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Cambio climático

El calor adelanta más de un mes la cosecha de acelgas en Ibiza

Debido a las temperaturas inusuales registradas durante este otoño, los agricultores han recogido de golpe tres cosechas de acelgas, una de las cuales no tendría que haber estado lista hasta el mes de enero. La coliflor ha llegado tres semanas antes de lo previsto

Campo de coliflores en Sant Josep. Ecofeixes

«Tenemos que estudiar más el tiempo, que nos está volviendo locos», exclama Sonia Torres, directora de Ecofeixes. No es para menos. Los agricultores dicen que este año ha sido «el no va más, muy extremo». No saben a qué atenerse. El clima ha destrozado todas sus planificaciones. Por ejemplo, acaban de recoger acelgas que no tendrían que haber estado listas hasta entrado el mes de enero. Es decir, han llegado al meracado mes y medio antes de tiempo. Y han recolectado las coliflores tres semanas antes de lo habitual, calcula Torres. De locos.

Campo de acelgas «muy crecidas» en Sant Antoni hace un mes. | ECOFEIXES

«Cada vez nos resulta más difícil planificar los cultivos. Por ejemplo, el verano se retrasa. Este año llegó tarde tras las lluvias persistentes que hubo todo el mes de marzo y que nos impidió sembrar. Hay demasiados cambios en el clima», explica la responsable de Ecofeixes, donde ya tienen lista la planificación para 2023. Otra cosa es que se cumpla: «Desde febrero empiezan las siembras, casi semanales. El plantel, que acabamos de encargar, llegará igualmente, llueva o no, haga calor o no». ¿Y si vuelve a repetirse lo sucedido en marzo pasado? Ese es el principal temor de los payeses.

Porque en 2022 «ha sucedido de todo»: sembraron la patata «súper tarde; la cebolla, también, y no crecieron como debían». Y el calor ha durado hasta ahora, de manera que las acelgas, las coliflores y los brócolis, «planificados para ir llegando escalonadamente, han madurado de golpe». De repente tienen todos a la vez: «Y encima —cuenta Torres— tuvimos cuatro días de viento en que lo normal, para que no afecte a las hojas, es recolectarlo todo y venderlo. Pero al haber llegado todo de golpe, suponía recoger a la vez una tonelada de acelgas». Para colmo, el viento «espigó las coliflores (se pusieron rosáceas) y los brócolis».

El calor ha durado hasta ahora, de manera que las acelgas, las coliflores y los brócolis, «planificados para ir llegando escalonadamente, han madurado de golpe». De repente tienen todos a la vez

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Plantan una primera partida de acelgas en septiembre calculando que estarán listas «en dos o tres semanas, porque aún hace calor y hay una humedad adecuada. Suelen ir como un tiro, súper rápidas». Las que siembran luego, en octubre, en teoría deberían «ralentizar su crecimiento por el frío, de manera que tarden cinco o seis semanas en hacerse». Y las que plantan en noviembre no deberían estar listas hasta enero, pues hace aún más frío, de manera que no crecen tan rápido: «Pero las que sembramos en octubre y noviembre maduraron en sólo dos semanas, como las de septiembre. Todas las siembras llegaron a la vez». En vez de escalonadamente, de golpe.

‘Veroño’ inusual

Todo es cada vez «más complicado». Y no sólo ya por los costes añadidos de producción: «También por esas variaciones de temperaturas, de lluvias que se concentran en meses concretos… Antes llovía una semana, luego secaba un poco la siguiente y permitía sembrar. Pero el pasado marzo (y abril), que es cuando se hacen las siembras más fuertes de cara al verano, no hubo tregua». Este año ha sido «el no va más». Sí, otros también hubo ‘veroño’, pero no como el de este año, que «se alargó hasta noviembre y con temperaturas de 25 grados a diario, incluso de 30 en octubre».

Este año ha sido «el no va más». Sí, otros también hubo ‘veroño’, pero no como el de este año, que «se alargó hasta noviembre y con temperaturas de 25 grados a diario, incluso de 30 en octubre»

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Incluso el inicio de la temporada fue un disparate: llegó el calor muy fuerte y de repente, de manera que «lo que tenía que madurar paulatinamente, como el melón, lo hizo de golpe». Ante esta situación, Torres cree que los agricultores no tendrán más remedio que tirar a la basura la actual planificación y plantear otra nueva adaptada al «histórico meteorológico de los últimos cinco años. Lo que se ha hecho hasta ahora ya no da ninguna seguridad», admite. Por ejemplo, nadie esperaba la granizada caída hace unos días, que dejó las acelgas como coladores.

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