Perspectiva de género - Situación de las cuidadoras en régimen interno de Ibiza

Ni papeles ni contrato ni horario: la vida de algunas internas en Ibiza

Hybris presenta en el Casal de Igualtat de Vila el informe ‘Entre cuatro paredes’, que analiza la situación de las cuidadoras en régimen interno de la isla

Un momento de la presentación del informe ‘Entre cuatro paredes’ en Vila.

Un momento de la presentación del informe ‘Entre cuatro paredes’ en Vila. / JA. RIERA.

Toni Escandell Tur

Toni Escandell Tur

Cuando se cruzan diferentes ejes de opresión, la vulnerabilidad aumenta y tiene un claro impacto en la salud física y mental de las mujeres. Esto quedó ayer evidenciado en la presentación -en el Casal d’Igualtat de Vila- del informe ‘Entre cuatro paredes’, que analiza la situación de las cuidadoras en régimen interno en la isla de Ibiza. Se trata de una investigación cualitativa de la organización Hybris; es el primer análisis que hay de la situación específica de estas trabajadoras en la Pitiüsa mayor.

Es el resultado de un trabajo de campo con entrevistas a 10 mujeres que ejercen o han ejercido este trabajo en la isla, lo que se complementa con la información aportada por dos informantes clave del ámbito legal y social: Ana María Corral, responsable del Área de Migraciones de UGT-CEC, y Vanesa, voluntaria de Metges del Món Ibiza.

Al encontrarse gran parte de estas mujeres en situación administrativa irregular, trabajan sin seguro y sin contrato. Esto facilita que se produzcan abusos en el horario o que las funciones a realizar vayan variando o incluso ampliándose, algo que ocurre cuando aumenta el grado de dependencia de la persona atendida (sin que esto se traduzca en una mejora en el salario y en el resto de las condiciones laborales). Además, al ser cuidadoras internas, es tarea difícil desconectar de su trabajo y la disponibilidad para atender a la persona mayor o dependiente de la que se encargan es prácticamente constante. No quedan claras las fronteras entre tiempo laboral y tiempo libre.

Las entrevistadas detallaron que el salario puede ir de 500 a 1.300 euros, depende del caso.

Al acto acudieron Maria Duran, directora del Institut Balear de la Dona (organismo que ha cofinanciado este estudio junto con Hybris); Andrea Cowper, responsable de investigación en Hybris; Karen Hernández, antigua cuidadora interna y una de las 10 entrevistadas, y Giulia Sensini, responsable de género en Hybris. Sensini puso de manifiesto la falta de datos sobre este sector y la invisibilización e infravaloración de los trabajos de cuidados.

Las diez mujeres a las que se entrevistó eran de origen latinoamericano (principalmente de Colombia, Venezuela y El Salvador) y seis de ellas no tenían papeles (el resto pudieron regularizar su situación poco tiempo antes de ser entrevistadas por Hybris). Ambos factores, sumado al eje de género, dificultan la mejora de su situación. «Es un trinomio al que llamamos interseccionalidad y que debe ser repensado para que cese esta vulneración de derechos», recalcó Giulia Sensini. En este sentido, Andrea Cowper destacó: «No hemos ido a buscar específicamente a mujeres migrantes y en situación administrativa irregular. Es lo que nos hemos encontrado».

En la presentación se hizo hincapié en una serie de recomendaciones para tratar de revertir esta situación de la cuidadoras internas: «Una de ellas es reconocer que nos encontramos en un contexto de crisis de los cuidados y que las mujeres migrantes en situación irregular son las únicas que están poniendo el freno para que esta crisis no se convierta en una profunda situación de alarma».

Las diez mujeres se encuentran en una franja de edad de entre 28 y 63 años. Todas encontraron su empleo sin la intervención de agencias especializadas en el sector del cuidado, sino gracias a contactos informales o al boca a boca.

Estas profesionales tienen dificultades para tejer redes de apoyo en la isla debido al poco tiempo libre que tienen fuera de la casa

Sensini, que agradeció la disponibilidad y entrega de las entrevistadas, resaltó «la labor de cuidados entendida en su doble dimensión, no sólo como elemento que aporta desde el punto de vista económico a toda la sociedad». «Tiene una dimensión laboral muy compleja. No se trata sólo de realizar tareas, también hay una implicación emocional y otras vinculaciones que deben visibilizarse». Asimismo, se trata de un trabajo intensivo y extensivo: «Cuando las horas de trabajo comienzan a extenderse a lo largo de 12, 16 o hasta 18 horas diarias y cuando no hay reconocimiento del descanso, empiezan los problemas de salud a nivel psicológico y físico», agregó Giulia Sensini.

Salud mental

El resultado es una sensación, en palabras de Cowper, de «anulación y estancamiento». «Vienen con ganas de empezar una vida mejor y se enccuentran entre cuatro paredes 24 horas al día seis o siete días a la semana y no tienen capacidad de explorar más allá ni de conocer la propia isla en la que viven».

Los efectos son preocupantes: «Migrañas, crisis de ansiedad, estados de profunda tristeza y continuados en el tiempo, sensación de asfixia, aburrimiento, aislamiento y sensación de soledad».

Cowper valoró que hay cambios legislativos recientes que van en la dirección de mejorar las condiciones laborales de estas personas, pero que, para poder beneficiarse de ello, es imprescindible regularizar su situación. Asimismo, hizo alusión a la necesidad de un convenio específico para las cuidadoras internas: «Muchas veces las tareas de cuidados se integran dentro de la categoría de Trabajo del Hogar, y la no división por categorías específicas hace que las particularidades de este trabajo no sean reconocidas y atendidas».

Otra dificultad para estas mujeres es que, una vez que ya han llegado a España, el proceso para homologar sus títulos académicos, ya sean universitarios o de otro tipo, puede alargarse durante años: «Salen de su país siendo personas cualificadas y llegan aquí sin tener ningún tipo de titulación», lamentó Andrea Cowper.

Cuidar a las cuidadoras es otra de las recomendaciones que formula Hybris en el informe: «Proponemos una asistencia para paliar o mejorar el impacto de este trabajo, ofrecerles servicios integrales de apoyo», agregó Cowper.

Cáritas, Cruz Roja y Metges del Món suelen atender a estas trabajadoras. No tanto de forma continuada como en momentos puntuales de especial vulnerabilidad. A modo de ejemplo, Giulia Sensini señaló que suelen recibir esta atención cuando llegan a la isla o en el periodo de transición de un trabajo a otro: «Cuando el trabajo de la cuidadora termina por el fallecimiento de la persona a la que atendía, se enfrenta al duelo y a la pérdida de su trabajo y habitación».

Redes de apoyo

En este sentido, las redes informales de las cuidadoras también son imprescindibles, sobre todo si no tienen papeles y, más si cabe, por la emergencia habitacional: «Es gracias a amigos o familiares que estas personas no viven masivamente en la calle», apuntó Cowper. De hecho, normalmente vienen a Ibiza porque ya cuentan con amigos o familiares en la isla. «Pero cuando llegan sin papeles a Ibiza, muchas veces encuentran trabajo de cuidadora interna al poco de llegar. Así, las redes a las que pueden acceder son las que ya tienen al llegar. Con la carencia que tienen de tiempo libre, no pueden construir más redes, y eso es un factor de vulnerabilidad», matizó Cowper.

De hecho, en cuanto consiguen regularizar su situación administrativa, abandonan este trabajo: «Esto es lo que nos hemos encontrado en nuestro estudio y es muy significativo», destacó Cowper, quien, sin embargo, aclaró que este estudio no pretende ser representativo (es una muestra pequeña) y que por ello no aporta porcentajes: «Lo que hemos visto nosotras es que quienes querían continuar trabajando en régimen interno eran las más mayores, de 55 o 60 años. Ven que sus posibilidades en otros sectores son muy reducidas».

Finalmente, Cowper subrayó que la situación laboral y social de las cuidadoras en régimen interno no puede depender de la buena voluntad de las familias contratantes: «Nuestro estudio no pretende afirmar que todas estas mujeres están explotadas, porque no es así. Pero como Estado, como sociedad, hay que poner las medidas para asegurar que esto no se va a dar». Para recopilar todas estas experiencias, se llevaron a cabo 10 entrevistas individuales en profundidad, dos entrevistas semiestructuradas a las informantes clave antes mencionadas y, en el mes de diciembre, un taller participativo con todas las cuidadoras juntas.

Suscríbete para seguir leyendo