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Ibiza presentó como “nuevos” unos autobuses que Madrid retiró para reducir la contaminación y subastó

El vicepresidente segundo del Consell, Javier Torres, reconoce "un fallo o malentendido" al comunicar que los vehículos adquiridos por Alsa son "nuevos" y afirma que en la isla es "inviable" eliminar el combustible diésel

Javier Torres y Vicent Marí, en la presentación de los buses usados. V.M. | D. I.

"El último autobús diésel que circulaba por la ciudad ha apagado hoy el motor para siempre… Madrid cumple así con la promesa que realizó su alcalde, José Luis Martínez-Almeida, en 2020 de que ningún autobús municipal propulsado por este combustible recorrería las calles de la ciudad después de 2023, con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes y mejorar la calidad del aire". Así describía el pasado 30 de diciembre el portal web del Ayuntamiento de Madrid la retirada del último autobús de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) con combustible diésel y "el hito" de convertirse en una ciudad que opera con una flota de autobuses municipales de cero emisiones contaminantes.

Hace unos meses, los seis vehículos híbridos (diésel y eléctricos) que se incorporan ahora a la flota de la compañía Alsa en Ibiza y que el viernes presentaron como "nuevos" el presidente del Consell, Vicent Marí, y el vicepresidente segundo y responsable del departamento de Transportes, Javier Torres, formaban parte de la EMT de Madrid. De hecho, estos seis vehículos, matriculados en 2016 y con un rodaje desde su última revisión de entre 210.000 y 296.000 kilómetros, fueron subastados por la EMT de Madrid el pasado mes de agosto en diversos lotes junto a otros 24 autobuses híbridos (diésel-eléctricos), dentro del plan de renovación del Ayuntamiento de Madrid para cortar las emisiones contaminantes de los autobuses del servicio municipal. El coste en subasta de cada uno de los seis vehículos osciló entre los 534.000 y los 593.000 euros.

Uno de los autobuses de segunda mano adquiridos por Alsa cuando operaba en Madrid. D. I.

Un portavoz de la compañía Alsa confirmó ayer a este diario que los autobuses destinados a Ibiza se adquirieron en "el mercado nacional de vehículos usados", aunque eludió concretar la procedencia. La misma fuente indicó que estos vehículos se adaptan a los requisitos de la certificación Euro 6 sobre emisiones de gases contaminantes que tendrán que cumplir los vehículos que se oferten en las dos nuevas concesiones del transporte público de Ibiza. También destacó que estos son "mejores" que "los vehículos de 20 años de antigüedad a los que sustituyen".

Por su parte, el vicepresidente segundo del Consell, Javier Torres, reconoce ahora que la institución cometió "un fallo de comunicación o un malentendido" al hablar de "autobuses nuevos", al tiempo que señaló que desconocía la procedencia de estos vehículos. "Lo que nos gustaría es que se quedase la parte positiva, que es que se produce una renovación parcial de la flota y que se retiran vehículos muy antiguos. Que no han salido de fábrica, pues no. Supone una incorporación de vehículos híbridos que permitirá contaminar mucho menos", afirma Torres.

El portal web del Ayuntamiento en el que se informa de la retirada de todos los autobuses diésel.

Preparando la licitación

En concreto, según el comunicado que emitió el viernes el Consell, los "nuevos autobuses híbridos evitarán la emisión de 85 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera". También destacaba que "la incorporación de autobuses nuevos" estaba incentivada por "el avance en la licitación del nuevo servicio de transporte", lo cual "provoca que las empresas ya se estén preparando para cumplir las exigencias del futuro contrato".

Así, mientras el Ayuntamiento de Madrid ha apostado por un servicio público de transporte con vehículos cero contaminantes, el pliego de condiciones de las nuevas concesiones de Ibiza contempla que en algunas líneas los vehículos sean eléctricos, pero en otras no. Torres justifica que, en el caso de Ibiza, es "inviable" aplicar el mismo modelo que Madrid.

"Nos hemos adaptado a lo que técnicamente es viable. Ya nos gustaría que todos fueran de cero emisiones, pero se precisa de una infraestructura: un punto de carga con un supercargador por vehículo que puede costar entre 40.000 y 50.000 euros, y luego que Endesa construya una subestación para dar toda la potencia que sea necesaria... Tenemos en cuenta todo esto. Por ello, habrá una mezcla de autobuses de motorización tradicional aunque moderna, híbrida y eléctrica".

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