La unidad de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional de Ibiza se sentó ayer por la mañana, a las 10.30 horas, con los mayores en l’Esplai de Can Ventosa para advertirles sobre las estafas de las que pueden ser víctimas y así ayudar a prevenirlas. La mayoría de los asistentes a la cita testificaron haber sufrido en alguna ocasión un intento de timo a través de WhatsApp, llamada telefónica o mensajería.
Dos agentes de la Policía Nacional de Ibiza se pasean entre los mayores que desayunan en l’Esplai de Can Ventosa en un ambiente tranquilo, dominado por el sonido matutino de una máquina de café.
No han recibido ninguna llamada de emergencia. Los uniformados son Carlos Muñoz y Laura García, agentes de la unidad de Participación Ciudadana de la Policía Nacional de Ibiza, que ayer a las 10.30 horas acudieron al espacio de Vila. Allí presentaron a las personas mayores de la isla interesadas en no ser víctimas de estafas ante las que pueden ser vulnerables el llamado Plan Mayor de Seguridad. No para «alarmar», indicó Muñoz (portavoz de la unidad) sino para prevenir y «evitar que estos timos se conviertan precisamente en un problema».
Es el primer encuentro de la iniciativa ‘Els majors prenem un café amb la Policía Nacional’ del cuerpo policial y la concejalía de Mayores del Ayuntamiento de Ibiza que a partir de ayer se convertirá en rutina dos viernes de cada mes, como apuntó la concejala de Infancia, Igualdad y Mayores de Vila, Sara Barbado. El evento se celebró con motivo de Día Internacional de las Personas de Edad (1 de Octubre).
Estafas telefónicas
Los asistentes, alrededor de veinte mayores, arrojan desde el principio de la charla dudas, preguntas y relatos relacionados con estafas ya sufridas o que habrían podido llegar a sufrir. Casi todas ellas han sido víctimas en alguna ocasión de timos que les llegan, no a diario pero de manera muy frecuente, a través de distintos canales, sobre todo WhatsApp o llamadas telefónicas.
Antonia casi pica cuando un día, al coger el teléfono a un número desconocido, una voz también desconocida la increpó asegurándole que estaba suscrita a una plataforma de venta de libros y que si no abonaba los 1.600 euros que debía por la compra de los mismos (que nunca adquirió) irían a juicio. Por lo que «ya se podía buscar un abogado y un procurador» si no quería que le embargasen, le amenazaba la voz. Antonia le contó a su hijo lo sucedido, dudosa, y este le dijo que era un timo. Por si las moscas, ella se había quedado con el nombre (casi con seguridad, falso) de su interlocutor, el número de teléfono y le había informado de que iba a llamar a la Policía. Cuando intentaron volver a llamar, su hijo y ella, «seiscientas veces para averiguar de quien se trataba, pillarle y mandarle a tomar por saco», tan solo oyeron un pitido al otro lado de la línea telefónica.
Ni vergüenza ni pereza
Otra de las mujeres de l’Esplai le recrimina: «¡No llames Antonia!». La afectada pregunta a Muñoz si en esos casos, donde solo se recibe una llamada, es posible denunciar. El portavoz indica que siempre es importante aportar este tipo de «información valiosa», para que en la Comisaría se tenga constancia y se actúe de algún modo. Pero, añade, «no hay que dar bola» a los estafadores.
Por su parte, la agente García anima a denunciar, algo que «muchas veces no se hace por pereza o por vergüenza». Su compañero le toma el relevo de la palabra e insiste en evitar el silencio por sentir rubor al haber sido estafado. «Nadie es más listo que nosotros, los timadores saben bien lo que hacen y desde la Policía nadie os va a juzgar», asegura al grupo.
Neus, presidenta de la asociación de mayores, comenta que «a veces los estafadores te ponen en una situación de presión y de nervios», lo que provoca que pierdas la capacidad de razonamiento lógico.
«Yo caí, me hicieron creer que era mi hija que me hablaba desde un teléfono desconocido después de haber perdido el suyo y que necesitaba dinero», narra, y prosigue: «Ante la posibilidad de que le pase algo a tu hija o a tu nieta das hasta el último céntimo».
Palabras clave para evitar caer
Felisa interviene para dar un consejo a sus acompañantes. Explica que ella y sus familiares utilizan «una palabra clave» para no caer en estafas y desde que su hijo, que trabaja en Afganistán, viviera una mala experiencia y tuviera que ser ingresado en el hospital. «Utilizamos un término que solo conocemos nosotros y así sé que es él», y no otra persona que se está intentando aprovechar.
Esto en el caso de darse vía electrónica, porque la estafa entra a veces por otras puertas. Y no es un juego de palabras. Recientemente, dejaron en el Esplai una carta dirigida a una de las mayores (la presidenta) pidiendo más de cien euros de una factura telefónica. Pero se dieron cuenta de que el logo de Telefónica plasmado en el sobre era el antiguo y no el actual. No era una notificación oficial sino que se trataba de un falseo.
Muñoz proporciona a los presentes otras herramientas para que se sepan defenderse ante un timo del que podrían ser víctimas potenciales por su vulnerabilidad, por ejemplo, frente al uso de nuevas tecnologías. Las tres señales para detectar una estafa que cita son: la prisa por obtener dinero, la apelación al miedo y la sensación de fortuna, de que «te haya tocado la lotería». «¿Alguna vez os ha tocado la lotería», pregunta el portavoz provocando risas entre los asistentes. «Pues eso, no os fiéis», determina. La agente García avisa de que además, «tengan cuidado con los enlaces, porque a veces con solo darle te chupan todos los datos personales».
Devolver el favor a los mayores
El encuentro, que se alargó hasta las 12.30, se repetirá los viernes 13 y 27 de este mes, cuando los agentes volverán para «devolver el favor a un sector de la población que se ha sacrificado mucho», para que se sientan seguros no «desde la inconsciencia sino desde el conocimiento».
Tomando el próximo café, los agentes explicarán el funcionamiento de ‘Alertcops’, una app estatal que introdujeron ayer y que sirve a los ciudadanos para avisar a las fuerzas de seguridad más cercanas con rapidez de darse un robo, un atraco, una pelea o un caso de violencia de género, entre otros. Muñoz calma a una de las mayores cuando manifiesta su preocupación de denunciar desde una vez que lo hizo, fue a testificar y tras el juicio, y ya en la calle, el encausado la amenazó. En el caso de tener que testificar, informan los agentes, se puede pedir mantener el anonimato para evitar que esto pase.
«No les voy a engañar, la seguridad cien por cien no existe, pero informaros va a hacer que si hay un problema este se convierta en algo menos grave», sentenció Muñoz. Por su parte, Sara Barbado (concejala de Mayores) manifestó sus deseos de que «se corra la voz y acuda más gente» a tomarse un café con los policías para tener la información adecuada; la mejor arma contra las estafas.