Reyes Magos en Ibiza: Melchor, Gaspar y Baltasar, en un dos caballos por Sant Joan

Los niños disfrutan de una tarde juegos gigantes en la plaza del pueblo antes de la visita de la comitiva real

Reyes Magos en un dos caballos |

Reyes Magos en un dos caballos | / Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

En los primeros años de la cabalgata de Sant Joan, los Reyes Magos llegaban a caballo. Los jóvenes que formaban la comisión de fiestas se animaron a organizar su primera edición en 1977, una época en la que aún era habitual el uso de equinos para trabajar en el campo. Ese año, un tractor Agria articulado completaba la comitiva para cargar los regalos y estaba conducido por el actual alcalde del municipio, Antoni Marí, Carraca.

45 años después, es el hijo de Carraca, Sergi, el encargado de cargar con los juguetes que recibirán los pequeños, que se guardan en un remolque también tirado por un tractor. Como en las ediciones anteriores, la comitiva real estará encabezada por la Estrella de Belén instalada en la furgoneta que conduce Vicent Marí, Serra.

El punto de encuentro

«Participo en la cabalgata cada año desde que tengo 16 y ahora tengo 26», explica Serra mientras espera a los nueve pajes que acompañarán a sus majestades en el recorrido. La comisión de fiestas mantiene como punto de encuentro el patio del colegio Labritja, donde, poco antes de las cinco de la tarde, también van llegando, a cuentagotas, algunos padres.

Carolina Torres se ha escapado hasta allí un momento. Su hija, de seis años, ha pedido juegos de mesa, como las cartas Dobble y La Máquina de la Verdad. La pequeña también ha anotado en la carta a los Reyes Magos el regalo para su hermano, aún bebé. «Como le gusta darle de comer, quiere que le traigan una vajilla de juguete», detalla Torres.

Pajes motorizados

Llega otro padre hasta el patio, Jordi Marí, Tirurit. Él ha participado en la organización de la cabalgata real durante 20 años y, a finales de los ochenta, era uno de los jóvenes que hacían de pajes motorizados. «Íbamos de dos en dos acompañando la carroza de cada rey mago, por delante de ellos», recuerda.

Las motos se engalanaban para la ocasión con papel de aluminio o espumillón. En aquellos años, en alguna edición llegaron a usar algún Citröen Méhari para pasear a los Reyes Magos por la vía principal de Sant Joan, la calle Ibiza.

Los que vivieron aquellas cabalgatas no pueden ocultar su alegría cuando se encuentran en el patio del colegio Labritja con los carruajes que este año van a formar la comitiva real: tres Citröen 2CV, los populares dos caballos. Todos ellos decorados con las tiras de luces típicas de los árboles de Navidad.

Muchos vecinos de la isla estarán familiarizados con estos emblemáticos vehículos porque forman parte de la flota de Ducks United, una compañía de alquiler de coches que expone sus vehículos junto a la carretera de Sant Joan, en Sant Llorenç. «Se lo propusimos a los responsables de la empresa y aceptaron encantados», recuerda Serra.

Juegos en la plaza

Mientras los chóferes de sus majestades y los pajes reales ultiman los preparativos de la cabalgata, en la plaza del pueblo los niños disfrutan de talleres y juegos de gran tamaño. Tras dos años de ausencia por las restricciones del covid, este espacio de actividades para los más pequeños es una de las novedades que acompañan al regreso de la cabalgata de Reyes, en la que también se ha cambiado el horario habitual de la convocatoria.

Anteriormente, la comparsa salía siempre después de las seis de la tarde, mientras que, para la nueva edición, se ha avanzado en una hora. Algunos padres lamentan que, con este cambio, la cabalgata perderá la luminosidad de la Estrella de Belén y las antorchas de los pajes.

En cambio, los más pequeños parecen disfrutar a lo grande a plena luz del día mientras corretean por la plaza del pueblo. Allí tienen un juego de la oca enorme en el que, ellos mismos, pueden andar de casilla en casilla tras arrojar un dado que les llega hasta el pecho.

También cuentan con puzzles de letras, un tres en raya en el que deben alzar los brazos para meter las fichas o un ajedrez con las piezas casi tan altas como ellos. Dos maquilladoras completan la diversión pintando sus caras.

En medio de todo el espacio destaca una vieja bañera repleta de leña ardiendo. Servirá para asar sobrasada cuando termine la cabalgata. A un extremo de la plaza, algunos mayores aprovechan la soleada terraza del Bar Restaurante San Juan, el único establecimiento abierto en el pueblo durante la tarde de Reyes.

Al otro lado de la calle se encuentra la plaza de la iglesia, donde llegan dos amigos y vecinos del pueblo, Pau Marí y Sonia Roig, acompañados de los hijos de ella. Nadia, de siete años, ha pedido un bolígrafo 3D y un reloj, mientras que Elián solo tiene dos años y aún no sabe con qué le sorprenderán.

Los pequeños ya asistieron la tarde anterior a la cabalgata de los Reyes Magos en Vila, «pero los de aquí son mucho más familiares», comenta la madre. «Además, podemos aprovechar para reencontrarnos con los amigos», apostilla.

«Como todos los niños se conocen, más que una cabalgata de Reyes es una oportunidad que tienen de pasar un buen rato el día antes de volver al colegio», añade Marí. Él también ha participado varios años en la comitiva, alguna vez como chófer real.

«¡Qué vienen los Reyes!» se escucha gritar al unísono a la mayoría de los niños a las cinco y veinte de la tarde. Abandonan en tromba la zona de juegos mientras llega la Estrella Real y, tras ella, los tres Citröen 2CV y el tractor lleno de paquetes. Cuando finalice el recorrido, los propios Reyes Magos los llamarán de uno en uno para entregarles los regalos en mano.

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