Las condiciones de una travesía en patera a Ibiza: agua, leche, fruta, galletas y un pago extra por llevar salvavidas

Las amenazas de las redes de tráfico de migrantes dificultan la cooperación con las autoridades, explica la Policía en un juicio a un hombre por conducir una patera: "Saben donde vive su familia"

Una patera a su llegada a Formentera.

Una patera a su llegada a Formentera. / J.T.

Europa Press/Redacción

Agentes de la Policía Nacional han relatado, en un juicio en la Audiencia Provincial de Baleares contra un hombre acusado de patronear una patera de Argelia a Cabrera, varios detalles de estos viajes y al modo de operar de las mafias de tráfico de personas.

Uno de los policías que han declarado ha destacado que, de entrada, los migrantes argelinos no suelen prestarse a colaborar con las autoridades porque "tienen miedo", ya que "las mafias que les traen saben dónde vive su familia". "Son redes que funcionan bastante más organizadamente de lo que puede parecer", ha enfatizado el agente. Aun cuando a estos migrantes se les concede la condición de testigo protegido para animarles a señalar a los integrantes de las mafias, "al día siguiente se marchan y no da tiempo a realizar una prueba preconstituida, ni quieren firmar el acta de declaración", ha afirmado.

Sobre las condiciones con las que afrontan el viaje, funcionarios de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (Ucrif) han explicado que un testigo de este caso explicó que viajar con chaleco salvavidas suponía "un plus adicional" en el precio pagado por la travesía. Según la información recabada, sólo dos personas de la patera llevaban chaleco.

Por su parte, el acusado de conducir la patera, que negó ser el responsable del viaje, afirmó que pagó 1.150 euros cuatro meses antes de zarpar. Según ha contado, en la embarcación llevaban como provisiones para el viaje 30 litros de agua en bidones de cinco litros, leche, fruta y galletas. También ha indicado que llevaban gasolina y que contaban con un solo motor de 40 caballos. Durante la travesía hubo oleaje y asimismo algunos pasajeros se quemaron por el sol.

Los funcionarios también han recalcado que en estos viajes se suelen llevar pocas provisiones porque en el centro de la embarcación se colocan, ocupando mucho espacio, los bidones de gasolina. Un agente ha incidido en que a menudo los migrantes realizan una práctica peligrosa, al repostar con el motor aún en marcha. "Uno sujeta la lata, otro el embudo y la goma", ha detallado.

Este policía también ha apuntado que es frecuente que en las pateras transporten hachís u otras sustancias estupefacientes que supuestamente consumen durante la travesía, pero siempre se deshacen de la droga. "Ésta fue la patera número 23, ahora vamos por la 33, y no he encontrado hachís en ninguna, aunque en varios casos había evidentes indicios de consumo", ha enfatizado el agente.

Sirios y yemeníes

La Policía Nacional ha considerado durante el juicio que hay una ruta de inmigración ilegal ya consolidada entre Argelia y Baleares. Según un inspector de la Ucirif, el pilotaje de la embarcación es "el último eslabón" de esa cadena.

Además, este mismo inspector ha constatado en la sesión que en los últimos meses las mafias argelinas de inmigración ilegal están atrayendo, cada vez más, a personas de otros países de África.

"Mayoritariamente los migrantes son argelinos, pero desde hace un tiempo estas redes están siendo utilizadas por personas de otros países, que hace año y medio no lo hacían", ha explicado el agente. De hecho, en el viaje en patera que es objeto de este juicio en la Audiencia Provincial iban yemeníes y sirios.

Ante la coerción que ejercen las mafias sobre los migrantes argelinos, si en la embarcación viajan personas de otros países, la Policía suele centrarse en ellos para conseguir testificales. En el caso de la patera juzgado este viernes, llegada el 11 de julio a Cabrera, interrogaron a tres personas, dos de ellos yemeníes, que aceptaron responder a las preguntas de la policía.

24 horas de viaje

Los dos ciudadanos yemeníes hablaban bien inglés y tenían educación superior. Reconocieron "sin ningún género de dudas" al acusado como conductor de la embarcación.

El hombre acusado de patronear la patera llegada en julio desde Argelia a Cabrera, con 16 migrantes a bordo, ha reconocido en el juicio haber conducido la embarcación durante dos horas, pero ha negado ser el responsable del viaje.

La Fiscalía pide para él cinco años de cárcel por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. Además, al inicio del juicio la fiscal ha introducido modificaciones en su escrito acusando al hombre de formar parte de una mafia de inmigración ilegal.

Entre los pasajeros había dos menores. En el interrogatorio, el acusado ha confirmado que la travesía se realizó desde Burmedés (Argelia), con una duración de aproximadamente 24 horas.

Sin embargo, el hombre ha negado ser el patrón de la patera, asegurando que era un pasajero más. Entre las pruebas hay vídeos en los que aparece con una mano en el timón y otra utilizando un teléfono móvil --con una aplicación GPS para orientarse, como él mismo ha admitido--, pero lo ha justificado señalando que cogió los mandos porque era su "turno".

En este sentido, el acusado ha mantenido que varios de los migrantes se turnaron para manejar la barca siguiendo las instrucciones de otra persona a la que ha identificado como el verdadero patrón de la patera. Así, ha dicho que esa persona le enseñó cómo dirigir la patera, ya que nunca antes había navegado, y que sólo condujo durante dos horas.

El hombre ha afirmado que pagó unos 1.150 euros en dinares argelinos cuatro meses antes de zarpar. Para ello un amigo le puso en contacto con un tercero, que formaba parte de un grupo asentado en Argelia dedicado a organizar estos viajes.

Esta persona le indicó que esperase su llamada. El día de la partida le metieron "en una casa muy pequeña" con otras personas a las que no conocía, hasta que por la noche les llevaron a la barca para partir.

Además, ha señalado que las personas de la supuesta mafia les instruyeron sobre lo que tenían que decir si eran interceptados. De hecho, cuando le llevaron al Juzgado en Palma acusado de ser el patrón, no sabía para qué iba y pensaba que era para "una simple declaración como todo el mundo".

El procesado también ha declarado que los pasajeros habrían recibido "presiones" de esta organización, amenazando con hacer daño a sus familiares, para que no colaboren con las autoridades españolas.

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