El agua regenerada de la nueva depuradora de Ibiza no se podrá usar para el riego
Tampoco se puede usar para recuperar los acuíferos, como se hace en Mallorca
En la situación actual de prealerta de sequía y ante la perspectiva de que se agrave en los próximos años, la posibilidad de contar con el agua regenerada de la nueva depuradora de Ibiza es una alternativa para la agricultura de la isla. La Estación de Depuración de Aguas Residuales (EDAR) de sa Coma, que se prevé que entre en funcionamiento este verano, está preparada para tratar 25.000 metros cúbicos de agua al día que, teóricamente, debe ser apta para la limpieza de calles y el riego.
Para aprovecharla será necesario la construcción de una infraestructura de canalización y almacenamiento que, salvo el municipio de Santa Eulària, ninguna institución ha previsto. Pero ni siquiera si la isla contara con esta infraestructura el agua se podría utilizar.
El agua saldrá tratada, pero será salada y de la depuradora se irá por el emisario directa al mar.
«En el momento actual, el agua que llegará de la red de saneamiento de Santa Eulària y de Ibiza tiene un nivel de salinización que impiden usarla sin correr un alto riesgo de afectar a la vegetación», explica el gerente de la Agencia Balear del Agua (Abaqua), Emeterio Moles. La planta depuradora elimina todos los residuos, pero no realiza un tratamiento de desalinización.
Un 100% de salinidad
El último informe de Abaqua sobre salinidad de las aguas residuales que entran en la depuradora desde alcantarillados municipales, del año 2022, muestra que la salinidad media en la isla de Ibiza roza el 70%. Es el nivel más alto de Balears, muy por encima de Mallorca y Menorca, donde el nivel medio no supera el 50%.
A pesar del dato negativo, la senda es de mejora. Las inversiones hechas en los últimos años por los ayuntamientos de la isla para mejorar la red de saneamiento han supuesto un notable descenso de la salinidad. El dato en 2020 y 2021 se situaba en el 84%.
El mayor incumplimiento en el caso de Ibiza se da, precisamente, en la depuradora que más agua debe tratar: la de Ibiza. El 100% del agua que llega a esta instalación desde el alcantarillado de Vila, principalmente, tiene un exceso de salinidad. Esa será el agua que ahora reciba la nueva depuradora.
Abaqua destaca en su informe que «solucionar esta problemática es responsabilidad de los ayuntamientos, puesto que la salinización se produce principalmente por la intrusión salina al alcantarillado municipal».
De manera más generalizada, la salinidad del agua residual del alcantarillado puede estar relacionada con el mal estado de las canalizaciones, muchas rupturas por donde entra el agua salada subterránea,especialmente en las redes próximas a la costa.
También puede ser consecuencia del vertido de salmuera de desaladoras privadas o por vertidos industriales.
Tampoco para llenar acuíferos
El Ayuntamiento de Ibiza tiene previsto aprovechar las ayudas de tres millones de euros acordadas entre el Consell de Ibiza y el Govern balear para todos los ayuntamientos de la isla, principalmente para la adecuación de la red de alcantarillado.
Sin embargo, con un 100% de salinidad, harán falta años de inversión para revertir la situación.
Durante años, tanto las instituciones de la isla como entidades como la Alianza por el Agua especularon sobre la posibilidad de utilizar el agua regenerada procedente de la nueva planta para llenar los cauces de los torrentes.
El uso de esos cauces implicaría también la infiltración de este agua en el subsuelo y la mejora del estado de los acuíferos, otro de los grandes quebraderos de cabeza en materia de gestión de agua.
Acuíferos salinizados
El abuso del consumo de las reservas subterráneas, motivado por el incremento de la demanda en verano por la llegada de turistas, ha hecho que muchos de los acuíferos de la isla estén salinizados. La entrada de agua regenerada podría iniciar el camino para revertir esta situación.
En el caso de Mallorca, hay varias depuradoras que vierten el agua tratada a sus torrentes. «Es algo autorizado después del análisis del agua. Pero con el agua de Ibiza no se puede hacer. Provocaría un empeoramiento de la situación de los acuíferos y dañaría la biodiversidad de la ribera de esos cauces», alertó Moles.
«Mientras no se revierta la situación de salinidad no se puede poner en marcha ningún proyecto para devolver el agua al medio. Verterla en el estado actual sería una temeridad», concluyó.
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