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Abaqua arregla las depuradoras de Sant Josep y Sant Joan pero apenas evita el vertido de fecales al mar en Ibiza

Por el elevado caudal, el problema no se solucionará hasta que se ponga en marcha la nueva planta de Ibiza en sa Coma

Vertido de aguas fecales de la depuradora de Evissa, en el torrente de sa Llavanera, en una imagen de archivo. | J.A.RIERA

Ahora no son cuatro las depuradoras de Ibiza que vierten al mar restos de fecales, sino dos: la de la ciudad de Ibiza y sa Cala de Sant Vicent. El informe de sostenibilidad del año pasado de la fundación IbizaPreservation presentado el martes en la sede del Consell apuntaba que eran cuatro las plantas que depuran mal. Sin embargo, la Agencia Balear del Agua y Calidad Ambiental (Abaqua), dependiente de la conselleria balear de Medio Ambiente, aclara que este año las depuradoras de Sant Josep y de Sant Joan funcionan correctamente después de que se haya acometido una inversión en su mejora.

En concreto, el año pasado se hicieron actuaciones en la planta de Sant Josep por valor de 113.000 euros y en la de Sant Joan, por 50.000 euros, según explica el secretario general de Abaqua, Juan Calvo. También está en marcha un proyecto de mejora de la depuradora de sa Cala de sa Vicent, con un presupuesto de 210.000 euros y que se prevé que esté listo a finales de año.

De todos modos, pese a las actuaciones de mejora en estas tres plantas, la mitad de las aguas depuradas de la isla se echan al mar con una una carga de restos orgánicos (fecales) por encima de lo que determina la normativa porque la planta de Vila es la responsable del 99% de los vertidos ilegales. Todo el caudal de la planta de Vila se depura mal, mientras que el porcentaje de la de sa Cala se sitúa en casi el 88%.

La solución a este problema ambiental depende de la puesta en marcha de la depuradora que el Ministerio de Transición Ecológica construye en sa Coma en sustitución de la de Ibiza. Esta se reconvertirá en un depósito regulador y bomba de impulsión para conducir el agua hacia sa Coma, que se halla a una altura cercana a los 100 metros.

Debido al retraso que acumula la construcción de la nueva planta, Abaqua pretende acometer una nueva inversión de 1,2 millones de euros para mejorar el funcionamiento de la vieja, aunque es insuficiente para evitar en verano el vertido de fecales al mar. El Ministerio ha informado a este diario de que este mes se ha retomado la excavación de los restos arqueológicos hallados en el trazado del colector que unirá la nueva planta con la actual.

Plazos de la planta de sa Coma

«Para evitar retrasos y debido a su longitud, se va a hacer por tramos. Esto permitirá que se puedan ir ejecutando la canalizaciones en los tramos liberados en tanto continúan los trabajos arqueológicos en los tramos siguientes, es decir, se empezará a canalizar en aquellos tramos en los que vaya finalizando la excavación», explica una portavoz del Ministerio, que agrega: «Estos trabajos simultáneos permitirán acortar los plazos de la obra que, si todo transcurre sin mayores incidentes y no se encuentran nuevos restos arqueológicos, podría terminar a finales del próximo año».

Sin embargo, Juan Calvo estima que la nueva planta no empezará a funcionar hasta 2024 como mínimo y que, por ello, se ha decidido invertir ahora 1,2 millones de euros en diversas mejoras de la actual para «reducir la carga orgánica que acaba en el medio» marino. Básicamente, el proyecto, que en este momento se encuentra en trámite de licitación, consiste en diversas mejoras en la línea de tratamiento de fangos y del tratamiento físico-químico. Con ello, se pretende «reducir ostensiblemente la carga orgánica, pero la solución definitiva pasa por la nueva depuradora [de sa Coma]», según Calvo, que indica que el problema de la planta actual es que se proyectó hace algo más de 30 años para una población que se ha disparado debido al «crecimiento urbanístico».

Hay que tener en cuenta, además, que el caudal que recibe esta depuradora no sólo es del municipio de Ibiza, sino también de parte de Santa Eulària (como Jesús y Puig d’en Valls) y Sant Antoni (Sant Rafel y su entorno). «Sobre todo en verano, cuando se incrementa mucho la demanda, la planta recibe un caudal que no es capaz de tratar», señala el secretario general de Abaqua, que reconoce que pese a la inversión proyectada «la sobrecarga del verano se sufrirá igual». En los meses de fuera de temporada sí se prevé que «se pueda cumplir con la reducción de la carga orgánica».

Abaqua destaca que el agua de las alcantarillas que llega a las plantas incumple la normativa

El secretario general de Abaqua, Juan Calvo, apunta que las aguas residuales que llegan a las depuradoras de la isla «en gran parte superan los valores de materia orgánica que se establecen en el Plan Hidrológico». Esto, destaca Calvo, «dificulta que se puedan depurar las aguas de forma correcta». En concreto, el informe de saneamiento y depuración del año pasado de la conselleria balear de Medio Ambiente apuntaba que el caudal que llegaba a seis de las diez depuradoras de la isla superaba el nivel permitido de materia orgánica: Sant Antoni (92,6%), Sant Joan (75%), Eivissa (67,6%), Sant Josep (43%), sa Cala de Sant Vicent (35,3%) y Can Bossa (42,9%). En los últimos años el incumplimiento se sitúa entre el 61,8 y el 81%. El estado del agua de las alcantarillas depende de los ayuntamientos. Por ello, la dirección general de Recursos Hídricos ha requerido a los municipios un control para evitar vertidos de hidrocarburos o aceites, entre otros, a las alcantarillas.

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