Entrevista | Ana de Miguel Doctora en Filosofía

Ana de Miguel en Ibiza: «Todos quieren sacar tajada del feminismo»

«No negaré que Lévi-Strauss, Picasso o Leonard Cohen, entre otros, son genios, pero han legitimado el derecho de pernada sobre las mujeres»

Ana de Miguel, ayer,en el hotel en el que se aloja en Eivissa.

Ana de Miguel, ayer,en el hotel en el que se aloja en Eivissa. / Vicent Marí

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

Una hora en el agua en Cala Saona. Es el recuerdo que tiene Ana de Miguel, doctora en Filosofía y experta en feminismo, de su primera visita a las Pitiusas, a donde ha regresado esta semana para inaugurar el ciclo ‘Una habitación propia’ del Ayuntamiento de Ibiza con su charla ‘Neoliberalismo y mercantilización del cuerpo de la mujer’, que se ofreció ayer por la tarde en el Casal d’Igualtat.

‘Neoliberalismo y mercantilización del cuerpo de la mujer’. Vaya momento más idóneo…

¿Lo dices por lo de Ana Obregón?

Sí.

Me niego a hablar de ella mientras Javier Cámara, Cristiano Ronaldo o Miguel Bosé han hecho lo mismo. La complacencia con la debilidad masculina, con la doble moral sexual es uno de los rasgos legendarios de las sociedades patriarcales: que hagan lo que quieran, comprender su comportamiento, ponerse en su lugar… Con las mujeres es lo contrario. Esto se ve en las polémicas feministas. Los insultos a las mujeres. Es una misoginia que viene del inicio de la historia de la humanidad. A Adán y Eva les expulsan del paraíso, ¿pero quién le guarda rencor a Adán? Eva está ahí siempre, para bien o para mal. Unos dicen que es la primera transgresora. Ese concepto hay que revisarlo. Estoy harta. Todas las películas, libros, mujeres, cantantes son transgresores. ¿Qué quiere decir? Son palabras, como «feminismo», que las están sobando tanto que pierden su sentido.

¿Las mujeres sólo podemos ser transgresoras o putas?

Efectivamente, es así. Transgresor es un concepto que se usa siempre relacionado con el sexo. ¿Una mujer desnuda es algo transgresor? ¡Por favor! No hay más que mujeres desnudas, pero para los señores sigue siendo transgresor. Porque es mayor, porque tiene muchas curvas, porque es una anoréxica andante… ¡Ya está bien! Las mujeres salen representadas como cuerpos y, ¿ser un cuerpo es transgresor? Todo el mundo tiene uno, todo el mundo se puede quitar la ropa. Somos animales con autoconciencia y con la seguridad de que algún día vamos a dejar de ser. Y eso, al ser humano, le tiene traumatizado. Buscamos dar sentido a nuestra vida. El arte, la filosofía, el entretenimiento… Todo está hecho para que olvidemos esa condición animal, pero de ahí a decir que es transgresor ser animal y tener un cuerpo… Lo transgresor sería ser conscientes de que no debemos abusar de los demás para tener nuestro proyecto de vida.

Dice que la palabra feminismo está sobada. Mucha gente dice ser feminista, pero no se comporta como tal.

Efectivamente. Una desgracia del feminismo fue que en 2014 Gallardón acabara con la ley del aborto. Las Comadres, unas mujeres valientes de Gijón, montaron el Tren de la Libertad. Fui a la manifestación en Madrid y al bajarme en Atocha fue algo impactante. Había una masa de gente… Hombres, mujeres, familias, niños… No entiendo que el derecho al aborto sea decir «mi cuerpo es mío», para después decir, «luego puedo mercantilizarlo». Lo que quiere decir es que mi cuerpo no es tuyo, no que sea mi mercancía, que es lo que el neoliberalismo pretende. Del feminismo todo el mundo quiere abusar, todos quieren su tajada.

¿Los políticos también?

Sí. Mira, Podemos, por ejemplo. En aquel momento se acababa de constituir y Carolina Bescansa antes de la manifestación dijo que el aborto no tenía potencia política. Lo que quería decir era que en el aborto no hay consenso, que hay gente que lo ve como un asesinato y como Podemos aspiraba al sorpasso pensaba que posicionarse podía quitarle votos de clase media. Al ver esa manifestación y, sobre todo, la huelga de 2018, ya vieron que sí.

¿Cambia algo la manifestación?

Sí, que Podemos descubre que el feminismo es una máquina de cultivar votos y busca diferenciar su feminismo del del PSOE, que es el que tiene la marca registrada. Fueron las mujeres feministas del PSOE e Izquierda Unida las que más han contribuido con su lucha a que la vida de las mujeres de este país haya mejorado. Como el feminismo estaba tan asociado a esos dos partidos Podemos tenía que buscar su hueco y su diferencia. El feminismo de las élites del partido, no de las bases o los círculos, ha buscado marcar la diferencia generacional.

¿Edadismo en el feminismo?

Bueno, más bien es no tener ni idea. Estar utilizando algo que no sabes muy bien qué es, que crees que es un eslogan. Claro que hay feministas en las bases de Podemos, pero los líderes no han tenido interés en él y lo han instrumentalizado. Por eso Unidas Podemos no se quita la palabra feminismo de la boca.

¿Cree que es un «dime de qué presumes y te diré de qué careces»?

Sí, exacto. Cuando tienes poder no te hace falta llevar una camiseta que ponga ‘Girl power’. Nos manifestamos porque queremos cambiar las cosas. Los que no se manifiestan son los empresarios ni los hombres ni los chicos jóvenes en general. No son conscientes de tener problemas por ser varones.

¿Los tienen?

Bueno… Las conductas de riesgo de los chicos jóvenes, consumo de drogas o alcohol y accidentes de coche, están relacionadas con lo que tienen de demostrar. Ellos mueren más por esa supuesta valentía que tienen que demostrar. Ese no poder decir no a conductas de riesgo porque les dicen «no seas nenaza» o les llaman gallina. Estuve el otro día en el hospital con mi hijo y en la misma planta había un chico al que en Moncloa, en pleno centro, le habían dado una patada y le habían roto la mandíbula por tres sitios. Todos comenzamos a contar casos que conocíamos. El chico estaba así por haber defendido a un amigo al que dieron un botellazo. Es la violencia que sufren los chicos, varones que van a pegar, sin razón. Tienen asumido que recibir palizas y patadas es algo que puede pasar. Las chicas no reciben esas patadas, pero sí violencia sexual. Ellos deberían manifestarse también. Sienten ante esas palizas una explosión de miedo, como la que sentimos nosotras al volver a casa. Pero ellos saben que la sociedad patriarcal, así como cumplan años, va a ir dándoles todo lo que no les da de jóvenes, que es nada.

¿Nada?

Cuando en un instituto las chicas les dicen que revisen sus privilegios ellos no saben a qué se refieren. Piensan: «¿Qué privilegios? Si no me voy a acostar con nadie hasta los 33». No tienen tanto sexo como se dice.

No me diga que es lo de «me como una y cuento veinte».

Sí, habrá unos cuantos que sí tendrán mucho sexo, pero muchos chicos también son conscientes de que no se van a acostar con nadie hasta pasados los veinte. Sólo le va bien a cuatro, el ser humano es un poco pánfilo.

El mayor caso de mercantilización del cuerpo de la mujer es la prostitución. ¿En qué momento estamos? Porque no tengo claro si vamos para adelante o para atrás.

No saberlo responde un poco a la realidad. Hemos ido para atrás. En el 85, la prostitución en este país era algo residual. Chicas heroinómanas, una imagen que me marcó. Hay algo que ves que no está bien. Cuando dicen eso de no meter la moral en el sexo nos lo dicen los filósofos morales que nos han dominado. Una de las cosas que explico en ‘Ética para Celia’ es que en el sexo, cuando reúne a dos personas, se establecen relaciones de poder. Tenemos la experiencia de la violación y los abusos sexuales, pero estos filósofos morales no lo ven. Sólo se ven a ellos mismos follando con una chica de 19 y dicen que no hay que meter la moral en el sexo.

A las mujeres se nos dan lecciones de moral constantemente.

Sí. Nos dicen qué podemos pensar y qué no. Todos. Zizek, filósofo de moda, dice, defendiendo la prostitución, que las mujeres tienen derecho a autocosificarse. Zizek, ¿nos ha salido un derecho nuevo a las mujeres? ¿Por qué este señor de 70 años que está con una alumna no dice «tengo derecho a cosificarme»? Hemos ido para atrás. El proceso de globalización tiene una consecuencia letal: la prostitución pasa de ser algo residual, de mujeres a las que les había pasado la vida por encima, a normalizarse. Cuando tuve a mi hija empecé a ir a la Casa de Campo y lo que vi ahí… Había habido un cambio… Mientras nuestros compañeros varones luchaban por la igualdad los proxenetas del mundo estaban trayendo a España decenas de miles de niñas de países del Este, a las que llamaban natachas, también nigerianas, latinas… Cuerpos tan jóvenes… León de Aranoa, romantizando la prostitución, las llamó ‘Princesas’ en una película.

¿Esto sigue igual?

En Madrid ahora las asiáticas han roto el mercado. He dirigido una tesis sobre la prostitución china en Madrid. La ha hecho Teresa Madrueño, una chica muy valiente que las llevaba al ginecólogo a abortar y a revisiones ginecológicas. Trabajaba en una ONG y comenzó a recoger sus historias. Es una de las tesis que he dirigido que han recibido un premio, junto con la de Mónica Larios sobre la pornografía. En el caso de la prostitución hemos retrocedido porque nuestros compañeros de vida, padres, hermanos, parejas, tienen un harén que no lo soñó ni el marajá de Kapurthala, que tenía 3.000 mujeres. Cualquier chico de clase media o baja puede acceder al cuerpo espectacular de una natacha. Al mismo tiempo que nos decían que apoyaban el feminismo y la igualdad se hacían con ese harén y la prostitución se masificaba. Un harén de todas las etnias y a disposición de la clase trabajadora. Los chicos pueden ir de putas y encontrarse con mujeres que no soñaron jamás que podrían tener. Mujeres, y transexuales, cuyo estado, si las tienes cerca, ves cómo se va deteriorando con el tiempo.

Lo dice como si lo hubiera visto.

En mi edificio hay un piso de prostitución de transexuales. Eso me hace pensar que cada tantas escaleras debe haber uno. Nuestros hermanos nos tienen que contestar a lo que pasa con esta Burdelandia: ¿Cómo sois capaces de hacer algo así? Nosotras tenemos una determinación férrea de no prostituir críos para nosotras. No crear un harén de chicos jóvenes para follárnoslos, aunque tengamos dinero, nos engrandece a las mujeres.

¿Somos mejores que ellos?

En este caso, sí. No estamos dispuestas a follar con alguien que no quiere. Y eso nos hace mejores.

Los hombres han perdido la vergüenza a reconocer que consumen prostitución.

Sí, han perdido la vergüenza gracias a canciones que hacen apología de que a las chicas las empodera vivir de su cuerpo y que tonta la que no saque dinero de él. Está en canciones y en posturas que se dicen feministas, pero pro prostitución, como las de Ada Colau o Pablo Iglesias.

¿Por qué los hombres no viven de sus cuerpos, si está tan bien?

Ésa es al pregunta. ¿Por qué León de Aranoa o Pablo Iglesias no se ponen en tanga en una rotonda al lado de una señal de tráfico para vender su cuerpo por dinero? Volvemos a Zizek, que dice que las mujeres, no el ser humano, tienen derecho a autocosificarse. El patriarcado se les cuela a todos estos que van de feministas. Cuando se les pregunta por la prostitución dicen que es un tema muy complejo. ¿Y si fueran sus hijas las que estuvieran en la prostitución?

Patricia Sornosa dice que un trabajo en el que no puedes atender a tu padre no es un trabajo.

Perfecto. Es como cuando se habla de la asistencia sexual a las personas con discapacidad. Pues si es un trabajo como otro cualquiera, que lo hagan su padre o su madre, igual que les baña o les da de comer. El sexo no es una actividad como otra cualquiera. Luego nos llaman puritanas. ¿Qué es ser puritana?

Decir que no.

Sí, pensar por tu propia cuenta y decir que no.

¿En qué hemos mejorado?

Con 15 años ya fumábamos, bebíamos. Se acababa de morir Franco y aquello era un desmadre. A los 18 años ya vivías con un peso enorme si no te habías acostado con nadie, tenías que fingir que eras una mujer de la vida. La revolución sexual llegó en mi generación. ¿Cómo es posible que en un mundo en el que las mujeres queremos tener vida sexual aumente el consumo de prostitución? Hay que preguntárselo.

¿Qué papel juega la pornografía?

Es adictiva y legitimiza la violencia contra las mujeres. La humillación, la violencia y el incesto, porque en los diez vídeos porno más vistos hay algunos de incestos. Impartí violencia de género en criminología. Veíamos desde el pasado, la mitología, Darwin... Les pedía que me trajeran un producto cultural que mostrara la violencia contra la mujer y cuando iban a internet encontraban toda la basura patriarcal: pornografía, reguetón, la última página del Marca que te llevaba directamente a pornografía... Les agradezco que me descubrieran todo eso.

¿Ha descubierto algo más?

Cindy Takahashi. ¿Sabes cuántas chicas que han sido prostitutas son ahora líderes contra la prostitución? Amelia Tiganus, por ejemplo, o Cindy Takahashi, que no ha cumplido los 30 años y es tan inteligente, tan guapa... Hay que ver la entrevista que le hizo Gabriel Rufián. Estamos generando la conciencia de que esto es algo que los hombres se tienen que replantear. Pero tenemos a Hollywood, a Pedro Almodóvar, a León de Aranoa, entre otros, banalizando o romantizando la prostitución. Piensa en ‘Pretty woman’ o ‘Aída’, hablan de la prostituta feliz.

¿La musa ha pasado a ser prostituta?

Los surrealistas, que eran unos pederastones, crean la femme enfant, la mujer niña. Me crié con Katharine Hepburn, Bette Davis, Ingrid Bergman... Mujeres. Las mujeres dejan de existir en los 60 con la revolución sexual. Los hombres, que son los que manejan el arte y la moda, empiezan a escoger chicas sin formas, sin pecho y con flequillo. La mujer niña sustituye a la mujer hecha y derecha. Nos convierten en niñas en apariencia, nos sexualizan y no nos dejan abolir la prostitución. Ahora han descubierto lo de ser padres.

¿Qué quiere decir?

De la mano de la normalización del matrimonio gay entra también la de la familia. La palabra más sagrada de nuestra sociedad es padre. El patriarcado ha convertido la capacidad que tenemos las mujeres de tener hijos en un hándicap, un problema, una discapacidad. Es la capacidad por excelencia. Sin ella, adiós humanidad. Los hombres nos deben 100.000 explicaciones y nosotras debemos definir por qué hay instituciones como la prostitución con las que queremos acabar, o por qué estamos en contra de los vientres de alquiler. No queremos que se mercantilicen las funciones biológicas ni el cuerpo de las mujeres. El neoliberalismo tiene un plan: que todo sea parte del mercado, que todo se pueda comprar y vender. Te dice, eso sí, que con consentimiento. Pero una persona que no puede alimentar a sus hijos, que llega en una patera, consentirá cualquier cosa que se le ofrezca. No tiene nada, pero el neoliberalismo le dice que sí, que tiene su cuerpo.

Lo de no mercantilizar el cuerpo lo tenemos muy claro con la donación de órganos, ¿por qué con los vientres de alquiler no?

Porque las mujeres a lo largo de la humanidad hemos sido objeto de intercambio. Lévi-Strauss mantiene que la civilización humana, la no guerra, comienza con el intercambio de mujeres. Dos tribus están en guerra, si uno triunfa se lleva a las mujeres del otro. Las mujeres han sido y son botín de guerra. Las violaban y se las llevaban como esclavas sexuales y reproductivas. El cuerpo de la mujer es como una navaja suiza, tiene muchas utilidades. Cuando las tribus se intercambian las mujeres generan relaciones de parentesco. Y acaba el incesto. Las hijas dejan de ser objeto follable para ser objeto intercambiable. Las relaciones pasan a ser de guerra a ser de paz y comercio. Simone de Beauvoir dice que las mujeres somos objetos transaccionales de los pactos entre varones. Como en el burdel, donde comparten mujeres o se invitan unos a otros a mujeres, como si fueran copas. Lévi-Strauss dice que la mujer es el regalo más valioso. Te regalan una mujer y obtienes que te cuide, te haga la comida, placer sexual y te hace hijos. Hay que recordar que Lévi-Strauss se negó a que Marguerite Yourcenar entrara en la universidad diciendo que no se cambian las reglas de la tribu. No negaré su genio, pero como tantos otros, como Picasso o Leonard Cohen, han legitimado el derecho de pernada sobre nosotras.

Prostitución, pornografía, vientres de alquiler, ¿qué más nos queda por ver en la mercantilización del cuerpo de las mujeres?

El neoliberalismo quiere mercantilizar al ser humano. Las mujeres lo hemos sufrido toda la vida. Después de las mujeres irán los hombres, los niños y las niñas. Fíjate en la pederastia, cada vez tiene más defensores.

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