joya ecológica como es la sargantana pitiusa con sus 22 subespecies. La nefasta e irresponsable gestión medioambiental por parte de políticos y técnicos nos ha llevado en solo veinte años a un desastre que no por anunciado por ecologistas y científicos es menos terrible.

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