Durante los viajes se producen encuentros insospechados. Así, los ibicencos Laia Poyal y Sergio Marí, que con su amigo Martín Pera están realizando un periplo en furgoneta a través de Asia, encontraron que su casero en Gilgit (Pakistán) hablaba castellano e incluso chapurreaba unas palabras en el catalán de Ibiza
Un trocito de Ibiza en un rincón de Pakistán
Archivo personal
Durante los viajes se producen encuentros insospechados. Así, los ibicencos Laia Poyal y Sergio Marí, que con su amigo Martín Pera están realizando un periplo en furgoneta a través de Asia, encontraron que su casero en Gilgit (Pakistán) hablaba castellano e incluso chapurreaba unas palabras en el catalán de Ibiza
Un trocito de Ibiza en un rincón de Pakistán
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Durante los viajes se producen encuentros insospechados. Así, los ibicencos Laia Poyal y Sergio Marí, que con su amigo Martín Pera están realizando un periplo en furgoneta a través de Asia, encontraron que su casero en Gilgit (Pakistán) hablaba castellano e incluso chapurreaba unas palabras en el catalán de Ibiza
Un trocito de Ibiza en un rincón de Pakistán
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Durante los viajes se producen encuentros insospechados. Así, los ibicencos Laia Poyal y Sergio Marí, que con su amigo Martín Pera están realizando un periplo en furgoneta a través de Asia, encontraron que su casero en Gilgit (Pakistán) hablaba castellano e incluso chapurreaba unas palabras en el catalán de Ibiza
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Un trocito de Ibiza en un rincón de Pakistán
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