Grupos organizados
Así operan las bandas de ladrones de relojes de lujo en Ibiza
La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional de Ibiza lucha contra las bandas organizadas dedicadas a la sustracción de relojes de alta gama, que cuentan con «mecanismos» para dar a las piezas apariencia legal y venderlas.

José Oliva, oficial del grupo de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía Nacional de Ibiza. / Vicent Marí

«De forma paralela al turismo de lujo, se desplazan los grupos especializados en robos de relojes a lo largo de todo el territorio nacional y europeo», indica José Oliva, oficial del grupo de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional de Ibiza.
El grupo que lidera se encarga de desarticular las bandas organizadas que sustraen este tipo de relojes de alta gama en la isla. La Milla de Oro, ubicada en Marina Botafoch, es una de las zonas donde operan con frecuencia. Los agentes, por su parte, intentan evitar sus triunfos.
La estructura jerárquica que utilizan los delincuentes es una de sus características principales y abarcan toda la operación para ejecutar el robo: desde el tirón o la técnica de sustracción hasta la venta del artículo de lujo en el mercado negro internacional. «Tienen las herramientas para que una pieza robada pueda llegar a cualquier punto del planeta», apunta el policía. «De hecho, terminan por todas partes del mundo», añade.
En cuanto a la jerarquía dentro de estas bandas, Oliva asegura que «hasta el más pequeño de ellos, cuenta con una infraestructura premeditada». Tienen, además, «mecanismos» para otorgar a las piezas «cierta apariencia de legalidad» a la hora de darles salida mercantil, lo que puede hacer que cualquier reloj sustraído en la isla termine vendiéndose en una relojería totalmente legal en un país situado al otro extremo del globo.
Los turistas alojados en hoteles de lujo, en comercios de alto standing, o que frecuentan áreas donde se huele el alto poder adquisitivo son carne de cañón para estos delincuentes, que en ocasiones residen en el territorio en el que operan, pero en otras se trasladan a propósito para cometer los delitos.
«Cuando las víctimas son turistas [los ladrones] juegan con la ventaja de que suelen irse a los pocos días y eso dificulta la investigación policial, aunque el objetivo general son las personal que llevan este tipo de relojes, indiferentemente de si están de vacaciones o son residentes», afirma.

Cuatro de los siete relojes de lujo recuperados este año por la unidad. | VICENT MARÍ / Ángela Torres
Dos grupos criminales
«Algunos de los miembros de las bandas sí son más asiduos o permanecen aquí y otros, en cambio, se van desplazando con mayor frecuencia», apunta el oficial, encargado de desmantelar principalmente estas organizaciones dedicadas al robo de relojes de alta gama.
«En la isla operan dos grandes grupos, uno de origen italiano, con gran tradición en Ibiza desde hace muchos años (más de una década), y otro compuesto mayormente por francófonos de ascendencia argelina o magrebí en general», continúa.
Tras una larga trayectoria siguiendo sus pasos para conseguir detenerlos, los agentes ya logran entrever, a partir del modus operandi utilizado, cuál de estos dos grupos está detrás de un robo. Iniciar cualquier investigación, sin embargo, no es tarea fácil.
«Hay denuncias con las que es muy complicado trabajar por falta de detalles, aún así, siempre animamos a hacerlo, es muy importante», insiste el oficial. En caso de que haya habido agresividad de por medio -explica- es relevante presentar el parte de lesiones junto a la denuncia para que haya una diferenciación y se juzgue como tal.
Aunque las maniobras no siempre implican brutalidad por parte de los delincuentes, sí requieren de habilidad y distracción. «Se consideran de lujo las piezas que rondan los mil euros, pero nosotros trabajamos igual para recuperar una de 400 euros que una de 40.000, porque todos provienen de una acción penal (ya sea hurto o robo con violencia)», asegura.
El policía muestra, a continuación, un vídeo en el que se ve a dos turistas frente a un cajero (la grabación está capturada por la cámara). Mientras el primero de ellos hace los trámites, uno de los ladrones se acerca sigilosamente a su acompañante, que está justo al lado, lo abraza por detrás, y con un sofisticado gesto le retira rápidamente el reloj de muñeca.
Los delincuentes tienen diferentes formas de actuar. A veces van en motos -alquiladas, en su mayoría-, y sustraen los relojes con un tirón similar antes de subirse a un vehículo y darse a la fuga. En otras ocasiones emplean la técnica conocida como ronaldinho, que consiste en introducir su pierna entre las de la víctima para bloquearla y robarle a continuación.
En total, este año se han recuperado siete relojes y los policías ya han podido devolver tres de ellos a sus propietarios, algo que Oliva comunica con orgullo. El oficial también explica con satisfacción muchas de las operaciones de éxito, algunas ocurridas fuera de su horario laboral o el de sus compañeros.
Como el día en que uno de los agentes de la UDEV reconoció, mientras paseaba por Sant Antoni fuera de servicio, al autor del robo de un reloj valorado en 400.000 euros y consiguió detenerle. Lo mismo le sucedió a él mismo el año pasado, cuando caminaba cerca de la Milla de Oro y reconoció a varios sospechosos.
El paseo terminó con la desarticulación de un grupo criminal tras la detención de cuatro de sus miembros y la recuperación de dos relojes de alta gama. Uno de ellos valorado en 45.000 euros y que había sido sustraído ese mismo fin de semana en Vila.
Un comprador para cada reloj
Oliva recuerda también cómo hace unos diez años, en 2014, empezaron a detectar la presencia en la isla de las bandas de origen magrebí y detectaron in fraganti a tres de ellos primero. Estas detenciones condujeron luego a un cuarto arresto, a la recuperación de un reloj y al esclarecimiento de siete robos.
El valor de los relojes sustraídos asciende, en algunos casos, al millón de euros. En las últimas semanas, el artista callejero Alec Monopoly ha denunciado que había desaparecido de la villa en la que se alojaba en Ibiza una pieza de la marca Jacob&Co.
Aunque estas piezas más exclusivas no suelen ser el blanco de los ladrones. Estos prefieren relojes de modelos y marcas más conocidas y de una gama más asequible: de entre 10.000 y 20.000 euros, con más clientes potenciales.
Aún así, Oliva afirma que para cualquier pieza «se puede encontrar un comprador», ya que estos grupos tienen herramientas para darles apariencia legal -como certificados falsos- y que se puedan vender luego en cualquier comercio.
«Lo que está claro es que aquí no roban (y si lo hacen es por equivocación) relojes de menos de 4.000 euros», traslada. Entre los siete que se han recuperado este año, hay uno de 40.000 euros y dos falsificaciones.
El año pasado, los agentes esclarecieron el 80% de los casos y en lo que llevamos de este, alrededor de un 60%. «Tenemos un grupo de trabajo muy eficiente y eficaz para este tipo de investigaciones, también en colaboración con otros grupos de la Policía Nacional de Ibiza y con nuestros homólogos de Madrid, Barcelona o Puerto Banús, en Marbella [donde hay un tipo de turismo parecido]», señala. n
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