Altas temperaturas en Ibiza: «Hemos pasado de la nieve a la playa en dos semanas»

Residentes y turistas disfrutan de la playa de ses Salines en un fin de semana de altas temperaturas. Muchos se animan a bañarse en esta época del año, cuando el invierno todavía no ha terminado

Toni Escandell Tur

Toni Escandell Tur

Este fin de semana de temperaturas anómalas para esta época del año (con máximas de 26 grados) ha hecho que muchos ibicencos y turistas se hayan animado a ir a la playa, aunque esto es algo que se ha ido repitiendo en diferentes momentos, especialmente este invierno y el pasado otoño, debido a la subida generalizada de temperaturas. En un domingo tan soleado, decenas de personas toman el sol -los más valientes se bañan- en la playa de ses Salines, aunque la misma imagen se repite en varios puntos de la costa de Ibiza.

En ses Salines están este domingo Dolly Romero y Tommaso Notaro, una pareja de Milán que vive en la isla desde hace 10 años. Acuden a este punto de la costa con su hija pequeña y Grazia Tallarita (la madre de Notaro), que vive fuera y se encuentra en la isla de visita. Aprovechan el calor para ir a la playa, algo que no suelen hacer habitualmente en invierno. «Es raro, hace dos semanas había nieve y hoy estamos en la playa con 23 grados», comenta Notaro, que ha llegado sobre las diez y media con su familia. «Estaremos por aquí hasta que la niña aguante», añade.

Han llegado a la playa bien equipados: palas, una pelota, juguetes para la pequeña, una silla, un pareo grande y algunas bolsas. Como muchos otros, traen a su mascota, un perrito. Esta familia italiana valora la paz que se respira ahora en ses Salines: «En verano es estresante y el aparcamiento es muy caro», señala Tommaso . De todas maneras, en verano o bien se acercan a ses Salines o bien van a calas del norte. En el momento de hablar con este diario, Dolly todavía no se ha bañado: «Me lo estoy pensando. Si sigo jugando un rato, a lo mejor luego me baño», cuenta justo después de haber estado jugando a las palas. «Llevamos el bañador ,pero no he venido con la idea de meterme en el agua», apunta Notaro.

Hay quien intenta darse chapuzones regularmente a lo largo de todo el año. Es el caso de Maria Riera, vecina de Sant Rafel que vive a caballo entre Ibiza y Madrid: «Normalmente intento bañarme todo el año, pero solo los días que hace buen tiempo, evidentemente. No soy de las que se baña cuando hace mucho frío, llueve o cuando el mar se mueve mucho. Escojo algún día de un poco de sol». Y aunque Riera apunta que las temperaturas actuales son bastante altas, señala que «a veces, en pleno mes de diciembre, te encuentras con un día como este». Un fenómeno que se ha dado especialmente en el último año. Riera ha llegado a la playa sobre las nueve y media con su pareja, Jaume Aranda, quien durante esta conversación está nadando en el mar: «Él hace natación en aguas abiertas. Está haciendo todo el largo de la playa», cuenta Riera. Al volver a la arena, Aranda, que lleva un traje de neopreno, explica: «Yo nado y siempre que puedo, me meto en el agua, da igual si es verano o invierno. En traje se está bien, pero sin él, el agua todavía está fresquita». De ses Salines, Riera destaca que «el agua es muy transparente» y que venir a esta zona es lo mejor para «respirar aire, mojarse, coger vitamina D» y disfrutar de «un agua espectacular». Acuden acompañados de Pepa, su perra, que no duda en chapotear en la orilla.

«El agua está fría, pero ya estoy deseando volver a meterme porque, aunque al entrar notas el frío, el cuerpo enseguida reacciona, te sientes muy bien y entras en calor», relata Riera, que también apunta que «el viento es bastante más caliente de lo habitual». Por otro lado, Joan y Carolina, vecinos también de Sant Rafel, llegan a ses Salines con su hija pequeña, Vega. «En invierno esta es la mejor playa. Es la más larga, puedes pasear y tienes espacio para estar más tranquilo», cuenta Joan, quien apunta que, de hecho, frecuentan más ses Salines en invierno que en verano, aprovechando que hay más calma y que no hay problemas para aparcar. Joan y su hija sí que suelen bañarse, cuenta el padre: «Me bañaré seguro. El agua está fría, pero es una entrada y salida rápida. Te regenera». Esta familia viene para pasar la mañana. No muy lejos pasean por la arena Elisabet Pou, Ana Gandía y Cristina García, un grupo amigas de Barcelona que han venido a Ibiza a pasar el fin de semana. Ya han perdido la cuenta de las veces que han venido a la isla. «Yo 7 u 8. ¡O más!», dice Pou. «Hoy nuestro plan es no tener plan», bromea García. Apuntan que la playa de ses Salines en invierno no tiene «nada que ver» con su versión veraniega y que prefieren la Ibiza de invierno: «Y más si nos encontramos con este tiempo primaveral. No es invierno del todo, no hace frío y te puedes bañar», valoran.

Oliver Lanzoni, dueño del restaurante Jockey Club, señala que en su negocio llevan «tres semanas trabajando muy bien» y apunta que se dan a un cúmulo de factores positivos que aseguran que la actividad sea buena: «Si hace más calor, viene más gente a la playa, pero también ha coincidido que en marzo hay más gente. Además, últimamente en fin de semana está haciendo buen tiempo y, entre semana, malo». Para este domingo, estaba previsto que este chiringuito-restaurante acogiera aproximadamente alrededor de 250 comensales. «Aquí trabajamos más o menos bien todo el año», explica.

Esta es la sexta temporada que su popular negocio abre todo el año y Lanzoni destaca que se nota que cada año viene más gente a la isla durante estos meses de invierno.

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