Nunca se había recogido tan poca almendra como este año en Ibiza, sólo 3,6 toneladas en toda la isla, cinco toneladas menos que hace un año (-58%). Y no es sólo por vecería. El problema es que los almendros que hay en la isla ya no dan más de sí. O están enfermos o están para el arrastre. Son ya muy viejos, demasiado para producir como antaño, a lo que se suma un año extraordinariamente seco y caluroso que los ha dejado fritos.
Si se compara la cosecha de almendra de los últimos años resulta evidente que, más que de declive, hay que hablar de que se encamina hacia la extinción: en 2015, hace sólo siete años, ya flojeó, pero aun así se recolectaron 43 toneladas, doce veces más que en 2022 (+40 toneladas). Año tras año fue menguando: 8,4 toneladas en 2016 (año vecero); 42 toneladas en 2017; 17 toneladas tanto en 2018 como en 2019; sólo 4,5 toneladas en 2020; 8,6 toneladas en 2021… Y encima su precio baja: de 0,85/0,75 euros el kilo (según la variedad) en 2021, a 0,7/0,6 euros este año. El acabose.
