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Una jornada marinera que lleva al medievo

Entre los puestos se pueden encontrar joyas, amuletos, cerámica y actividades infantiles

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Mira aquí todas las imágenes de la Fira Marinera Medieval de Sant Antoni Vicent Marí

A las 17.30 horas el Passeig de la Mar de Sant Antoni comenzó a inundarse de los diversos aromas de los puestos de la XII Feria Marinera Medieval. 120 tenderetes ya estaban colocados por la zona, que también incluía el Passeig de ses Fonts, donde había actividades para niños. Los feriantes empezaron a recibir a sus primeros clientes, alegres y explicándoles para qué sirve cada producto que tienen. Este año la feria ha vuelto a su ubicación original y los veteranos concuerdan que es mejor que donde se encontraban estos últimos años.

Mira el vídeo de la Feria Marinera Medieval de Sant Antoni

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Entre los más de cien puestos hay una gran variedad: golosinas, comida, artesanía de esparto, joyas, decoración, fundas de almohada, entre la numerosa oferta que la gente curiosea y, en algún caso, se lleva algún que otro detalle.

«Es el primer año que participo. Decidí incorporarme este porque como había tantos problemas en el de Sant Joan quise venirme a los eventos de Sant Antoni», cuenta Consuelo Rodríguez, una artesana que vende orgonitas, unas piezas que se encargan de absorber la energía negativa de las radiaciones electromagnéticas. Rodríguez opina que debería haber más artesanos entre los mercados repartidos por la isla.

Uno de los integrantes de un grupo de animación durante el acto de inauguración. Vicent Marí

Trabajar con las manos es un arte que lleva su tiempo y que tiene que gustar, como es el caso de José Miguel Moreno, un esparter que lleva desde el inicio de la feria como artesano. «Me gusta mucho esta feria, no tengo palabras. Para mí trabajar con las manos es apasionante», comenta Moreno mientras trenza esparto, ya que en su puesto vende material fabricado a partir de este material para meter las botellas, por ejemplo.

El Passeig de la Mar cada vez se llena más a medida que pasan los minutos y algunos curiosos ya están haciendo sus compras. Isbet Camacho, que lleva desde hace cinco años en la feria, vende en su puesto amuletos y en este instante le prepara a dos chicas una pulsera que está hecha a partir de elementos que se relacionan con su signo zodiacal o según el día de la semana del nacimiento. «Este año me ha sorprendido porque antes hacíamos la feria al otro lado de la Avenida, pero la verdad que está yendo muy bien. Hay mucha positividad y todavía hay afluencia de turistas», relata Camacho que al igual que sus compañero espera que vaya bastante bien este año.

«Este es mi primer año, pero mi pareja ya lleva unos cuantos aquí. Es la primera vez que vengo con sus ambientadores, que son naturales a partir de cera de soja», desarrolla Miguel Mancebo, uno de los artesanos de la feria en cuyo puesto se respira una gran variedad de aromas. Por el momento, se producto encuentra interés por parte del público. Como anécdota cuenta que los extranjeros tienen reparo a coger las muestras que ofrece, puesto que consideran que lo tienen que pagar, pero para él es un gusto que las cojan porque se incluye dentro de su trabajo.

La gastronomía tiene un espacio importante en este encuentro y la mayoría se elabora de forma casera en el momento. Vicent Marí

La pintura también tiene un espacio en esta feria. Maria Ferrer es la primera vez que participa y está pintando láminas de figuras de pagesos. En su puesto se pueden encontrar a color y en blanco y negro, pero siempre es la misma temática. «He decidido participar ya que me lo comentaron y me hacía ilusión ir a un lugar nuevo y ver cómo funcionaban mis dibujos», explica Ferrer.

Música y comida

En la feria la gastronomía también es protagonista y entre los puestos no pueden faltar los frutos garrapiñados, aquellos que al saborearlos transportan al dulzor de la infancia. Para ello está Eduardo Rivas, que participa desde hace unos cuatro o cinco años. «La primera toma de contacto es buena. A la gente le encantan y nos espera», comenta Rivas.

La música es una parte importante de la fiesta y, por este motivo, cada poco tiempo hay actuaciones entre los puestos. Treefolk es uno de los grupos que participa y llevan desde hace unos años poniendo la melodía a la calle. «Las actuaciones las tenemos repartidas entre todos los días de la feria. Es la primera vez que lo hacemos en el paseo, pero en el otro sitio ya tuvimos buena acogida», detalla Alejandro Ramírez, uno de los miembros del grupo.

Una jornada marinera que lleva al medievo

Marta Peñalver y Cristina Marí están mirando cómo juegan sus hijos en las colchonetas elásticas. Ambas son de Sant Antoni y les gusta acercarse a la feria siempre. «Me gusta el ambiente y que haya sitios distintos», comenta Peñalver. «Que haya sitio para los niños pequeños está muy bien», añade por su parte Marí. Cuando se les pregunta si comprarán algo, entre risas, ambas afirman que «alguna cosa siempre cae». Entre los detalles que se llevan están los jabones, que Peñalver afirma que mantienen el olor mucho tiempo, y comida, «además algún juguete» dice Marí.

«Normalmente venimos cada año. Nos gusta pasear y ver los puestos, a ver qué cositas diferentes han traído», afirma Cristofer Pulido, un residente que suele comprar embutidos y algún artículo de cerámica. Admite que le gusta más el emplazamiento de este año porque en la otra ubicación considera que se estaba más encerrado.

Elena Torres y María Prats son dos portmanyines que disfrutan de la tarde. «Venimos de visita, ya que comprar, compramos poco», cuenta Torres, que no tiene preferencia en ningún puestos, sino que va mirando entre ellos.

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