«Ella es la premiada». Es lo primero que pensó José Miguel L. Romero, periodista de Diario de Ibiza, al recibir hoy el accésit de la Asociación de Periodistas de las Illes Balears (APIB) por la serie de reportajes en la que relató el camino hacia la eutanasia de Doerte Lebender, a la que acompañó en sus últimos meses de vida. «Ella es la premiada», verbaliza López Romero, que no es la primera vez que recibe uno de estos galardones. Ya recibió el primer premio en 2016 por la serie ‘Los hijos de las dides’. Este año el premio APIB ha sido también para Ibiza. La ganadora es Laura Ferrer, de Nou Diari por sus artículos sobre la pederastia.

«Un antiguo amigo, Artur Rettenberger, me dejó un mensaje en el diario porque me tenía que contar una cosa. Cuando le llamé me dijo que era algo muy serio, que teníamos que hablar», recuerda López Romero. En ese encuentro, Rettenberger le explicó que Lebender, a quien cuidaba, había solicitado la eutanasia y quería dar testimonio de todo ese proceso. «Había mucha gente que no lo comprendía y estaba Casado aún en el PP despotricando sobre la eutanasia. Ella quería dejar muy claro que no se suicidaba, que amaba la vida y que precisamente por eso no podía soportar lo que se le venía encima», explica el periodista de Diario de Ibiza, que fue testimonio, en los meses en los que la estuvo visitando y charlando con ella, de cómo se iba deteriorando. «Cada vez tenía menos voz y menos movilidad», relata.

Doerte Lebender poco tiempo después de llegar a Eivissa. a.r.

Fueron dos meses de encuentros. De visitas. De conversaciones. Tejer unos vínculos que los dos sabían que serían cortos. Pero profundos. «Ella estaba muy preocupada por mí», recuerda López Romero, que confiesa que fue un trabajo muy duro. «Cuando haces algo así sabes que vas a tener que pagar un peaje. Estar allí, con ella, en ese momento fue muy duro, pero era muy necesario», afirma el periodista, que continúa: «Estás a un metro y medio de una persona a la que están induciendo la muerte. No es fácil permanecer allí».

Hubo otros momentos complicados en la elaboración de esos cinco reportajes. Rememora, por ejemplo, la «angustia» que sintieron todos los que estaban implicados en esta historia cuando ya supieron la fecha y la hora en la que el equipo sanitario acudiría a casa de Doerte Lebender. Y el abrazo en el que se fundieron todos cuando, como ella pensaba, su espíritu estaba ya saliendo por la ventana.

López Romero se fue directo de casa de Lebender a la suya. A escribir. Durante tres días apenas hizo otra cosa que revisar las notas y teclear. Quería cumplir cuanto antes el compromiso al que había llegado con la protagonista de la serie: contar su historia, su vida, sus pensamientos. «Una de las cosas que me preocupaba era que ella no iba a leer su propio testimonio», señala. Es algo que hablaron en sus encuentros. Ambos se plantearon la posibilidad de publicarlos antes, pero rechazaron la idea. «Por la presión que ella podría recibir», indica el periodista, que reconoce que se quedó muy sorprendido de lo bien que funcionó todo el proceso. El periodista no entra a valorar la decisión de Lebender. «Las personas eligen a quién amar, en qué creen. También pueden elegir esto. ¿Yo lo haría? No lo sé, pero hay que respetar la decisión de cada uno. Hay personas que necesitan esta salida. Doerte era una mujer muy vital, era feliz, pero era prisionera de su cuerpo», relata.

El periodista confía en que los reportajes cumplieran el propósito de la protagonista. Que fueran la caja de resonancia que ella pretendía para que las personas que lo leyeran entendieran esa decisión de solicitar la muerte asistida. «Me consta que mucha gente leyó los cinco reportajes, que fue más allá del primer párrafo», comenta el autor, que reconoce que en los tiempos que corren ahora mismo en el periodismo no es fácil conseguir disponer del tiempo suficiente para contar, en profundidad, historias como la de Lebender. «Aquí tenemos la suerte de contar con una directora y una subdirectora que apoyan este tipo de periodismo y que te permiten dedicarte a él», reflexiona el periodista, que señala que esto, en las redacciones, «es cada vez más complicado». Y encontrar en las páginas de un diario este tipo de piezas artesanales, de las de ir, ver, oír y contar, de libreta y bolígrafo «empieza a ser un exotismo», lanza José Miguel L. Romero, que confiesa que no soporta «el periodismo de declaraciones».

Además de un primer premio y el accésit de la APIB, el redactor de Diario de Ibiza ha ganado dos veces el Premi Nit de Sant Joan del Institut d’Estudis Eivissencs y un accésit del Baladre, convocado por esta misma entidad, así como uno de relato de la Fundación Julián Vilás. Ahora mismo no tiene ningún proyecto entre las manos, pero sí en mente. Algo relacionado con el ciclismo. En bici recorrió las cumbres suizas este verano, un viaje en el que Doerte Lebender estuvo muy presente. «Antes de morir me dijo que nos veríamos este verano en las montañas», señala.

El palmarés

Los accésit además de para José Miguel López Romero, de Diario de Ibiza, han sido para María Ferrer y Luis Ortas, de Cinètica Produccions para IB3TV, Mamen Municio, de la SER, y Angie Ramón, de Última Hora.

Tras Laura Ferrer, el segundo premio APIB ha sido para el equipo de un reportaje de Zoom sobre mulas y droga dirigido por Jaume Perelló y Emma Socías, de Dalton Audiovisual para IB3.