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La factura de la electricidad se multiplica por tres y ahoga a las panificadoras de Ibiza

Empresas que utilizan máquinas que consumen mucha energía ven subir sus facturas un 228% en tres años, de 7.000 a 23.000 euros al mes, lo que ha provocado que el precio del pan se incremente un 10%

Jordi Riera, en las instalaciones de Can Noguera. Vicent Mari

Jordi Riera, administrador y copropietario del horno de Can Noguera, hecha unas cuentas rápidas: «Lo que gastábamos en la factura de la luz en 2019, multiplícalo por tres y medio. Entonces teníamos facturas de 7.000 euros al mes. Este pasado agosto, pagamos 23.000 euros».

16.000 euros más al mes multiplicado por doce supone un gasto extra anual de 184.000 euros. ¿Pueden las cuentas de una empresa aguantar un golpe así? «Como puedes imaginar, es un drama», asegura Riera, que comenta que es inevitable «repecurtirlo en los precios y ajustar el margen de beneficios».

«Somos un sector muy supeditado al consumo energético», señala Gonzalo González, propietario de la pastelería La Canela y presidente de la Asociación de Panaderos y Pasteleros de la Pimeef: «Está la amasadora, la máquina en la que se hace la fermentación, y ni hablamos de lo que consumen los hornos. Luego, el producto hay que tenerlo climatizado, las cámaras de frío... Creo que nuestro sector es el que más ha sufrido las subidas enormes de precios».

Las cuentas son más o menos las mismas en el Forn Can Bufí: «La factura de la luz se ha multiplicado por tres y en verano se llegó a multiplicar por cuatro», explica Toni Bufí, administrador de la empresa. ¿Conclusiones?: «Esto es una burrada. Una barbaridad».

El precio del pan

Explica Bufí que en la empresa han tenido que reducir el margen de beneficios al mínimo y subir precios, pese a que productos como el pan, que son de primera necesidad, tienen poco margen de incremento: «Lo hemos subido entre un 10 y un 15%», pero advierte de que ese no es un precio real, ya que si se hubiesen aplicado todos los incrementos, el pan tendría que haberse encarecido hasta un 40%. «No es nada agradable subir precios porque eso no gusta los clientes. Antes de hacerlo te lo piensas», comenta González, que lo resume en tres palabras: «Tenemos un problema».

Al problema de la energía hay que añadirle el del incremento de las materias primas. «Ya hemos sufrido seis subidas de la harina en lo que llevamos de año, en total, un 50%», señala Jordi Riera, de Can Noguera, que estima que el azúcar ha subido un 40% y la grasa de cerdo para elaborar las ensaimadas y empanadas, un 32%: «Hay años que sube la harina, otro año sube el aceite o los lácteos, pero es que este año ha subido todo».

Ante este problema, ¿hay alguna solución al margen de subir los precios a sus productos? Can Noguera y Can Bufí coinciden en apostar por la energía solar. Ambas empresas han iniciado los trámites de instalación de placas en sus fábricas y también han pedido las ayudas que facilita el Govern para las empresas que quieren dar el salto a las renovables. «Estamos pendientes de las licencias. En algunas tiendas ya las hemos instalado, pero para la fábrica necesitamos más tiempo en permisos», explica Toni Bufí.

Minimizar los gastos

La otra forma de ajustar las cuentas es minimizar gastos: «Hemos instalado unos interruptores automáticos para ahorrar energía. Tras el verano, hemos apagado la mitad de las cámaras de congelación y frigoríficas. De los tres vehículos que tenemos circulando para distribución, ahora solo movemos uno», explica Jordi Riera, de Can Noguera.

Las ayudas a las renovables son las únicas que han pedido estos tres empresarios. González, portavoz de la Pimeef en el sector, comenta que no han recibido «ni un céntimo en ayudas. Cero patatero». Desde la Pimeef se ha reclamado al Govern una línea de subvenciones específicas para las empresas con alto gasto energético. Un panorama complicado, como admite el dueño de La Canela: «Los artesanos que vamos quedando somos unos supervivientes».

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