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El Banc de Terres pide fincas en desuso en Ibiza para que las exploten nuevos productores

Eivissa acogió ayer la IX Jornada de Difusión de Iniciativas de Custodia del Territorio de Balears

Asistentes al encuentro que tuvo lugar ayer en Can Tomeu. Vicent Marí

José Cardona es uno de los propietarios que ha cedido su finca al Banc de Terres de Ibiza. Lo hizo a principios de este 2022 y por un plazo de 25 años. «En mi caso yo hacía un mantenimiento mínimo de la finca porque era heredada y no me dedico a ello, así que estaba muy abandonada», reconoció ayer este payés que dijo estar «muy contento» con el uso actual. Lo hizo durante la IX Jornada de Difusión de Iniciativas de Custodia del Territorio de Balears que se organizó ayer en Ibiza por Iniciativa de Custodia del Territorio de les Illes Balears (Ictib), el Govern y el Ayuntamiento de Ibiza.

Cardona contó que un par de socios de Colombia y Cataluña han iniciado un proyecto de pollos ecológicos en la finca que él ha cedido al Banc de Terres, al que han ido sumando ovejas y árboles frutales. «Mis padres eran agricultores, así que yo les he ayudado un poco con los tractores porque al empezar de cero no tenían material», indicó.

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Productores de Agricultura Ecológica de Ibiza y Formentera (Apaeef), Maribel Juan, explicó que con esta cesión de la finca «el propietario consigue que esté en uso y no se deje perder». «Normalmente la gente paga para que les mantengan sus fincas y con este acuerdo se aseguran que allí se están haciendo buenas prácticas e, incluso, que se revalorizan. Hablamos de tierras que están perdiendo su identidad agrícola y cultural y se les puede dar una segunda vida», añadió.

¿Y cómo se efectúa esa cesión? Mediante la custodia del territorio, que se lleva a cabo con la firma de un contrato en el que se fijan las actuaciones, los usos y límites que estén dispuestos a alcanzar ambas partes. «Es un contrato personalizado que se hace mediante un documento adaptado a las necesidades y expectativas que tienen las dos partes. Cada contrato es un mundo porque cada finca tiene sus propias peculiaridades, pero todos tienen certificación ecológica para respetar los elementos medioambientales que hay que preservar», reconoció Juan.

En la actualidad hay un total de diez fincas cedidas a productores que han iniciado nuevos proyectos agrícolas. Son casi cincuenta hectáreas que ahora están aprovechadas con cultivos de cereal, plantas aromáticas, huertas y animales. «Nosotros estamos contentos con estos datos, pero en el global la realidad es que hay 50.000 hectáreas de terrenos agrícolas en Ibiza y solo 9.000 están en producción actualmente, lo que supone apenas el 15% del total», dijo la administradora de Apaeef, Jessica Dunlop. De estas 9.000, dos tercios son de producción ecológica, matizó.

En este sentido, desde la Asociación de Productores de Agricultura Ecológica hacen un llamamiento a los propietarios para que cedan sus terrenos al Banc de Terres. «Cada proyecto es único y no siempre cuadra con la finca que se ofrece. A veces se necesitan tierras de secano, otras de regadío... y precisamente estas últimas son las que más falta hacen», insistió la presidenta de Apaeef.

Además, a día de hoy hay cuatro personas a la espera de una finca y la tendencia está cambiando: cada vez más mujeres apuestan por la agricultura. Son los datos que maneja la asociación, que asegura que el trabajo en el campo «se está equilibrando en Ibiza entre hombres y mujeres». La media de edad ronda los 45 años y tienen alto nivel educativo, explicó Juan, quien añadió que hay quienes vienen de familia de agricultores y quienes no. En ambos casos, Apaeef se encarga de dar formación y asesoramiento mediante cursos que profesionalizan el sector.

La conclusión es clara: la mayoría de los productores actuales se están jubilando y el relevo generacional es escaso. «A través del Banc de Terres hemos conseguido que mucha gente pueda tener fincas. En diez años el 50% de los payeses se jubilarán, lo que supone una tendencia grave de abandono de las tierras», reiteró Juan.

Custodia marina

En el encuentro también se habló de la custodia marina. En esta línea, el coordinador del área marina del GEN-GOB, Xescu Sobrado, recordó que el organismo lleva trabajando desde el año 2013 para «mejorar» la gestión de espacios protegidos. Bajo el nombre «La mar, una responsabilidad compartida», su objetivo es mejorar la gobernanza marina en las Pitiusas implicando a todos los agentes -pescadores, centros de buceo, sector náutico, ONG y administraciones- para conservar y gestionar el medio marino.

Desde 2018 la Fundación Marilles apoya al GEN-GOB para que pueda seguir buscando fórmulas consensuadas para reducir los impactos y mejorar el estado ambiental de los ecosistemas del mar. «La idea es que las medidas que se implementan se hagan con el mayor consenso posible y la involucración de todas las partes», indicó Sobrado. De momento, aunque reconoció que siempre hacen falta más medios económicos y humanos, se han conseguido grandes avances, como ampliar la superficie de espacios marinos protegidos o perseguir las prácticas pesqueras irregulares.

Salvem sa Badia

Otra de las ponencias la hizo la plataforma Salvem sa Badia, que remarcó la importancia que tiene la «divulgación» para proteger el medio marino. «Para hacer cosas es fundamental involucrar a la gente y ahí entra la custodia del territorio, que viene a ser que conservas algo que no es de tu propiedad», dijeron desde la entidad.

Salvem sa Badia empezó a trabajar el curso pasado con centros educativos para explicar a los alumnos la importancia de entender lo que sucede en las playas y por qué es necesario protegerlas. «A raíz de eso se ha iniciado la monitorización y seguimiento de lo que sucede durante todo el año, siempre enfocado a la biodiversidad», añadieron. Pero a la hora de custodiar una parte del territorio se necesita de un convenio. «Lo que pasa en la custodia marina es que el mar pertenece a todos, así que se tendría que hacer un convenio con el Estado», añadieron las mismas fuentes.

El objetivo de estos acuerdos no es otro que proteger áreas específicas para cuidar la biodiversidad que abarcan. De momento, Salvem sa Badia no ha hecho ninguna solicitud en este sentido, pero tiene proyectos en marcha que es probable que vean la luz en los próximos meses. Hablaron de uno que consiste en reforestar de posidonia las aguas someras, que son las aguas poco profundas. «En la bahía se podría, por ejempo, en la zona que se deja libre en las playas para que no entren embarcaciones. Sí que es cierto que la posidonia es muy difícil porque el crecimiento de esta planta es lentísimo, pero se pueden replantar algas. De esto ya hay proyectos en marcha en Menorca y en Pollensa», incidieron.

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