Entrevista | José Carayol Jefe de estudios artísticos en el Royal Ballet School de Londres

José Carayol, un ibicenco en la cúspide del Royal Ballet School de Londres: «Para mí enseñar danza es mucho más gratificante que subirme a un escenario»

«Es un gran honor ser el primer español en ocupar un puesto de este calibre», afirma José Carayol, que el pasado enero fue nombrado jefe de estudios artísticos y asistente al director artístico en uno de los centros de enseñanza de danza clásica más prestigiosos del mundo

José Carayol, durante una clase en una competición en Japón.  | ARCHIVO PERSONAL DE J.C.

José Carayol, durante una clase en una competición en Japón. | ARCHIVO PERSONAL DE J.C. / Maite Alvite

Maite Alvite

Maite Alvite

José Carayol es un ejemplo de que el tesón y la pasión te pueden llevar muy lejos en el mundo de la danza, a pesar de las piedras con las que puedas tropezar en el camino, como la lesión que con algo más de veinte años obligó a este ibicenco a aparcar su fulgurante trayectoria como bailarín. Fue a raíz de este suceso que Carayol decidió orientar su carrera hacia la formación y la dirección. La amplia experiencia acumulada en este campo y todos los conocimientos adquiridos alrededor del mundo han llevado a este antiguo alumno del Estudio Capricorn de Vila a la cúspide de una de las escuelas de ballet más prestigiosas del mundo, el Royal Ballet School de Londres.

«Para mí enseñar danza es mucho más gratificante que subirme a un escenario»

José Carayol en una clase, durante una competición en Japón. / Archivo personal de J.C.

Este año se estrenó como jefe de estudios artísticos en el Royal Ballet School de Londres. ¿Cómo le llegó esta oportunidad?

Mi relación con el Royal Ballet School de Londres viene de lejos. Había hecho muchos cursos de pedagogía allí y también había ido a dar clases. En 2021 me contrataron como profesor y jefe de departamento de la escuela junior del Royal Ballet School, la de White Lodge. Yo venía entonces de trabajar en Chicago como director artístico de la compañía júnior de The Joffrey Ballet y tenía una trayectoria en la enseñanza que abarcaba alumnado de todas las edades hasta los 19 años. El director artístico del Royal Ballet School necesitaba un ayudante y pensó que yo, al tener toda esa experiencia, era la persona más adecuada para este cargo y en enero de este año me ascendieron a jefe de estudios artísticos de las dos sedes del Royal Ballet School y me convertí en su asistente.

¿Se hubiera imaginado hace diez años ocupar un puesto así en el que es considerado uno de los centros más prestigiosos del mundo de enseñanza de danza clásica?

Para nada me lo imaginaba. Ya me hizo mucha ilusión entrar en la escuela como jefe de departamento, imagínate cuando en enero me ofrecieron ser jefe de estudios artísticos... lo que sentí es indescriptible. Es un gran honor ser el primer español en ocupar un puesto de este calibre en el Royal Ballet School de Londres. Este cargo supone un gran salto en mi carrera y también conlleva una gran responsabilidad, piensa que en esta escuela se han formado grandísimas estrellas del ballet.

¿Qué está aprendiendo de esta nueva experiencia?

Estoy entrando en una etapa en la que no sólo formo a alumnos sino también a profesores y este nuevo cargo me está enseñando a mirar hacia el futuro y pensar en estrategias para conseguir que el Royal Ballet School de Londres se siga manteniendo como una de las mejores escuelas del mundo.

Una de las estrategias del centro es abrir sus puertas todavía más al talento de otros países como España...

Sí. Es verdad que desde el principio la escuela ha atraído a mucho alumnado extranjero y que en los últimos años hemos estado haciendo audiciones en la mayoría de países del mundo, pero ahora estamos intentando tener mucha más presencia a nivel internacional y en lugar de que vengan los alumnos a nosotros acercarnos nosotros a ellos y propiciar así el acceso también a las personas con menos recursos. Yo, como español, siempre he creído mucho en el talento de nuestro país. De hecho, la compañía The Royal Ballet ha tenido y tiene muchas bailarinas principales de España, como Tamara Rojo, Laura Morera o Itziar Mendizabal y en la escuela hay bastantes españoles. Nuestra intención es seguir manteniendo las puertas abiertas a todos los españoles que quieran venir y tener nosotros más presencia en España y en otros países haciendo audiciones allí. El año pasado ya empezamos con esa tónica haciendo una masterclass en Barcelona, pero queremos buscar más oportunidades en el país.

"Creo que la danza en España ha dado pasos importantes gracias a la pasión y tesón de sus profesionales"

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¿Qué puntos fuertes destacaría de los profesionales de ‘ballet’ españoles?

Los profesionales españoles destacan por su energía y su tesón. Aunque desafortunadamente la mayoría no están reconocidos internacionalmente, en España hay muchos profesores de danza clásica buenísimos con una experiencia y un ojo para el talento increíble y con una gran capacidad para transmitir y nutrir con sus conocimientos a sus alumnos. Enseñan a través de la pasión, al igual que los bailarines de España hacen arte desde el corazón. En todos los lugares del mundo en los que he trabajado, a los españoles se les reconoce fácilmente por esa luz y ese duende que desprenden a través del movimiento y la interpretación.

¿Qué opina de la situación actual de la danza en España? ¿Cree que hace falta más apoyo institucional?

Creo que la danza en España ha dado pasos importantes, más por la pasión y el tesón que han puesto sus profesionales que por el apoyo institucional, aunque no me atrevo a comentar mucho acerca de este tema porque no vivo allí. Los avances han sido notables gracias a las aportaciones de personas como José Carlos Martínez o Joaquín de Luz, actual director artístico de la Compañía Nacional de Danza.

¿Está al tanto de los avances en danza que se han hecho en Ibiza?

Sí, sé que se han puesto en marcha proyectos muy bonitos, como el de Adrián Gas y Lucía Marín, la iniciativa Ibiza Danza Platform, que lleva a la isla coreógrafos y bailarines de todo el mundo, y también estoy al tanto de que el Conservatorio de Ibiza ofrece desde hace unos años estudios oficiales de danza. Está muy bien porque eso supone, entre otras cosas, abrir las puertas de esta disciplina a niños y jóvenes que no se pueden permitir pagar escuelas privadas.

¿Por qué faceta se inclina más de todas las que ha desarrollado hasta ahora, la de bailarín, la de coreógrafo, la de profesor o la que desarrolla con su nuevo cargo?

Todas las facetas que he desarrollado las he llevado a cabo con mucha pasión y entusiasmo, pero siempre he pensado que yo bailé para poder enseñar. Para mí trabajar con los alumnos, ayudarles a crecer como seres humanos y profesionales y verles luego volar es muchísimo más gratificante que subirme a un escenario.

¿Ha cambiando mucho el sistema de enseñanza de la danza clásica desde sus tiempos de niñez?

Sí. Siempre se había pensado que para poder triunfar había que sufrir y se veía al bailarín como un instrumento, sin poner mucha atención en cómo se sentía. Es verdad que el cuerpo es nuestro instrumento, pero tenemos emociones y no somos de madera. Nuestra escuela está poniendo mucho el foco en cómo trabajar y educar a los alumnos de una manera eficiente, segura y sana para ayudar a que estos futuros bailarines tengan carreras largas. Promovemos una enseñanza en que el bienestar físico y mental de los alumnos y su desarrollo es lo principal, queremos que ganen confianza, ayudarles a desarrollar su autonomía y que sean ellos sus primeros profesores. Por otra parte, enseñar a los niños de hoy en día no es lo mismo que hacerlo a generaciones pasadas porque ahora los alumnos tienen mucha más información. Cuando yo tenía once años sólo veía cómo bailaba la gente de mi clase, pero ahora con internet puedes compararte con millones de personas y eso puede crear mucha presión e inseguridad, aunque mucho de lo que se cuelga en las redes sociales no es real, por eso hay que buscar la forma de inspirarles, motivarles y que ganen confianza en sí mismos para poder subsistir en esta industria.

"Sandy Plant es mi hada madrina de la danza, siempre confió mucho en mí"

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¿Qué les diría en este Día Internacional de la Danza a todos aquellos niños y niñas de Ibiza y Formentera que quieren convertirse en bailarines profesionales?

Les diría que es una carrera muy bonita, que da muchos frutos a aquellos que tienen ganas de trabajar muy duro y perseverar. Les diría también que si tienen esta pasión sigan a su corazón y su cabeza y y no se den por vencidos y que se rodeen de profesores y gente que les inspire y en la que puedan confiar para poder llegar a un nivel técnico y artístico que les posibilite acceder a escuelas de prestigio. Si yo contara todas las dificultades que he tenido a lo largo de mi carrera nadie se creería que iba a llegar a donde estoy ahora, a la cabeza de una de las mejores escuelas del mundo.

Bueno, tuvo profesores que confiaron mucho en sus posibilidades, empezando por Sandy Plant...

Sí, ella confió muchísimo en mi capacidad artística y en mi inteligencia. Si no hubiera sido por ella yo no estaría donde estoy ahora. Siempre tuve su apoyo incondicional. Ella es mi hada madrina de la danza. Es un ejemplo a seguir. Muchas veces a lo largo de mi carrera me he preguntado qué diría o haría ella en ciertas situaciones y todavía ahora me sigue inspirando muchísimo.

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