Arte

La conexión entre Tur Costa y el mítico actor de cine de terror Vincent Price

La Fundació Carloandrés tiene en su colección un cuadro del artista ibicenco que en los años 60 fue vendido en EEUU con el sello de la ‘Vincent Price collection’

Andreu Carles López Seguí, el pasado mes de abril, con el cuadro de Rafel Tur Costa detrás, a la derecha de la imagen.   | VICENT MARÍ

Andreu Carles López Seguí, el pasado mes de abril, con el cuadro de Rafel Tur Costa detrás, a la derecha de la imagen. | VICENT MARÍ / Maite Alvite

A la colección de la Fundació Carloandrés se incorporó hace unos meses un cuadro de Rafel Tur Costa (Santa Eulària, 1927-Ibiza, 2020) que es un auténtico tesoro. Lo es no solo porque data de 1964 y, por tanto, pertenece a los inicios del ibicenco en la abstracción, sino también por la curiosa historia que hay detrás de esta obra titulada ‘Azules’.

Al contemplar el lienzo se pueden apreciar dos cosas, que su estilo y colores no tienen nada que ver con los que plasmó en décadas posteriores este pionero del arte abstracto en Balears y que en el reverso hay adherido un pequeño sello donde se lee ‘from the Vincent Price collection’.

El actor estadounidense Vincent Price (Saint Louis,1911-Los Ángeles,1993), conocido sobre todo por sus papeles en películas de terror de serie B, fue amante y coleccionista de arte, por lo que la primera idea que nos puede venir a la cabeza es que el cuadro del ibicenco perteneció a la colección privada del protagonista del clásico ‘Los crímenes del museo de cera’ (1953, André De Toth). Andreu Carles López Seguí, presidente de la fundación, nos saca del error con una afirmación rotunda: «Price no vio nunca este Tur Costa».

El cuadro ‘Azules’, de Rafel Tur Costa, y su reverso, con el sello de la ‘Vincent Price collection’.   | A.C. LÓPEZ SEGUÍ Y P. TUR

Detalle del sello de la ‘Vincent Price collection’ que aparece en el cuadro de Rafel Tur Costa. / Imagen cedida por Pep Tur

Es el hijo del pintor Carloandrés (Sada, A Coruña, 1926-Ibiza, 2018) quien proporciona a Diario de Ibiza toda la documentación y las claves del viaje de ida vuelta de este cuadro pintado en Ibiza, que fue adquirido a mediados de la década de los 60 para lucir en un hogar de Estados Unidos y que en invierno de 2022 regresó a la isla para formar parte de la colección de la Fundació Carloandrés. «Lo compró una persona en una subasta en Saint Louis, en Estados Unidos, para donarlo a la colección de la fundación», explica su presidente, negándose amablemente a dar más pistas sobre este «donante anónimo».

De Ibiza a EEUU

El periplo de ‘Azules’ comienza, según todos los indicios, en verano de 1965, cuando llegan a Ibiza dos personas procedentes de Norteamérica con la misión de adquirir obra de artistas locales. Se trata de técnicos que han viajado desde Illinois «desplazados a la isla por una de las más importantes organizaciones del mundo, la ‘Vincent Art Collection’». Eso es, al menos, lo que se refleja en una noticia titulada ‘Ibiza, capital del arte’, publicada en Es Diari el 10 de julio de ese año. En ese artículo se asegura que los americanos arriban en 1965 a la isla «atraídos por el nombre de Ibiza como importante centro de arte» y que durante su estancia realizan importantes compras: «Por ejemplo, entre otros, han adquirido, que nosotros sepamos, sesenta óleos al pintor ibicenco Vicent Ferrer Guasch, diez al pintor inglés Grimes y quince a Adrián Rosa». Según las averiguaciones de López Seguí esta información podría contener alguna inexactitud porque consultó a Adrián Rosa sobre el asunto y el pintor aseguró que no recordaba el episodio que recoge el artículo de Diario de Ibiza, en el que, por cierto, no se cita ninguna adquisición de obra de Rafel Tur Costa.

La conexión entre Tur Costa y el mítico actor de cine de terror Vincent Price

El cuadro 'Azules', de Tur Costa. / Foto cedida por Andreu Carles López Seguí

López Seguí está convencido de que o hubo más compras a pintores que no se citan en Es Diari o que la venta de ‘Azules’ se llevó a cabo en una incursión de los americanos posterior a la fecha de publicación de esta noticia. El sello de la ‘Vincent Price collection’ no deja lugar a dudas.

La venta por catálogo de arte

No se sabe a manos de quién fue a parar la obra de Tur Costa cuando salió de Ibiza, lo que está confirmado es que acabó en EEUU. El presidente la Fundació Carloandrés tiene la certeza de que el cuadro del ibicenco no formó parte de la colección privada de Vincent Price, que sí que avaló con su imagen la calidad de éste y otros miles de cuadros que vendía por catálogo una empresa estadounidense. La compañía en cuestión no es otra que la histórica cadena de almacenes Sears, que en su momento fue líder mundial de la venta por correo, un sistema de comercialización que a mediados del siglo XX estaba muy extendido en Norteamérica y también en Europa, como ahora comprar, por ejemplo, en Amazon.

Los catálogos de venta por correo de Sears eran famosos. Se repartían por todos sus centros en EEUU y también se enviaban a los domicilios particulares de los ciudadanos que los solicitaban. A través de esas publicaciones, Sears vendía todo tipo de productos, incluidos cuadros para la decoración del hogar. Esa obras que publicitaba la empresa americana en sus catálogos las habían adquirido, viajando por diferentes países, sus comerciales, que, para asegurarse un buen precio, hacían «compras masivas». Como apunta López Seguí, representantes de Sears debían ser, a todas luces, «los técnicos de Illinois» que cita el articulo de julio de 1965 de Diario de Ibiza.

Artículo de Diario de Ibiza del 10 de julio de 1965.

Artículo de Diario de Ibiza del 10 de julio de 1965. / D.I.

¿Y qué pinta en todo esto Vincent Price? La respuesta la tiene también el hijo de Carloandrés. El actor de cine fue también en su época un rostro habitual de la pequeña pantalla, protagonizando comerciales en los que anunciaba desde galletas a limpiadores de baño. Alguien de Sears decidió ficharlo para que, como conocido coleccionista de arte, también publicitara los cuadros adquiridos por la compañía como si formaran parte de su colección privada.

Según un artículo publicado por Torontoist, ‘Vintage Toronto Ads: The Vincent Price Collection of Fine Art’, firmado por Jamie Bradburn, fue «el vicepresidente de merchandising de Sears, George Struthers, quien se acercó a Price a principios de la década de 1960 como parte del intento de la cadena de grandes almacenes de aumentar las ventas a través de asesores famosos».

La estrategia de Sears

Como se apunta también en ésta y otra información proporcionada por López Seguí publicada en Artistnetwork, ‘Vincent Price & The Sears Art Collection’, de John Hulsey and Ann Trusty, Sears encargó al famoso actor que reuniera una colección de pinturas y esculturas para venderlos a precios módicos a los clientes de la cadena. Las obras se comercializaron por catálogo y en exhibiciones itinerantes en tiendas de los EEUU. «El programa finalizó en 1971, pero durante su tiempo se vendieron más de 50.000 obras de arte originales», se apunta en esta última noticia.

Según este artículo, la ‘Vincent Price collection’, «incluía pinturas de galerías y obras de Rembrandt, Chagall, Picasso, Whistler y muchos artistas contemporáneos de la época».

El catálogo de Sears con el actor Vincent Price.

El catálogo de Sears con el actor Vincent Price. / Foto cedida por A.C. López Seguí

«Como Vincent Price era coleccionista de arte, Sears lo contrató para que dijera que las obras que la compañía comercializaba eran de la ‘Vincent Price collection’, como si vendiera cuadros de su colección privada. Esas pinturas inundaron Norteamérica», señala el presidente de la Fundació Carloandrés. «Sears compraba los cuadros como si fueran algarrobas por toda Europa y a veces acertaba dando con obras de artistas buenos que en eso momento o posteriormente tuvieron renombre. Imagínate qué oportunidad poder hacerse con esas piezas, que se vendían a precios muy asequibles», comenta

Cada una de las obras que ofrecía el intérprete americano contaba con la garantía de Sears, que la certificaba como «obra original de calidad». De ahí el sello que tiene en el reverso el cuadro de Tur Costa.

López Seguí ignora quién pudo hacerse en EEUU con el cuadro del artista ibicenco y cómo fue a parar a aquella subasta de Saint Louis (por cierto, ciudad natal de Vincent Price) donde la adquirió la persona que luego la donó para que formara parte de la colección de arte de la entidad ibicenca. Lo que tiene claro López Seguí es que a la Fundació Carloandrés le «ha tocado la lotería» con la incorporación a su colección de esta «auténtica joya» de Tur Costa.

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