“El vivir de cerca el cáncer y el fallecimiento de una amiga íntima me impulsó a ofrecerme para ayudar”, relata Rosa María Campos, voluntaria de la Asociación Pitiusa de Ayuda a Afectados/as de Cáncer (Apaac) desde hace algo más de dos ejercicios. A sus 59 años asegura que llevaba tiempo queriendo dar el paso, ya que considera fundamental brindar apoyo tanto a pacientes como familiares durante todo el proceso oncológico. Campos explica que los usuarios son “muy agradecidos”; de hecho, recuerda que una anciana con la que realizaba voluntariado domiciliario ingresó de urgencia por fiebre alta en el Hospital Can Misses y le pidió que se quedara a dormir en su casa porque “quería verme cuando volviera”. Sin embargo, los protocolos no lo permiten, aunque este hecho constata la importancia del voluntariado.

También Rafel Oliva es una de las patas fundamentales de Apaac. Es el socio número dos y lleva en la Asociación desde que se fundó en 2015. Padeció cáncer de próstata hace ahora algo más de una década, además de que parientes cercanos también han sufrido cáncer. “Me hice voluntario en 2012 en otra asociación y colaboro con Apaac porque mi mayor alegría es ver cómo ha prosperado desde sus inicios hasta hoy gracias a sus profesionales, colaboradores oficiales y particulares y el voluntariado, más los activos. Para mi Apaac es como un hijo”, sostiene.

Por su parte, Gloria Corral lleva cuatro años siendo voluntaria. “Mi ahijada de 41 años fue diagnosticada de cáncer hace unos años. En ese momento, vi un anuncio de Apaac y les pasé el contacto, por si podían ayudarla. Desgraciadamente falleció, lo que me impactó muchísimo. Unas semanas después me llegó un anuncio donde explicaban que iban a hacer un curso de voluntariado. Recordé entonces que era la misma asociación y decidí hacer el curso para poder ayudar a otras personas”, relata. Ella también ha vivido el cáncer en primera persona. “He tenido tres carcinomas de piel que, afortunadamente, se han resuelto sin problemas. Mi madre falleció también de cáncer”, añade. 

En este sentido, Corral indica que todas las experiencias que ha tenido con pacientes desde que es voluntaria de Apaac han sido muy positivas. “Hicimos una excursión a la Necrópolis, invitados por el Museo, para participar en una de sus visitas teatralizadas. Varios de los participantes eran ibicencos o llevan 20 o 30 años viviendo en Eivissa; pues bien, cuando terminó la actuación y estábamos todavía aplaudiendo a los actores, una de las pacientes se me acercó y me dijo: «Tiene gracia que haya tenido que enfermar de cáncer para conocer la historia de la ciudad y ver todo lo que aquí pasó». Esto te impulsa a seguir”, argumenta esta voluntaria.

Precisamente, cada 5 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Voluntarios, una fecha que busca resaltar la importante labor que realizan todas aquellas personas que deciden de forma desinteresada tender una mano amiga para hacer de nuestro mundo un lugar mejor. Por ello, Apaac organizó ayer un encuentro en el merendero de Sant Llorenç con la idea de “crear comunidad, fortalecer vínculos y fomentar que los voluntarios/as que no se ven habitualmente tengan un espacio para compartir”, explica la coordinadora de Voluntariado y Campañas de Prevención, Maribel Ferrer. Esta cita también se realiza con la idea de que las nuevas incorporaciones de voluntarias/os puedan conocer al resto del equipo.

Actualmente, Apaac cuenta con alrededor de 60 voluntarios/as que realizan voluntariado con pacientes en el Hospital de Día de Can Misses, planta, domicilios, testimonial y telefónico. El grupo de voluntarios/as que realizan el voluntariado general colabora en campañas de prevención, apoyo a eventos, almacén de material ortoprotésico, vendiendo lotería y muchas otras y variadas acciones de apoyo.