Inclusión

Los padres de un niño sin plaza en Sant Josep: "Cuesta entender que las escuelas de verano no reserven plazas para los niños con discapacidad"

Una familia de Sant Josep denuncia que sus hijos, uno de ellos con una enfermedad rara, quedan fuera de esta oferta municipal 

El Ayuntamiento reduce la lista de espera de 200 a 100 niños, pero aún trata de contratar más monitores

Theo, con camiseta blanca y la medalla, con sus padres y su hermano.

Theo, con camiseta blanca y la medalla, con sus padres y su hermano. / D.I.

El verano se presenta más que complicado para Julian y Lucinda Cobby después de que sus dos hijos hayan quedado sin plaza en las escuelas de verano de Sant Josep. Sobre todo porque el mayor, Theo, sufre el síndrome Smith-Magenis, una enfermedad rara que supone una alteración de desarrollo psicomotor. Ambos progenitores trabajan y no pueden hacerse cargo de los pequeños por la mañana. Además, lamentan que llevar a sus hijos a un centro privada les supondría un gasto desmesurado.

«No se puede entender que en Sant Josep no se guarden plazas para los niños con discapacidad, como sí sucede en Sant Antoni», critica el padre, Julian. A causa de la enfermedad genética, su hijo Theo tiene dificultades de movilidad y en el habla, así como discapacidad intelectual. Se trata del único caso de síndrome Smith-Magenis en Ibiza y el segundo de Balears, mientras que en España afecta a 200 personas.

Una de las afecciones más graves de la enfermedad es que implica trastornos del sueño

Theo tiene nueve años, pero, a nivel cognitivo, es «como si tuviera cuatro o seis», apunta el padre, que compara el comportamiento de su hijo con algunos tipos de autismo. La familia se muestra más que agradecida de la atención que recibe el pequeño en el colegio público Es Vedrà, donde está escolarizado. «Saben que lo mejor para él es mantener una rutina y que conserve a su grupo de conocidos, porque para él supone una dificultad verse rodeado completamente de gente nueva».

Otra de las afecciones más graves de la enfermedad es que implica trastornos del sueño. «Nosotros segregamos la melatonina al dormir por la noche, pero ellos lo hacen por el día», detalla Julian. «Anoche, él solo durmió hasta las tres y media de la madrugada y me puse a jugar con él cuando se despertó».

Theo, con camiseta blanca y la medalla, con sus padres y su hermano.

Theo, con camiseta blanca y la medalla, con sus padres y su hermano. / D.I.

Inscripción

Al igual que el verano pasado, los padres confiaban en que sus hijos iban a pasar el verano en la escuela municipal, donde pensaban que Theo coincidiría con compañeros de clase de Es Vedrà. El día que se abría el plazo de inscripción por internet, el 5 de mayo a las ocho de la mañana, trataron de cumplimentar el trámite, pero se toparon con que la página web estaba colapsada.

Tuvieron que desistir del intento para acudir a sus respectivos puestos de trabajo y no pudieron completar la inscripción hasta ese mismo día por la noche. Al tener ambos horarios laborales que en temporada les impiden cuidar de sus hijos, además de estar empadronados en el municipio de Sant Josep, contaban con la categoría «prioridad 1» para que sus hijos accedieran a las escuelas de verano.

Igual que los Cobby, otras 500 familias compartían esa «categoría 1», de las que 300 obtuvieron plaza para sus hijos y 200 se quedaron sin ellas, de manera que quedaban en lista de espera. El Ayuntamiento de Sant Josep ya anunció la semana pasada que había abierto un proceso de contratación extraordinario de otros 45 monitores para abarcar a esos dos centenares de niños.

Sin embargo, desde Sant Josep ayer se informó que, de momento, solo se podrá incorporar una veintena de esos monitores, con lo que se garantizará plaza para otro centenar de niños en las escuelas de verano. Un portavoz municipal lamentó los problemas que se han dado este año a la hora de encontrar a los cuidadores, unas dificultades que comparten el resto de consistorios.

Además, indica que en el caso de Sant Josep, este año han recibido más solicitudes de niños con necesidades especiales, que requieren de mayor atención, de manera que la demanda de monitores ha aumentado. Desde el Ayuntamiento se seguirá intentando contratar más cuidadores para ampliar el número de usuarios.

Criterios

En cualquier caso, tal y como quedaba fijado en las bases, las plazas para los niños se conceden en función del orden de inscripción de las solicitudes. Al igual que Sant Josep, las escuelas de verano de Santa Eulària se rigen estrictamente por el orden de presentación, mientras que en Vila y Sant Antoni se fija una prioridad para las familias con niños con discapacidad, según figura en las respectivas bases. En todos los ayuntamientos sí que se conceden descuentos en la matriculación para estos casos.

La escuela de verano privada más barata que han encontrado cuesta 280 euros mensuales

A la espera de ver si sus hijos pueden incorporarse a la escuela de verano municipal, Julian Cobby lamenta que la alternativa privada más asequible que ha encontrado cuesta 280 euros mensuales por cada uno de los dos pequeños. «Serían más de mil euros. Yo comprendo que en Ibiza hay un problema muy grave para encontrar personal, pero me cuesta mucho entender que no se guarden plazas para los niños con discapacidad», insiste.

Suscríbete para seguir leyendo