Fuel Fandango y la magia del triple bombo en Ibiza

El embarazo de Nita y la fina lluvia marcan un concierto para recordar en Sueños de Libertad

La luz de los focos marcaba la redondez de la barriga de Nita cuando recorrió por primera vez el escenario de Sueños de Libertad al filo de las once de la noche del miércoles. Fuel Fandango pisaba las tablas casi una hora más tarde de lo previsto por la incertidumbre que había provocado la fina lluvia que caía desde la tarde y que estuvo a punto de echar el cierre al primer concierto del festival.

Un concierto necesita de varias cosas para permanecer en la memoria, sobre todo esa intangible que hace que, en un momento, todas las emociones confluyan en una pista y se conviertan en una emoción compartida. Y el de Fuel Fandango tuvo mucho de eso. Puede que fuera el embarazo de Nita o las gotas de lluvia que brillaban en los haces de los focos o el escenario con Dalt Vila de fondo que convierten al baluarte de Santa Llúcia en uno de los lugares más especiales para conciertos del mundo o todo junto... Todo eso que en la música en vivo suele llamarse magia, porque es difícil encontrar otra palabra para ligarlo.

Nita lo dejó claro desde el principio. Tras la primera canción avisó al público: "Estoy embarazada de siete meses, así que hoy hay una persona más sobre el escenario. Vamos con triple bombo", dijo en referencia al suyo, claro, y a los de las dos baterías que acompañan habitualmente a la banda y le dan ese plus rítmico que te pone a bailar casi aunque no quieras. Avisó, pero no dejó de cantar ni de bailar, ni de sonreír mientras repartía claveles blancos entre el público.

Su último recital antes de retirarse un tiempo por la maternidad la mostró definitivamente hermosa y definitivamente poderosa.

Magia también puso la otra mitad del tándem Fuel Fandango, Ale Acosta, de la familia Arenao de Lanzarote de toda la vida, que mantuvo los músculos en tensión cuando pareció que la lluvia arreciaba y aquello se iba a terminar. Diez minutos pinchando, loopeando, botoneando para no bajar los brazos hasta que el agua dio una nueva tregua. Y el resto de la banda: Poderío al servicio de un sonido muy reconocible, entre la electrónica a veces dura y el flamenco a veces íntimo.

Retraso por la lluvia

El retraso acumulado hizo que el espectáculo acabara media hora más tarde de lo previsto. Pero una noche es una noche. Y al final parecía que hasta al organizador del Sueños, Adrián Rodríguez, se le habían borrado los nervios y la preocupación de la cara de las ocho de la tarde, cuando instrumentos y cachivaches eléctricos aún estaban cubiertos con plásticos sobre el escenario.

El encargado de abrir el festival aún bajo el txirimiri fue el nigeriano Wayne Snow, que fue calentando la tarde noche a fuego lento. Como no me atrevía a definir su estilo hice una encuesta entre el público cercano. Hubo quien lo calificó de forma más pretenciosa como electronic soft soul, otro apuntó soul electrónico y hubo quien se acercó a ese calorcito definiéndolo como colchón sonoro o incluso foulard, mientras Snow iba destilando suaves melodías embutido en un mono de mecánico.

El festival continúa esta noche, con los conciertos previstos de Eskorzo y de Los 300, que han sustituido a última hora a Seun Kuti. Son una banda nacida en Granada que navega entre el jazz, el funk, el boogaloo o la electrónica, creando temas en vivo a base de loops. A partir de las 20 horas en el baluarte de Sant Pere de Dalt Vila.

Y Sueños de Libertad termina mañana viernes en el mismo lugar, con el indie rumbero de Tu Otra Bonita, un power trio que desata pasiones en la isla.

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