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La pandemia alimenta la exclusión y deja más de 200.000 pobres en Balears

El acceso a la vivienda es un obstáculo para la inclusión y empeoran todos los indicadores: 108.000 personas sufren una vulnerabilidad severa

Cola para recoger alimentos en Cáritas en marzo de 2021, en plenas restricciones por la pandemia. | J.A.RIERA

La pandemia ha empeorado los índices de pobreza en Balears, que continúa con una tendencia alcista que empezó antes del estallido de la emergencia sanitaria. El escudo social —el conjunto de medidas aprobadas por las administraciones públicas para mitigar el impacto de la crisis— no ha servido para contener los porcentajes, aunque sí ha evitado que se desbordaran.

La pandemia alimenta la exclusión y deja más de 200.000 pobres en Balears

Hay más personas bajo el umbral de la pobreza, que son quienes tienen ingresos inferiores al 60% de la renta media. Esta población se incrementa del 14,1% al 17,6%, tres puntos y medio más. Traducido a números absolutos, son 207.000 personas en todo el archipiélago.

Asimismo, más familias viven en hogares con baja intensidad de trabajo (se han incrementado del 2,7 al 7,3%). Son datos del informe sobre el estado de la pobreza en Balears publicado por la Red para la inclusión social EAPN y presentado ayer en el Parlament. Es la fotografía de 2021, segundo año de la pandemia, cuando el virus todavía no daba tregua y la economía del archipiélago funcionaba al ralentí.

Pobreza estructural

Casi todos los indicadores empeoran en una Comunidad autónoma que, incluso en los momentos de bonanza, ha presentado altos índices de pobreza estructural. Según el informe de EAPN, el número de personas en riesgo de pobreza y exclusión social se ha incrementado «de manera muy significativa» en Balears al pasar del 20% al 22,4%. En términos absolutos, 262.000 personas se encuentran en esta situación en todo el archipiélago.

El escudo social (ERTES, ayudas a fijos discontinuos, subida del SMI o suspensión de los desahucios) ha sido insuficiente para doblar la curva de la exclusión. En todo caso, los autores del informe estiman que sin esa protección, en Balears habría hoy 171.000 personas más viviendo en la pobreza.

El informe, presentado por Xavier Torrens, presidente de EAPN Balears, y Andreu Grimalt, director técnico, se basa en el indicador AROPE, un índice de referencia en Europa que incluye la tasa de pobreza, la privación material y social severa, y la baja intensidad de trabajo en el hogar.

Pese a los malos datos, Balears se encuentra por debajo de la media estatal en cuanto a riesgo de exclusión social, que se sitúa en el 27,8%. Es decir, un total de 13.175.000 personas en el conjunto de España, 380.000 más que el año anterior.

«No somos de las comunidades con mayores desigualdades, pero están ahí. Y sufrimos diferentes brechas. Está la digital, pero también son de género porque la vulnerabilidad tiene mirada de mujer y de niño. Hay una brecha geográfica porque en Mallorca tenemos una serie de privilegios que no tienen otras personas en otras islas. Y está la brecha financiera, hay mucha gente vulnerable que tiene dificultades para acceder a algo tan normal como una cuenta corriente», manifestó Torrens.

El informe de EAPN también se detiene en quienes sufren pobreza severa, que son los residentes con ingresos inferiores al 40% de la media de la renta nacional: representan el 9,2% de la población del archipiélago, un total de 108.000 personas que no ingresan más de 6.355 euros al año —530 al mes—. «Son ciudadanos que más que vivir, sobreviven», apuntó Grimalt. En 2020 este colectivo representaba el 6,1% de la población del archipiélago, otro dato que corrobora el duro impacto de la pandemia en muchos bolsillos.

Privación material

Pero la pobreza no se refiere solo a rentas e ingresos. El informe de EAPN también se ocupa de la privación material y social severa, aquellos residentes que no pueden hacer frente a gastos imprevistos, no pueden permitirse al menos una semana de vacaciones al año o no le alcanza para mantener su vivienda con una temperatura adecuada. En el archipiélago son unas 71.000 personas, el 6,1% de la población.

Tanto Grimalt como Torrens reiteraron la necesidad de avanzar hacia una sociedad más justa que, entre otras cosas, implicaría una «valiente» reforma fiscal, y garantizar derechos fundamentales como el acceso a la vivienda, requisito indispensable para la inclusión social y uno de los factores que más desigualdad provoca.

Torrens reclamó combatir los «discursos de xenofobia y aporofobia», y derribar «algunos mitos» muy extendidos en torno a la pobreza: «Lo que piden es acompañamiento para tener una vivienda digna y un trabajo, no subvenciones».

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