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Agricultura

La cosecha de algarroba en Ibiza se reduce un 56% pese a su precio histórico

La vecería, las altas temperaturas, la sequía y, sobre todo, el regreso a la normalidad laboral tras dos años de pandemia, las razones por las que se han recogido menos

Los almacenes de la Cooperativa de Sant Antoni, a rebosar el pasado año. Vicent Marí

Cuando a finales de agosto empezó la campaña de la algarroba todo hacía presagiar que sería histórica, incluso que superaría el récord del 2021. Pero no. Y eso que pintaba bien: este fruto se cotizaba en el mercado a un precio nunca visto, 1,2 euros el kilo (precio medio), 0,35 euros más (+41%) que en 2021, cuando se llegó a los 0,85 euros, una cantidad que ya fue un aliciente para que cientos de ibicencos salieran al campo a rebuscar algarrobas. Si en 2021, personas que ni siquiera sabían identificar ese árbol llenaron sacos para sacarse unos eurillos, era de esperar que a los 1,2 euros que se cotizó el pasado verano el almacén de la Cooperativa de Sant Antoni se quedara pequeño.

Pero ha sobrado espacio. De las 1.300 toneladas recogidas hace un año se ha pasado en este a sólo 570 toneladas, 730 toneladas menos, lo que supone un descenso del 56%. Y eso se ha traducido en menos dinero: si el valor de la cosecha de 2021 ascendió a 1,1 millones de euros, el de este año se ha reducido a 684.000 euros, un 38% menos (-421.000 euros).

De las 1.300 toneladas recogidas hace un año se ha pasado en este a sólo 570 toneladas, 730 toneladas menos, lo que supone un descenso del 56%. Y eso se ha traducido en menos dinero: de 1,1 millones de euros en 2021 a 684.000 euros este año

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Juan Antonio Prats, gerente de la Cooperativa de Sant Antoni, explica que existen varias razones por las que, pese a que la algarroba se ha cotizado a precio de oro, la cosecha no ha sido, ni mucho menos, la esperada. Primero, la vecería: hay árboles, como este, que unos años producen mucho y al siguiente, menos, mucho menos. Hace 12 meses dieron muchísimos frutos, mientras que este ya estaba previsto que caería su producción significativamente. Pero si en 2021 el aliciente del extraordinario precio permitió que no quedara una sola algarroba en el suelo y se superara en un 62% la mejor temporada vivida hasta entonces (la de 2020, también gracias a que ese año se cotizó más que nunca, a 0,6 euros), ¿por qué en este no se llegó a superar la recolección de otros años veceros como aquel 2020 (801 toneladas) o 2018 (650 toneladas)?

Tanto en 2020 como en 2021, miles de ibicencos que se quedaron sin trabajo o estaban sujetos a expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) salieron al campo para ganarse así unos euros. Pero en 2022 se ha vuelto a la normalidad laboral

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Porque ya hemos superado la pandemia, explica Prats. Tanto en 2020 (comienzo del covid) como en 2021, miles de ibicencos que se quedaron sin trabajo o estaban sujetos a expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) salieron al campo para ganarse así unos euros. Y los que tenían fincas se dedicaron de lleno a ellas. Pero en 2022 se ha vuelto a la normalidad laboral. La tasa de paro es mínima, propia del pleno empleo, y además la temporada se ha alargado en muchos casos hasta finales de octubre. El esfuerzo de llenar (agachado) sacos con algarrobas no compensa tanto cuando tienes un salario y cuando este se cobra más meses que nunca. Sí, ha sido un año vecero y la sequía y las temperaturas han sido extremas (y también han tenido parte de culpa), pero no se ha rebuscado hasta la última algarroba, como sucedió los dos últimos años pandémicos. En 2021 no se veían apenas en el suelo. Este sí, incluso hay algunas aún en las ramas.

Pero ojo, que el precio «astronómico» de la algarroba (hace sólo seis años de cotizaba a 0,23 euros, casi seis veces menos) parece que ha tocado techo, según avisa el gerente de la Cooperativa de Sant Antoni. El valor del garrofín ha llegado a un techo inasumible para la industria que lo necesita, por ejemplo la que fabrica helados. Su precio empezó a bajar desde que la «industria cerró ese mercado». Cerrado significa que ya (desde hace un mes) no quiere saber nada de la algarroba, o tiene menos interés en ella, pues ha encontrado sustitutivos más económicos a la harina de garrofín, como la goma de guar, un polisacárido extraído de las semillas de la leguminosa Cyamopsis tetragonoloba. Era eso o que una bola de helado de cucurucho se pagara a precio de caviar del Caspio.

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