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Carmen Ortiz Enfermera de Pediatría del Área de Salud de Ibiza y Formentera

Carmen Ortiz: «Los niños tienen que jugar, pero también que aburrirse»

La enfermera de pediatría del Área de Salud pitiusa imparte, junto con su compañera Belén Peris, un taller sobre parentalidad positiva

Carmen Ortiz, en primer plano, y Belén Peris, ayer por la tarde en la ‘escoleta’ de Vila. Vicent Marí

El apego, el sueño, la alimentación y el juego son los cuatro grandes temas, además de la adaptación de una familia a la llegada de un bebé, que trata ‘¿Donde están las instrucciones? Taller de parentalidad positiva’. El curso, impartido por las enfermeras de pediatría Carmen Ortiz y Belén Solís, se imparte cada miércoles, desde el pasado 25 de enero, en la escoleta de Vila. Es el primero, pero habrá más, comenta Ortiz, que detalla que están ultimando detalles para impartirlo también en Sant Antoni, tienen una reunión para llevarlo a Formentera y, además, Vila, el primer ayuntamiento que se ha sumado a esta iniciativa de ámbito nacional, ha solicitado uno no para familias, sino adaptado para las educadoras de las escoletes públicas y privadas del municipio. En este primero, pensado para una docena de familias, participan alrededor de veinte. «Y no fallan nunca», comenta, satisfecha, Carmen Ortiz.

¿Qué es esto de la parentalidad positiva?

Esto es algo que se está trabajando a nivel nacional. Hay una estrategia de promoción de la salud impulsada por el sistema nacional de salud que pretende hablar de la importancia que tiene ofrecer a todos los niños y niñas un buen comienzo de vida. En los niños de cero a tres años es importantísimo fomentar la parentalidad positiva para que puedan tener un desarrollo óptimo.

Hay quien dirá que son muy pequeños y que a esa edad no se enteran de nada.

¡Uy! Pues precisamente la etapa de cero a tres años es especialmente sensible. Es fundamental. En ella se forjan todos los cimientos y las bases fundamentales de lo que va a ser el futuro de ese niño. Es cuando aprenden el lenguaje y se establecen los hábitos y las habilidades sociales y se desarrollan las capacidades cognitivas. Y todo esto va a tener mucha importancia en el futuro. También es una época clave en el desarrollo emocional y psíquico. Está estudiado que la etapa más crítica en la vida de una persona es la que va de los cero a los tres años.

¿Qué aprenden las madres y padres en este taller?

A ver, no es sólo para padres y madres, puede venir cualquier otra figura que haga funciones de cuidadora con el recién nacido: abuelas, tías… Quienes cuiden a un niño que tenga entre cero a tres años pueden venir porque les puede resultar útil. El objetivo es empoderar a las familias para que puedan darle a estos niños ese buen comienzo de vida, esas experiencias que van a necesitar. ¿Cómo? Tenemos cinco sesiones. En la primera, por ejemplo, nos centramos en fomentar el apego seguro y en la adaptación de esos primeros momentos. Cuando nace un bebé tienes la idea de que va a ser todo maravilloso, pero la realidad que te encuentras es a un niño llorando y cagado hasta arriba. Y no sabes qué hacer con él. En esa primera sesión se habla sobre cómo adaptarse a esa situación y cómo influyen las expectativas que tengas en la forma de llevar esos primeros meses. En cuanto al apego, partimos de que los bebés, los recién nacidos incluso, si los cuidadores están disponibles física y emocionalmente para las necesidades que tenga, van a aprender una serie de cosas. Esto hace que se forjen vínculos afectivos seguros que persisten a lo largo de la vida. Fíjate si es importante favorecer un apego seguro y duradero. Y es algo que se establece entre los cero y los tres años.

Recalca lo de estar disponibles física y emocionalmente. Presencia no es igual a estar disponible, ¿no?

No. Si alguien confunde estar presente con estar disponible tiene que venir al taller. Estar presente no quiere decir que estés disponible para sus necesidades, tienes que estar atento a lo que necesita el niño e intentar satisfacer sus necesidades físicas, como la alimentación, el sueño, no tener frío o calor, pero también emocionales. Y, precisamente, cuanto más pequeño es ese niño o niña más difícil es entender lo que nos quiere transmitir. Tanto en esas etapas iniciales en las que ni siquiera tienen desarrollado el lenguaje, como cuando empiezan a desarrollarlo. En el taller explicamos cómo hablarles para que nos entiendan y cómo entender nosotros lo que nos quieren decir.

Los niños no vienen con libro de instrucciones.

No, pero cuando compramos un electrodoméstico viene con muchas instrucciones y no las leemos. Yo soy la primera que no lo hago y voy haciendo pruebas. Por eso el taller de parentalidad positiva consta de cinco sesiones sobre temas que son fundamentales. El apego, sobre el que ya hemos hablado, pero también otros como el sueño, la alimentación o el juego. Estos son los cimientos de todo. En referencia al sueño, hay que conseguir desde muy pequeños que tengan buenos hábitos. Ésta es la sesión que nos toca la semana que viene, cuando hablaremos de ideas geniales para que duerman y de otras ideas que, al contrario, pueden perturbar el buen descanso.

Con esto, en las familias, siempre hay debate.

Con el sueño y con cualquier otro tema. Desde que el bebé nace, opina la vecina del quinto, la suegra, la madre, la que pasa por la calle… Cada uno tiene una opinión, por eso al taller llevamos sólo lo que la evidencia científica demuestra e intentamos no participar en juicios de valor. Opiniones hay muchas, siempre, pero hay que ver qué es lo que nos dice la evidencia, lo que sabemos a día de hoy, que es muy diferente de lo que sabíamos hace tiempo. El taller de la semana pasada, por ejemplo, fue sobre alimentación. Hicimos una dinámica de mitos y realidades y el debate fue tremendo. Nosotras llevábamos datos objetivos, pero los mitos que se comentaron eran muchísimos.

Lo que se sabe ahora y lo que se sabía hace tiempo… O sea, que las abuelas no siempre tienen razón.

Las abuelas son muy sabias en muchos aspectos, pero respecto a la alimentación, por ejemplo, la ciencia nos ha dicho muchas cosas nuevas que contradicen lo que se hacía antes. La sabiduría que tienen las abuelas es una fuente que podemos aprovechar, pero sin descuidar lo que nos dice la evidencia actual.

Antes desde muy pequeños se les daba azúcar y sal y ahora no.

Sí, el del azúcar y la sal es un tema que tratamos en el taller. ¿Sabes cuánto azúcar se recomienda antes de los dos años? Cero. Pero vemos que muchos de los alimentos destinados a niños de los supermercados y las farmacias ponen «0% de azúcares añadidos». Añadidos, pero han transformado un cereal saludable en azúcar libre y, realmente, lleva una barbaridad de azúcar. Hasta un 38% de azúcar en una papilla. Es verdad que lo diluyes en agua, pero es una auténtica barbaridad.

Hablaba también del juego.

Sí, es de lo que hemos hablado en la última sesión. El juego es algo muy serio, pero hay que permitir el aburrimiento a los niños. Es fundamental. Hablamos de que hay un juego para cada edad y también de que lo más simple es lo que más le puede aportar a un niño. No sé si te ha pasado, le regalas un juguete a un niño y lo que más le gusta...

Es la caja.

Y si encima es la de una nevera o una lavadora, más. Lo más simple es de lo que más provecho va a poder sacar un niño. Es importante el juego libre, muchas veces no les permitimos que se distraigan y jueguen solos. No sé si te has fijado en que los bancos en algunos parques no están dentro, sino alrededor. Están colocados estratégicamente para que los padres, abuelos, tíos… miren cómo los niños juegan. Cada vez los niños tienen menos horas de juego, especialmente de juego libre. Todo en sus vidas está muy dirigido y no les damos la oportunidad de aburrirse, de gestionar su propio aburrimiento, que Unamuno ya decía, supongo que por experiencia propia, que es el inventor de juegos, distracciones, novelas y el amor. El aburrimiento es importantísimo para desarrollar la creatividad. Permitir a nuestros hijos que se aburran y no darles una pantalla favorece que desarrollen su creatividad y trabajen la concentración o la atención.

Vemos niños muy pequeños enchufados a una pantalla.

Sí, seguramente los padres quieren desconectar un poco y quizás el niño no ha ido ese día al parque o está agotado y saben que si no tiene herramientas o alguien de la familia para poderse distraer lo más cómodo o fácil es darle el móvil. Pero no es lo mejor. Por cierto, en la última sesión, una de las dinámicas la hacemos con una entrevista de Diario de Ibiza, la que, creo, sigue siendo una de las noticias más vistas.

Una a Álvaro Bilbao sobre el uso de las pantallas en los niños.

Exacto. Dice que los niños deben pasar los primeros seis años sin tecnología. Queremos comentarlo con los padres, ver qué les parece que este neuropsicólogo experto en el desarrollo cerebral de los niños diga estas cosas. Si creen que es exagerado o, como se cree hoy día, que las pantallas no casan bien con el cerebro de los niños.

El filósofo Francesc Casadesús recordaba esta semana en una entrevista a este diario que en Silicon Valley no hay tecnología en las escuelas.

Es que son listos. Saben qué pasa si se les dan pantallas a los niños. Se habla de los nativos digitales, pero pasar la pantalla con un dedo no quiere decir que domines nada. Es algo tan sencillo que cualquier animalillo puede hacerlo, por poco desarrollado que esté su cerebro.

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