Feriantes y público de la feria de Navidad coinciden: «Aquí estamos mejor»
Los profesionales que participan en la feria de atracciones de Navidad de Vila apoyan la nueva ubicación porque tienen «mayor visibilidad», aunque la asistencia de público es similar a la del año pasado
La gran novedad de este año de la feria de atracciones de Navidad de Ibiza ha sido el cambio de ubicación. Después de muchos años instalada en un solar situado entre las calles Abarca y es Cubells, en Can Misses, este año se ha trasladado a un solar de sa Joveria colindante con la ronda E-10. Cuando se cumple un mes y una semana de su apertura -abrió sus puertas el 24 de noviembre y cerrará el 14 de enero- ya ha pasado el tiempo suficiente como para realizar los primeros balances y preguntar tanto a los feriantes como al público qué opinan de la nueva ubicación.
Podría mantener el suspense hasta el final del artículo, pero no vale la pena. Todos los feriantes consultados y casi todos los asistentes a la feria dan su aprobado a la nueva ubicación. Eso sí, este alto nivel de satisfacción no se está traduciendo en un aumento significativo de asistentes.
«Vino mucha gente durante el puente [del 8 de diciembre] y luego se ha mantenido. Más o menos, la misma gente que el año pasado», comenta Hugo Castillo, feriante y encargado de la atracción Titanic. Castillo está satisfecho con la nueva ubicación: «Es mejor. Estamos más abiertos, más a la vista, hay más espacio para que la gente circule. Nosotros no hemos recibido ninguna queja, al contrario».
Similar análisis realiza Francisco Roca, toda una institución en el universo feriante ibicenco. Hijo y nieto de feriantes, no conoce otra vida que esta, y es un asiduo a todas las fiestas patronales de la isla. En esta feria navideña, tiene instalado un carrusel para los más pequeños -Atracciones Roca- así como la montaña rusa infantil Súper Dragón y los autos de choque.
«Estamos contentos. Este es un buen sitio», explica Roca, aunque la asistencia, admite, no ha cambiado: «Es que en Ibiza somos los que somos, no hay más. Es lo que hay. Cuando voy a los pueblos, también es lo mismo. Cada año es la misma gente».
Aunque ya tiene edad para haberse jubilado, Francisco sigue en la feria con su mujer, sus hijos y sus nietos: «No conozco otra vida. Es muy esclavo porque no hay domingos ni festivos. Y cuando no hay fiesta, debes hacer el mantenimiento, limpiar, pintar, engrasar la maquinaria, cambiar una bombilla que se funde. Nunca se descansa». Pese a todo, está satisfecho: «Soy feriante y esto me ha dado de comer toda la vida. ¿Cómo me voy a quejar?».
«En Coslada no nos dijeron nada»
«Estamos mejor ubicados. Ahora se nos ve más. La gente llega a la ciudad y ve las luces», señala Manuela Díaz, propietaria del Bingo Berbis, que nos atiende poco antes de ponerse tras el micro y cantar los números. El bingo es una instalación luminosa de ocho metros de altura en la que, como en un altar barroco, se dispone una abigarrada concentración de premios: peluches multicolores y tostadoras, patinetes eléctricos, lavadoras, planchas, cafeteras y microondas, entre otros pequeños electrodomésticos.
«Hemos tenido la suerte de que no nos ha llovido, porque un día de lluvia es un día perdido», explica, «durante el puente fue muy bien pero ahora ha bajado, porque se nota que en los días de Navidad mucha gente se marcha a la Península. Pero no nos podemos quejar. Y el miércoles, que es el día de los niños, funciona muy bien».
Carlos Berbis, también propietario del Bingo Berbis, se muestra molesto por las dudas suscitadas por la seguridad de las atracciones: «Tenemos todo en regla, todos los papeles de seguridad. Todo», insiste. No obstante, el Consell ordenó mitigar los destellos e intermitencias de la luz que, según los técnicos de la institución insular, pueden «distraer» a los conductores. «Es Coslada pusimos la feria al lado de la M-50 y nadie se quejó de nada», comenta extrañado.
Berbis nació en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y ha tenido una vida nómada, con su negocio a cuestas. Lleva 20 años acudiendo a la feria navideña de Ibiza y asegura que nunca ha habido ningún problema de seguridad: «Además, nos encargamos de la limpieza de todo. La suciedad es por la gente que hace botellón en el solar de atrás. No le costamos ni un duro al Ayuntamiento. Al contrario, ¡pagamos para estar aquí!». Sobre la ubicación se muestra también encantado: «Y la gente nos lo dice. Pregunte, pregunte, y ya verá». Y eso es exactamente lo que hacemos.
Más espacio y más cercano
Maria Costa y Anna Costa son dos jóvenes asistentes a la feria y ambas están satisfechas con la nueva ubicación. «Antes estaba todo más apelotonado. Ahora, al estar en un espacio más alargado, es más fácil de recorrer», explica Maria, «además, es más accesible desde el centro de la ciudad. Estás cerca de los restaurantes y de la zona de sa Colomina. Puedes ir y volver andando». Anna está de acuerdo: «El otro sitio era cuadrado y estaba todo muy apretado en el medio, ¿no?».
La mejor distribución espacial es una constante en las respuestas de los usuarios consultados, y es el argumento que repiten también Fernando Ochoa y Erika Posada, una pareja que ha acudido a la feria con su hija pequeña que, en estos momentos, está subida a la atracción Mini Salto Mortal. «Aquí está mejor distribuido. Antes, estaba todo muy pegado. Ahora, al estar a lo largo, es todo más cómodo», señala Fernando. «Además, donde estaba antes, quedaba más escondido», completa Erika.
La accesibilidad de la nueva ubicación es lo que ha conquistado a César Jofrade, un vecino de Vila jubilado que acompañada a sus nietas a la feria: «Mejor aquí, está más cerca. Está mejor comunicado con la ciudad. Cruzas el semáforo y vienes directamente. Antes tenías que subir por el puente y ahora te lo ahorras».
Laura confiesa que le da igual un sitio que otro, ya que ella es josepina: «Hay sitio para aparcar fácil y ya está, eso es lo que me importa. Quizás al estar más cerca de la ciudad, es fastidioso para los vecinos, pero claro… es que yo vengo de Sant Josep».
Las dos únicas opiniones discordantes explican lo mismo: la antigua ubicación les quedaba más cerca de casa. «Yo vivo en el parque de la Paz y andaba menos para venir», comenta Gloria Iborra, «pero vamos, que el sitio está bien». «¡Es que yo vivo en Cas Serres y me iba mejor donde estaba antes!», dice Alba Espinosa, «pero ahora lo que tiene de bueno es que se ve más. Antes quedaba un poco escondido».
«Durante muchos años, los vecinos de Can Misses se quejaban del ruido de la feria, creo que está bien que la hayan movido de sitio», señala Víctor Sánchez, que también está satisfecho con la nueva ubicación. Aunque nunca llueve a gusto de todos: «Un amigo mío vive un un bloque de aquí enfrente y están bastante fastidiados con los ruidos», explica Álvaro Fernández, otro de los asistentes a la feria.
«Es verdad que hay quejas», admite Carlos Berbis, «pero estoy seguro de que el 95% de los ibicencos quiere la feria. En invierno hay muy poca oferta de entretenimiento y la gente nos espera cada año». Y dicho esto, se sube a su estrado porque empieza un nuevo sorteo en el bingo.
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