Hay cargos de Vox (por no decir todos) que parecen recién aterrizados en la Tierra procedentes de Alfa Centauri. Son peculiares, raritos y no está claro si es que los demás grupos, incluso el PP, crean un cinturón sanitario en torno a ellos o son ellos mismos los que ahuyentan a los demás ediles con sus ocurrencias. Debido a las suyas, Paula Salsoso, edil de Vox de Santa Eulària, parecía ayer extraterrestre y muy sola. Nadie entiende sus argumentos, que desde este planeta parecen marcianadas.
Al margen de que no presentó ninguna moción, lo cual se le puede perdonar porque aún está en rodaje, acudió a la sesión sin hacer los deberes. Soltó, por ejemplo, que los policías locales están «molestos» porque durante un par de años no les pagaron las horas extra. Juan Carlos Roselló, edil de Interior, puso cara de ‘tú flipas’, y respondió educadamente que lo miraría, pero que nunca había escuchado nada igual. La alcaldesa, Carmen Ferrer, sin embargo, fue a la yugular y le rogó que antes de decir eso (otros habrían empleado la palabra sandez), «se informara correctamente». Salsoso acabó admitiendo que quizás no estaba bien documentada.
No fue su día. Durante la votación de la «declaración contra la explotación sexual y el tráfico de mujeres, niños y niñas», que no pudo ser institucional porque ella no la secundó, encadenó varias perlas. Justificó que si no respaldaba la moción no era porque no apoyara a las mujeres, sino porque también respalda a los hombres, que no aparecen incluidos en ese texto: «No lo ponen fácil. Fulminan a los hombres en esa declaración. (…) La prostitución también les afecta a ellos», razonamiento que se parece bastante a la farsa de que son innumerables los varones que también padecen la violencia de género. Se quejó, además, de que declaraciones así «usan el drama de las mujeres» para que vayan calando «los postulados del feminismo radical y de la ideología de género (…) con la prostitución como pretexto», y aseguró que «el discurso feminazi olvida a una parte de la población femenina» y «alimenta sus chiringuitos». Son mociones cargadas de «consignas ideológicas». «Les falta añadir a los niñes en ese texto», señaló.
Expulsión de extranjeros
Quiso dejar claro, no obstante, que su partido «repudia toda organización mafiosa que explote a seres humanos» y que «condenan la actividad de los proxenetas». Y para estos, aboga por «ordenar la expulsión del territorio nacional de los que sean extranjeros, residan legal o ilegalmente en España».
Con los ojos como platos se quedaron los restantes ediles tras su exposición: «Estamos todos desolados con lo que acaba de decir, incluso el público asistente», comentó, perpleja, Antonia Picó, que recordó a la de Vox que lo que estaban tratando no era «feminismo radical». «¿Que utilizamos drama humano para consignas políticas? ¿Todos los grupos?», le preguntó retóricamente. El PSOE, a través de Ramón Roca, agradeció (en plan ‘ni caso, que esa es marciana’) al PP haber presentado la moción: «Se ha retratado», dijo dirigiéndose a Salsoso. «Esto pasa por blanquear a Vox,que prostituye el sistema democrático desde las instituciones», recriminó Álvaro de la Fuente (UP) al PP.
Pese a estar sola, tremendamente aislada, como un/a/e niño/a/e en el patio del recreo con quien nadie quiere jugar, pese a las collejas dialécticas que le estaban arreando desde los demás grupos, la de Vox, erre que erre: «¿Por qué no incluís a los hombres, aunque sean menos, aunque supongan sólo un 1% [de la prostitución]? Se centra la declaración solo en mujeres, niños y niñas. Nosotros [Vox] estamos al lado de las mujeres, pero también de los hombres».
«Donde mejor están los niños es con sus familiares, pues es una etapa fundamental para su educación"
Los plenos de Santa Eulària prometen ser entretenidos si Salsoso mantiene el ritmillo de ayer, pues no hubo punto del orden del día en el que no dejara descolocados a los presentes. Por ejemplo, cuando se debatió una moción del PSOE para «el fortalecimiento de la educación de la primera infancia, en el grupo de 0 a 3 años». La edil de Vox votó en contra porque «no es una educación obligatoria» y porque «los niños están mejor en su casa». «¿Con la mamá, y que ésta no trabaje y se quede en casita cuidándolo?», le preguntó la socialista Beatriz Fernández: «Donde mejor están los niños es con sus familiares, pues es una etapa fundamental para su educación. En vez de dar dinero para el comedor o para el transporte o la escoleta, que se lo den a los abuelos para que cuiden de ellos. ¿Y, además, con quién se deja durante horas a esos niños, y con cuántos más?», cuestionó Salsoso. También se abstuvo cuando se trató el problema de la vivienda y el intrusismo en actividades turísticas: «Los alquileres y las fiestas ilegales han existido siempre. Hay otros métodos para subsanar este problema», justificó ante los ojipláticos concejales.
Alta política
Se vivió una vez más ese momento de los plenos (este duró casi siete horas) que tanto esperan los políticos locales porque trascienden (o eso creen) Ibiza y se sienten más cerca de la alta política nacional. Durante 53 minutos se debatió una moción ‘paracaídas’ del PP sobre la amnistía, a la que prosiguió otra sobre la igualdad de los españoles (media hora más). Hasta el edil de UP ironizó sobre lo interesados que debían estar los ciudadanos del municipio con ese debate. Roca se declaró a favor de la amnistía a Carles Puigdemont, cualquier cosa, dijo, con tal de que «haya una relación de normalidad entre España y Cataluña». El socialista hizo un recorrido histórico de lo ocurrido en los últimos 20 años, desde Pujol hasta la actualidad. Apasionante. Y llegó a comparar los indultos dados hace décadas a una serie de insumisos que no querían hacer la mili, con la amnistía, que ni es lo mismo ni se le parece.
«Yo mismo dudaba si traer esta moción al pleno»
También pasará a los anales la moción sobre «la corrección de las placas de la señalización viaria en la zona Cala Llonga-Valverde-Espárragos». Para empezar, el concejal de UP que la presentó se confesó: «Yo mismo dudaba si traer esta moción al pleno». «Sí, parece surrealista», le respondió luego, comprensivo, Roca, que no entiende que una denuncia expuesta en la Línea Verde acabe en el pleno, que está para la alta política, como todos sabemos. La cuestión es que el de UP se queja de que en las placas callejeras dedicadas a diez montañas han desaparecido las palabras Mont/Monte. Por ejemplo, de Monte Aralar o de Monte Teide. Solución (aún más surrealista) desde el PP: «Pediremos un informe a la técnica de normalización lingüística». «Como esto tenga un recorrido de cuatro años, lo que nos vamos a reír», criticó Álvaro de la Fuente. Como es nuevo se le puede perdonar que no sepa que sí, que nos vamos a reír mucho y mucho tiempo.