Mayores que viven solos en Ibiza: Consejos para conservar su independencia

El enfermero David Balsa Prado ofrece consejos para mejorar la seguridad de las personas mayores que, a pesar de sus muchos años, se encuentran bien de salud y quieren seguir manteniendo su vida, su casa, sus rutinas y su día a día

David Balsa, con el plato en el que se detalla cómo deben ser las comidas.

David Balsa, con el plato en el que se detalla cómo deben ser las comidas. / asef

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

Son mayores. Muy mayores. Pero independientes. Lo único que tienen son años. Y quizás algún achaque menor (diabetes, hipertensión…). Pero están bien. Y lo saben. Y quieren seguir con sus vidas. En sus casas. No quieren ni oír hablar de mudarse a vivir con sus hijos. Algunos no consienten, siquiera, que contraten a una persona para que les acompañe y les cuide. Son mayores. Muy mayores. Pero quieren seguir manteniendo su independencia. Su autonomía. Su intimidad. Su día a día. Su vida. Algo que, a sus familias, a veces les cuesta entender.

«Mientras tengan una vida activa y estén bien, no hay problema», comenta David Balsa Prado, enfermero especialista en medicina comunitaria del centro de salud de Can Misses y uno de los autores del protocolo del Taller de prevención de caídas. Eso sí, para que estos jovenzuelos puedan mantener su vida en su casa con sus cosas y sus rutinas a veces es necesario cambiar algunas cosas. Aunque les cueste. Recomendaciones que les hacen, muchas veces, cuando van a la consulta de la médica o el enfermero para sus revisiones regulares.

Pastilleros y fiambreras

«Básicamente hay dos secciones en las que se hacen estas recomendaciones: los cuidados de la propia persona y los que están relacionados con la seguridad en el entorno», explica Balsa, que señala que lo primero es que vayan a estos controles periódicos, cada dos o tres meses, en su centro de salud. «Hay que vigilar la tensión, el azúcar, el peso… Pero también la vista y el oído, que son muy importantes para prevenir caídas», explica el enfermero, que destaca también como «básico» el control de la medicación. La forma más fácil es organizar un pastillero semanal, de manera que no líen con las tomas ni se confundan de fármaco. «Esto lo puede hacer un familiar, pero también, aunque mucha gente lo desconoce, las farmacias ofrecen este servicio de preparar los pastilleros que facilita mucho el día a día», indica David. El enfermero recomienda estar especialmente atentos a los mayores que viven solos en los días de calor cuando toman algún medicamento que es diurético, ya que esto puede hacer que tengan bajadas de tensión.

También es importante asegurarse de que comen bien. Y de que beben lo suficiente, ya que muchos de ellos no tienen sed. «La sensación de sed disminuye y hay que hacer hincapié en que beban. Si no agua, bebidas que les gusten, siempre que no sean refrescos, claro», detalla el especialista. Las cremas, sopas y caldos son también una muy buena opción para que estén hidratados. En el caso de la comida hay que asegurarse de que consuman proteína y, sobre todo, fruta y verdura. «En todos los platos tienen que haber de todo», insiste Balsa, que tiene en la consulta un plato con el que muestra a estas personas la mejor forma de comer de forma equilibrada: la mitad deben ser frutas o verduras, un cuarto de proteínas (carne, pescado, huevos…) y el cuarto restante de farináceos (pasta, pan, arroz, guisantes, lentejas…). Eso sí, el pan y la pasta deben ser integrales, ya que son más beneficiosos para su salud. «Pero lo más importante es que la mayor parte de los alimentos sean frutas y verduras», reitera el experto.

Llevarles la comida en fiambreras para que sólo tengan que calentársela o comer con ellos son algunas de las fórmulas que usan las familias para asegurarse de que no comen cualquier cosa. O poco. O que su dieta es pobre en algunos nutrientes.

Las siestas, un bonito recuerdo

Prohibidas las siestas. A partir de cierta edad es preferible prescindir de las cabezadas en el sofá después de comer o a media tarde ya que pueden perjudicar la calidad del sueño y, en consecuencia, el descanso. Muchos mayores tienen problemas para dormir y otros, aunque duerman el mismo número de horas, «descansan peor». Así que las siestas, tanto las cortitas frente a la tele como las de pijama, padrenuestro y orinal, que decía Cela, mejor si se convierten en un bonito y melancólico recuerdo.

Otro de los deberes que Balsa pone a los mayores en general y a los que quieren seguir manteniendo su independencia muy en particular es que hagan ejercicio. «Que sean activos», indica. «No se trata de que hagan una maratón, pero sí actividad física», bromea el enfermero. Caminar todos los días media hora como mínimo, nadar o, incluso, bailar. Todo lo que sea mover el cuerpo vale. «Algo que les guste», recalca el experto, que asegura que cuando practican una actividad física que no les gusta, por obligación, al final la abandonan, con los problemas que implica el sedentarismo. Cuanto menos se muevan, más problemas de movilidad tendrán, y con ello aumentan las posibilidades de caídas.

David Balsa Prado, enfermero del centro de salud de Can Misses.

David Balsa Prado, enfermero del centro de salud de Can Misses. / asef

En evitar esto último se centran las recomendaciones sobre seguridad en el hogar que dan los profesionales sanitarios a los mayores, muy mayores, que viven solos y que acuden a la consulta. Una caída es especialmente grave a estas edades. No sólo por las fracturas sino también porque la posibilidad de que se produzca una hemorragia «es mucho más elevada» en una persona mayor que en una joven, explica el enfermero de Can Misses, que alerta de que una caída puede provocar que esa persona tenga que acabar ingresada en el hospital. A veces estancias largas, con lo que esto supone para ellos. «Si tienen que pasar ingresados mucho tiempo acaban sufriendo una merma de las habilidades cognitivas que puede llegar a ser importante», comenta. Y no sólo cognitivas, también de movilidad y de independencia, indica.

Son muchas las cosas que pueden hacer las familias para reducir el riesgo de caídas. Para empezar, retirar todas las alfombras. «Es fácil tropezar con los bordes o si se hace un pliegue. También se pueden patinar si ésta se desliza», detalla el enfermero, que no duda en calificar las alfombras como «la mayor trampa» que puede haber en el domicilio de una persona mayor. Lo mismo con los cables. No debe haber ninguno cruzando espacios. Y, ya puestos, la vivienda no debe estar «abarrotada» de cosas.

Prohibidas las pantuflas

Adiós a pantuflas y chanclas. Son un calzado «peligroso». Lo mejor para caminar por casa sin riesgo de caídas es un calzado cómodo, pero cerrado, que no pueda salirse fácil del pie, haciendo que la persona pierda el equilibrio. Y algo básico es la luz. Que la vivienda esté muy bien iluminada «para ver por dónde caminan». Lo ideal es que no haya desniveles en la casa, pero, en el caso de que los hubiera es imprescindible colocar pasamanos.

La cocina y el baño son, sin duda, los lugares en los que más peligros acechan a las personas mayores que viven solas. Aunque el que se lleva la palma es el cuarto de baño. Aunque muchos se resisten, hay que hacerles entender que, por su bien, hay que cambiar la bañera por un plato de ducha. «Es más fácil acceder y, además, en un momento dato la mampara puede contener una posible caída», justifica. Hay que valorar también la posibilidad de colocar asideros en el interior de la ducha, para que tengan dónde agarrarse en el caso de un patinazo y en otros puntos de la habitación, por ejemplo junto al váter, por si les facilita levantarse de la taza.

En la cocina David Balsa recomienda colocar un suelo antideslizante, que también puede instalarse en el baño. «Deben tener todos los elementos a mano, que no sea necesario subirse a un peldaño o un taburete para alcanzarlo», indica el enfermero. En algunas familias, la transformación de la vivienda para que sea lo más segura posible para las personas mayores que quieren vivir solas ha pasado también por eliminar todos los elementos de gas (cocina, termo...) de la casa y sustituirlos por eléctricos. Para evitar que un despiste acabe en desgracia.

Ni el dormitorio se libra de las medidas de seguridad. «Es importante que tengan una lamparita de noche para que puedan encender la luz antes de levantarse durante la noche», explica David Balsa. Además, recomienda siempre a los mayores que cuando se levanten lo hagan «despacito», sin prisa. Que enciendan la luz, se incorporen, se sienten en el borde de la cama y, pasados unos segundos, se pongan de pie. «Si lo hacen muy rápido les puede bajar la tensión, tener mareos», advierte.

El enfermero recuerda a las personas mayores que viven solas que existe el recurso de la teleasistencia, que garantiza la asistencia con sólo apretar el botón del dispositivo que, eso sí, tienen que llevar siempre encima mientras estén en casa. Si sufren una caída, por ejemplo, y sienten que están teniendo un ataque o un ictus, pulsan el botón y les consta una persona que les enviará la ayuda necesaria. Para esto, indica, las familias deben solicitar una cita con la trabajadora social de su centro de salud que no sólo les ayudará a tramitar la solicitud sino que les informará de todas las opciones disponibles para ayudar a su independencia y autonomía.

Algunas familias han colocado en casa de sus mayores dispositivos como Alexa, que les permiten llamar por teléfono o escuchar música de forma sencilla, simplemente con la voz. Sin embargo, los sanitarios recuerdan que si, por ejemplo, sufren un ictus, no podrán pedirle a la máquina que llame a los servicios de emergencia, por lo que insisten en consultar el servicio de teleasistencia. «Si, cuando pulsan el botón, la persona que atiende la llamada ve que nadie responde sabe cómo actuar», explica el enfermero, que es consciente de que algunos mayores pueden mostrarse algo reticentes a estos cambios. En este sentido, recuerda que no aplicar estas medidas de seguridad en el hogar puede tener consecuencias graves, en el caso de que sufran una caída, lo que supondría una pérdida de la independencia y la autonomía que tanto valoran.

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