Elecciones 23J | El análisis

Ocho diputados para tres partidos

Las cinco formaciones que obtuvieron escaños en las generales de abril de 2019 quedaron reducidas a cuatro en noviembre del mismo año, y ahora solo PP, PSOE y Vox tienen opciones serias de acceder al Congreso el 23 de julio

Matías Vallés

Las autonómicas del pasado domingo han simplificado el mapa electoral de Balears. La comunidad se ha caracterizado por regar de diputados de inmediato a todos los partidos nacidos en Madrid que se presentan en las generales. Al mismo tiempo, es la única región insular y con idioma propio que nunca ha enviado a un representante autóctono al Congreso. Este comportamiento se mantendrá en las elecciones generales convocadas ayer por Pedro Sánchez para sorpresa de propios y extraños, pero con solo tres fuerzas implicadas en el reparto de los ocho escaños correspondientes al archipiélago.

Las últimas generales se celebraron en 2019, por partida doble. En abril de ese año, Sánchez logró por primera vez la condición de fuerza más votada, mientras que Balears enviaba a Madrid a un abigarrado contingente con hasta cinco marcas políticas. Los designados por las urnas fueron PSOE (3), Podemos (2), Ciudadanos (1), PP (1) y Vox (1). Se trata de una distribución con preponderancia de la izquierda, por cinco a tres. Cuatro años después, el reparto parece inverosímil.

De hecho, el reparto de los ocho diputado asignados a Balears por mor de su demografía experimentó un cambio notable en noviembre del mismo año. Las nuevas elecciones se convocaron ante la imposibilidad de conformar un Gobierno. PSOE (2) y PP (2) pasaban a encabezar la adjudicación por número de votos, aunque dentro de un cuádruple empate con Podemos (2) y Vox (2). Para apreciar el signo de los tiempos, la fuerza entonces y ahora capitaneada por Pablo Iglesias recogió 83 mil sufragios, frente a sus modestos veinte mil del pasado domingo. En cuanto a la cabeza de lista de los populares, correspondía a Marga Prohens, que con posterioridad se convertiría en la adversaria sistemática de la ministra Irene Montero.

En medio año, las cinco formaciones que obtuvieron escaños en las generales de abril quedaron reducidas a cuatro en noviembre, para dar comienzo a la legislatura que ayer canceló Sánchez. En un análisis racional, Podemos no se halla en posición de competir por un acta de diputado que Ciudadanos no logró en las últimas parlamentarias, pese a sus 34 mil votos en Balears. Las últimas diputadas del partido radical de izquierdas fueron Antònia Jover y Lucía Muñoz, seriamente perjudicadas el domingo.

A fecha de hoy, las quinielas del 23 de julio solo contemplan a PP, PSOE y Vox como aspirantes a los ocho diputados en juego. En el orden citado, porque los socialistas doblaron prácticamente el 28M en porcentaje a la ultraderecha moderada, una jerarquía que costará invertir en dos meses.

La proyección de los datos del 28M a unas elecciones generales conllevaría cuatro escaños para el PP, tres para los socialistas y el octavo para Vox. Aunque la entrada en liza de la figura de Sánchez puede provocar sacudidas, el reparto parece muy asentado. Los diputados siete y ocho de populares y PSOE cuestan cuarenta mil votos, cercanos a los 37 mil obtenidos el domingo por Més per Mallorca. Sin embargo, la doctrina dual castiga a los ecosoberanistas en las generales, al tiempo que consolida sus marcas en las locales y autonómicas.

El elefante en la habitación de cualquier análisis previo de las generales es la candidatura no concretada de Yolanda Díaz. La creadora de Sumar adelantó el lanzamiento de su iniciativa con el propósito de debilitar las opciones de Podemos. Para conseguir un escaño por Balears, debería doblar ampliamente los resultados de UP el 28M. Dado el auge de las derechas, que se intensificará ante la hipótesis de votar contra Sánchez, las perspectivas de la vicepresidenta del Gobierno se mantienen en el terreno de la incógnita.

El hipotético reparto 4-3-1, con siete de los ocho escaños para PP y PSOE, enmarca el reforzamiento de un bipartidismo asimétrico, con los conservadores en una posición dominante y los socialistas a rebufo al igual que en el siglo pasado. Vuelven a rebasar conjuntamente la mitad de los sufragios, que no alcanzaban durante la pasada década. La extrapolación de las autonómicas a las generales, no más esotérica que las encuestas, conllevaría en Balears una distribución de cinco a tres para la derecha. A escala estatal, la amalgama PP/Vox obtendría así la mayoría absoluta en Madrid, una hipótesis nada descabellada salvo que la izquierda logre conjurar in extremis la actual tendencia de voto.

El viraje en seco del pasado domingo también repercutiría en el reparto de senadores. En la actualidad, el PSOE aporta dos asientos a la cámara alta por Mallorca, junto a la inextinguible María Salom por el PP. De acuerdo con la lógica de la votación, se invertiría la proporción, conducente a un Senado dominado abrumadoramente por los conservadores. Vox necesitaría fortalecer su crecimiento para gozar de opciones a arañar un acta senatorial.

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