Medio ambiente en Ibiza: Las culebras ya se deslizan por ses Salines

Pese a las 120 trampas instaladas, en 2022 sólo se capturó allí una serpiente

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

culebras en pleno parque natural de ses salines. La invasión de ofidios sigue expandiéndose por la isla. 1 Una culebra de herradura tendida al sol y con la cabeza metida entre unas matas de ses Salines.

Las culebras ya se deslizan por ses Salines |

Las culebras ya se deslizan por ses Salines | / José Miguel L. Romero

2 Otra serpiente echada a lo largo de la parte superior de un muro del recién restaurado Camí de Can Blai.

Las culebras ya se deslizan por ses Salines

Las culebras ya se deslizan por ses Salines / José Miguel L. Romero

3 Un ofidio yace muerto en el camino que discurre en paralelo al aeropuerto y que acaba en es Codolar. 4 Una serpiente asoma la cabeza por el agujero de un muro. F

Las culebras ya se deslizan por ses Salines

Las culebras ya se deslizan por ses Salines / José Miguel L. Romero

Hace un año, el fotógrafo Rafa Domínguez retrató a dos culebras de herradura (Hemorrhois hippocrepis) apareándose en el Parque Natural de ses Salines. Se sabía, pues, que había ofidios en esa zona, pero no en la cantidad que el también fotógrafo Sebastián Candela asegura (y sus imágenes lo atestiguan) que han aparecido durante los últimos días, en los que los calores primaverales parecen haberlas despertado de su letargo. Candela nunca había visto ninguna en los años que lleva visitando ses Salines, que no son pocos, pero en los últimos cuatro días las ha fotografiado ya en tres ocasiones.

Y no son pequeñas. Una de ellas calcula (a partir del tamaño de unos bloques de hormigón sobre los que estaba posada tomando el sol) que debía medir más de dos metros, cuando en la Península raramente superan los 1,5 metros. Además las ha observado en zonas muy distantes. Una estaba en el camino de sa Sal Rossa, en paralelo a los estanques salineros y cerca de un puesto de observación de aves. Otras, en el Camí de Can Blai, restaurado hace un par de años. El tercer lugar donde se ha topado con estas serpientes es el camino de tierra que acaba en es Codolar y que discurre en paralelo a la valla sur del aeropuerto. Le han contado que dentro del aeródromo es habitual verlas, así como junto a la iglesia de Sant Francesc.

Hasta dentro del aeropuerto

Víctor Colomar, coordinador de la Unidad de Control de Fauna del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de les Illes Balears (Cofib), explica que «se han detectado culebras dentro del Parque Natural de ses Salines desde hace unos seis años. También dentro de la zona aeroportuaria». Desde hace unos cuatro años se colocan trampas en ese paraje. En 2022 se instalaron 80 en su perímetro, y unas 40 dentro: «El número exacto de este año aún está por cerrar, pero rondará la misma cifra en total. Seguramente incrementaremos su número dentro y se reducirá algo fuera». Tienen indicaciones de distribuir ya las trampas dentro del Parque, que estarán activas «tras la Semana Santa».

Mínimas capturas

De momento, y en un lustro, los resultados han sido mínimos: «Los primeros años, al haber poca densidad, no se capturó ninguna. Los últimos años sí hubo alguna captura más en la zona del perímetro del parque, cerca del vivero que hay próximo al aeropuerto y hacia Platja d’en Bossa. En 2022 se atrapó una cerca de es Cavallet».

Saben que haberlas, haylas, «pero debido a su baja densidad no es fácil cogerlas». Les preocupa, «y mucho», su presencia, «pero no es sencillo capturarlas», reconoce. «Encontrar una culebra que has visto una vez es como buscar una aguja en un pajar. De las 80 trampas colocadas en 2022 en zona perimetral, ninguna capturó serpientes. Y una solo dentro del Parque Natural», pone como ejemplo.

¿Hay más este año en el Parque Natural? No lo sabe aún. Quizás los últimos avistamientos presagien una explosión de su población, o quizás haya sido algo casual. Se verá en las próximas semanas, asegura Colomar: «Hay zonas que nos están sorprendiendo de un año para otro, como Jesús y sus alrededores, donde de tener las menores densidades se ha convertido en el lugar donde más hay en la isla. No sabemos el motivo».

De momento no han apreciado que la presencia de esas serpientes, algunas de tamaño considerable, «haya afectado a la fauna local», pese a lo cual se sienten preocupados especialmente «por todas las aves que nidifican en el suelo», además de por las lagartijas y otros seres vivos que forman parte de su dieta: «Aquel es un hábitat distinto al resto de los afectados en la isla [por la invasión de ofidios]. Es una zona húmeda, con sus particularidades biológicas y especies que hasta el momento no se habían visto amenazadas de una manera significativa. El incremento de su densidad de una manera explosiva tendría sus riesgos», avisa.

Macho busca hembra

Aunque no paran de proliferar, Colomar señala que las culebras también tienen enemigos en las Pitiusas, como el erizo: «Es un depredador bastante funcional de culebras, medianas y pequeñas, sobre todo de noche, cuando son muy activos. En la naturaleza no son tan tímidos como parece». Y luego están «las ginetas, los cernícalos, los alcaudones…».

En general, las culebras de herradura «parece ser que no se mueven mucho cuando establecen un territorio». Cuando hay «un boom de avistamientos, cuando se ven muchas atropelladas, es porque se activan con el calor, sobre todo los machos, que se mueven en busca de hembras». En esos momentos «son más vulnerables y visibles». Alerta Víctor Colomar de que en unas semanas, y dependiendo de la meteorología, «habrá esa explosión. Quizás ya haya empezado y lo visto en ses Salines es el inicio».

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