Expansión de la conciencia, yoga en una cueva secreta, o rodeado de alpacas, ceremonias de sanación o botellones deluxe junto al mar. Son algunas de las actividades que se ofrecen para esta Semana Santa en Ibiza en el apartado de «experiencias» del portal de alquiler turístico por antonomasia, Airbnb. Un listado de actividades que deja claro que quienes visitan la isla no buscan sólo la famosa tríada de sol, playa y fiesta. La espiritualidad, el deporte y sentirse millonario aunque sólo sea por unas horas ganan cada vez más adeptos. Pero sobre todo la espiritualidad. ¿Cómo va una (o uno) a venir a la isla y marcharse sin sentir su energía y su misticismo?
Una ceremonia de sanación chamánica para conectar «con la energía atlanteana de Ibiza». Es lo que ofrece Ramanja. Dos horas, a 111 euros por persona, de «curación sonora con tambores, campanas y antiguas canciones curativas (icaros) en español, quechua y shipibo, los idiomas del Amazonas». La curandera explica que realiza a domicilio estas ceremonias, en inglés, que incluyen meditación, un té de pétalos de loto azul y rosas salvajes, rezos, un hechizo y un ritual de ofrenda a Gaia y Tanit.
«Despertar la libertad de tu verdadero ser auténtico». Es lo que promete Zsolt Jeff en el taller de «expansión de la conciencia». Una «experiencia mística» de una jornada (de 8 a 22 horas) que comienza con una sesión de yoga, tras una bienvenida con «un delicioso batido fresco hecho con amor» y acaba, tras ver el atardecer en sa Penya Esbarrada (la llaman, cómo no, Puertas del Cielo) en un «tipi sagrado» junto a una hoguera recopilando las enseñanzas del día. Entre medias, meditación, masajes, coaching, caminatas por la naturaleza... El punto de encuentro está en Sant Llorenç. «Nuestro refugio mágico se encuentra en el corazón de la isla, un lugar sagrado en la naturaleza con una hermosa finca de 300 años de antigüedad con 60.000 m de tierra privada», explica el anfitrión, que cobra 150 euros por persona.
Una clase muy instagrameable
Una clase de yoga vinyasa en «una mágica cueva secreta escondida en las colinas de Ibiza» (quien dice secreta, dice un lugar tan popular como sa Figuera Borda) seguida de una copa de cava bien fresquita con vistas a es Vedrà. «La clase incluye meditación, lecturas de tarjetas de ángel y aceite de lavanda», detalla Rebecca, instructora de yoga, que cobra 45 personas por persona y que ya tiene prácticamente lleno el grupo del Lunes de Pascua. Dos horas y media (de 9 a 11,30 horas) en las que está todo calculado, desde el «corto paseo» para llegar a la cueva hasta un tiempo reservado para que todo el mundo pueda hacerse fotos en un lugar tan instagrameable como la cueva.
La de Rebecca es sólo una de las muchas opciones de yoga que se ofrecen en la plataforma para estos días. Lo hay en todas las versiones. Sobre una tabla de paddle surf en aguas de Cala Vedella lo imparte Inés (55 euros), que asegura que no es necesario tener experiencia en esta disciplina y destaca el momento final: «alcanzar un estado de relajación mecidas por el mar». Elena imparte las clases de hatha yoga (22 euros) en su propia casa, ubica en Sant Carles —«una auténtica granja ibicenca del siglo XVII donde vivo con mis tres caballos, una poni y algunos gatos y gallinas de la raza local»— en sesiones junto a la piscina y con vistas al mar en las que junta a los turistas con sus alumnos de todo el año. Martín, en cambio, las imparte en Talamanca —«una playa muy hermosa donde el ambiente y la tranquilidad nos permitirán disfrutar de una clase única, que nos brinda herramientas para lograr un bienestar integral»— aunque se ofrece a organizar la clase de yoga (25 euros por persona) en otra cala si alguien lo prefiere. Daniela, «guía turístico con licencia y una larga experiencia» (a pesar de lo cual se refiere a la torre de defensa como «torre pirata»), ofrece esta disciplina como final a las excursiones que realiza por el Parque Natural de Ses Salines (560 euros por grupo).
Aunque si hay unas clases de yoga que llaman la atención son las que imparte Bart en su granja, donde los alumnos practican asanas rodeados de alpacas. «Su zumbido suena exactamente como ‘Ooohm’», afirma el anfitrión, que explica que estos animales son «tranquilos, espirituales e inspiradores». «Esto los convierte en la combinación perfecta para los amantes del yoga», continúa Bart sobre esta actividad, que cuesta 40 euros por persona.
La isla a caballo y botellones de vino
Pero no sólo de yoga y espiritualidad vive el turista. Steve ofrece la posibilidad de pasear a caballo «por la campiña virgen del corazón de la isla» al atardecer (60 euros) y Behzad una sesión de pintura al aire libre (59 euros). «Estarás pintando tu propia obra maestra con orientación y apoyo», indica el artista, que se ofrece a proporcionar el picnic, además de los elementos de pintura, «por un cargo adicional». «Ibiza está llena de los paisajes más bonitos, imagínate traer un pedazo de esto a tu propia casa. Únete a este taller mágico», anima el profesor, que muestra algunas de las obras pintadas por sus alumnos.
Sol, mar y alcohol. Un clásico. Es la actividad que vende Mèlodie. Vino rosado de la Provenza y jamón «pata negra» en la playa, sobre sillas y cojines « para que puedas disfrutar de los beneficios de la naturaleza con comodidad». Un botellón deluxe, en definitiva, a 45 euros por persona. «El buen vino siempre ha ayudado y siempre ayudará a nuestra humanidad a volver a conectarse con amor universal», indica la joven.